THE OBJECTIVE
Luis Antonio de Villena

Latinoamérica, hispanoamérica y otros detalles

«Hispanoamérica y España son hoy una parigual comunidad cuyo fundamento es la cultura, la lengua, la mutua ayuda y la defensa contra el claro enemigo yanqui»

Opinión
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Latinoamérica, hispanoamérica y otros detalles

Alberto Fernández (Argentina), Gustavo Petro (Colombia) y Andrés Manuel López Obrador (México) | Europa Press (Montaje)

Lo que fue la enorme América del Imperio Hispánico nos llena (más cada vez) de orgullo y de conflictos, muchos de estos originados por malas interpretaciones históricas o nominales, de un lado y del otro. Con intenciones, igualmente, malas o buenas, al socaire de la política y sus bandas, y ahora más en particular con populismos de cuidado y baratura… Lo primero que cumple es deslindar términos. «Latinoamérica» nombra al conjunto de países que hablan lenguas neolatinas, derivadas del latín. Países que hablan español, portugués o francés. Es un término muy amplio y muchos hablantes lo usan mal. «Iberoamérica» se centra en los países que hablan español y portugués, es decir, incluye el enorme territorio de Brasil. Pero «Hispanoamérica» (el término que menos se utiliza hoy, pero sin duda el más exacto) engloba a los países que hablan español y que fueron parte de la Monarquía Hispánica. Sin duda es el hecho de que se trata de países que fueron virreinatos o colonias españolas, lo que lleva a algunos a preterir Hispanoamérica en favor (equivocado) de Latinoamérica o América Latina.

Resulta ridículo que hoy -no en 1821- se relacione España con la ya antigua potencia colonizadora, es algo muy pretérito. Claro que presidentes de poca talla, como el mexicano López Obrador o el colombiano Petro -para mí ínfimos y el segundo peligroso- airean lo del «yugo español». López Obrador metió en eso al papa Francisco, quien obró así con una necedad y falta de sentido histórico absolutos. Hispanoamérica y España son hoy -deben ser- una parigual comunidad cuyo fundamento es la cultura, la lengua, la mutua ayuda y -acaso- la defensa contra el claro enemigo yanqui. Sin nada que ver con Raúl Castro o con Maduro, pésimos dictadores. Comunidad de lengua y cultura que debía marchar hacia todo lo que una y nunca lo que separe. Bolívar mismo vio que sólo uniendo y no dividiendo se podrían lograr países fuertes, como fue muy brevemente la Gran Colombia. Por cierto, el nombre Colombia (ideado por el entorno bolivariano hacia 1800) viene a decir «la tierra de Colón» -España nada tuvo que ver en ese nombre- por lo que resulta necia ignorancia que allá, derribaran o ensuciaran una estatua de Cristóbal Colón.

«Durante su larga estancia en Argentina, publicó en 1926 y en un periódico porteño ‘La Hispanidad y su verbo’, que no molestó a nadie -habla de lengua y cultura, acaso de religión también»

El término «Hispanidad» -muy justo- fue aplaudido de inicio y un tanto denostado luego, porque lo usó el franquismo. Pero el término era anterior. Fue un cura (más tarde obispo) vasco, Zacarías de Vizcarra, hijo de eminente carlista y que editó en 1911 un breve catecismo en euskera, quien, durante su larga estancia en Argentina, publicó en 1926 y en un periódico porteño «La Hispanidad y su verbo», que no molestó a nadie         -habla de lengua y cultura, acaso de religión también- y que entusiasmó al entonces embajador de España en Argentina, Ramiro de Maeztu. Lo adoptaron de inmediato hombres tan notables y diversos como el republicano Madariaga, el filólogo Menéndez Pidal o el polémico historiador Américo Castro… En Francia (algo parecido) no extraña la voz «Francofonía» que engloba a los países francoparlantes. 

En verdad Zacarías de Vizcarra quiso (y logró) que el tradicional «Día de la Raza» -12 de octubre- pasara a ser, con mucho más y mejor sentido, «Día de la Hispanidad». Hay otros nombres o sintagmas que aluden a la Comunidad Hispánica, y uno de los más llamativos procede del cubano José Martí, uno de los padres de la independencia de Cuba, que nunca ocultó su amor a España. La expresión «nuestra América», que usó mucho Rubén Darío, procede del título de un libro de Martí, escrito en EEUU, «Nuestra América» de 1891. La expresión no la dice un español, sino un hispanoamericano que creyó en la cercanía de todos esos países ya independientes o a punto de serlo. Martí (intelectualmente con más hondura que Bolívar, otro criollo) dice que los Imperios europeos, incluye a la entonces decrépita España, son ya obsoletos y vetustos o lo serán a no mucho tardar, y tuvo razón, asimismo cuando alertaba del nuevo y voraz enemigo de nuestra América, «el tigre de afuera» llama Martí al imperialismo yanqui, que es quien debe preocupar (todavía hoy y mucho) y no el Imperio Hispánico. El feroz saqueo y terrible intervencionismo de los yanquis en Iberoamérica no ha cesado y es nefasto. El oscuro Gustavo Petro debe decir no «yugo español» (no tiene ya sentido) sino «yugo yanqui» que lo tiene y mucho… Hispanoamérica e Hispanidad son términos de concordia, que lejos de ir contra nadie, cultivados, nos harán mejores y más fuertes a todos.

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