El multiverso de Yolanda Díaz
«Yolanda Díaz conoce los métodos de Podemos y prefiere cameos y apariciones estelares a integrarse en una estructura de hierro como la de la formación morada»
Lo que no ha conseguido Mark Zuckeberg, el creador de Facebook, tras invertir treinta mil millones de dólares y años de investigación, lo va a intentar ahora Yolanda Díaz. Decía Zuckerberg, que el metaverso «es un conjunto de espacios virtuales donde podrás crear y explorar con otras personas que no se encuentran en el mismo espacio físico que tú». La líder de Sumar va a intentar en esta campaña moverse en distintos espacios políticos para crear y explorar un metaverso de la izquierda.
Había cierta expectación y por qué no decirlo, morbo, por conocer la agenda de campaña de Yolanda Díaz en esta campaña que llega y donde va a apoyar a la vez a partidos políticos que se enfrentan entre sí. Porque en esta diversidad de universos en los que se mueve la política gallega, lo primero que hay que recordar es que Sumar no es un partido político, sino una plataforma, un movimiento de ciudadanos y formaciones a los que supuestamente ella lleva meses escuchando para plantear un programa de acción que va a desarrollar de aquí a las elecciones generales de finales de año.
Hasta ese momento, Yolanda Díaz salta de universo en universo, con ese avatar suyo basado en la sonrisa permanente, el uso de diminutivos, el lanzamiento de «bicos» y «besiños» y la huida permanente a la hora de mojarse o definirse en temas concretos que le supongan roces o diferencias entre sus distintos universos. En su metaverso naif no tiene dificultades en anunciar que va a apoyar a todos los que ella quiere que participen en su plataforma en junio. Y le da igual que sean rivales en las elecciones del 28M.
Es manifiesto su entendimiento total con Más Madrid, en Madrid; con Compromís en Valencia, o con Ada Colau en Cataluña y también sus tensiones con los dirigentes de Podemos y con su auténtico poder, el telepredicador Pablo Iglesias. Eso, de momento, no le impide moverse en su multiverso. Por ejemplo, anuncia que estará en un mitin con Héctor Illueca de Unides Podem en Valencia. Y al día siguiente, saltando de universo, anuncia sesión de fotos con Joan Ribó el candidato de Compromís. O en el metaverso madrileño donde puede hacer doblete apoyando a la candidatura de Más Madrid e Izquierda Unida en un bastión como Rivas-Vaciamadrid, y a la vez apoyar a Podemos e Izquierda Unida en Alcorcón. Hay algunos que prudentemente prefiere evitar como el canario donde compiten Podemos e IU, con Más País y con el Proyecto Drago Alberto Rodríguez, antiguo dirigente de Podemos y ahora también enfrentado con ellos.
Yolanda Díaz vende, y vende bien en su metaverso, que con su presencia ayuda a todas las formaciones progresistas a que puedan consolidar mandatos en los territorios. Un metaverso que suena a peronista como si ella fuera la Evita que agrupa a todos los progresistas descamisados de España. Y peronista es el origen de su metaverso. En este caso, el designio de su lanzamiento al liderazgo no procede de un marido como Juan Domingo Perón, sino de Pablo Iglesias, que, seguro que más de una vez en los últimos meses, se habrá arrepentido de designar con su dedo a Yolanda Díaz y no por ejemplo a su esposa, la actual ministra de Igualdad y número dos de Unidas Podemos, Irene Montero.
En este metaverso también hay tormentas y tensiones más allá de la sonrisa permanente. Dice la líder de Sumar que lo que más le duele en no haber sido elegida mediante un proceso de democracia interna de primarias. Que le duele mucho ese pecado de nacimiento que algunos vimos como un nacimiento «in vitro». Pero más parece que le duele la exigencia de Podemos de que asuma una integración total basada en ese mismo proceso de primarias que tanto añora y ahora rehúye. Cierto es que estos mecanismos de supuesta democracia interna en el universo de Podemos acaban sonando siempre más a una realidad aumentada y dirigida que a un proceso democrático y trasparente.
Yolanda Díaz conoce los métodos de Podemos y prefiere cameos y apariciones estelares a integrarse en una estructura de hierro como la de la formación morada. Que se lo digan a la candidata en Asturias de Podemos, Cove Tomé que tuvo la osadía de enfrentarse en Asturias a la candidata oficial designada desde Madrid. Y ganó. Pues bien, ahora el vacío de su propio partido es tal que hace unos días la ministra Irene Montero acudía a Gijón a un acto preelectoral y ni siquiera avisaban a la candidata que convocaba otro acto al otro lado de la ciudad y en el mismo día. Nada nuevo en Podemos. Tomé ha sido excluida de todos los actos de partido donde se han reunido los diversos candidatos autonómicos. También la han borrado de sus redes sociales, en un vacío al mejor estilo stalinista. Esa es la democracia soviet de la formación morada.
«El 28-M ella puede conseguir algo inaudito incluso en la mecánica cuántica. Aunque ganen o pierdan las formaciones de Sumar y Podemos, ella siempre gana»
Yolanda Díaz lo sabe y prefiere esa libertad que le da el liderazgo peronista por aclamación de los suyos. El 28 M ella puede conseguir algo inaudito incluso en la mecánica cuántica. Aunque ganen o pierdan las formaciones de Sumar y Podemos, ella siempre gana. Sería como lo contrario al gato de Schródinger. Da igual que este vivo o muerto, el 28 M Yolanda Díaz siempre vive. Si hay un hundimiento podemita no sería suyo y sería un detonante de huida masiva hacia Sumar de muchos afiliados y votantes de Podemos. También podrá asumir un buen resultado de Podemos por su apoyo en campaña, aunque vaya a evitar salir en la misma foto que Belarra y Montero. En este caso habría más exigencias por Podemos, pero también más demanda de toda la izquierda para el acuerdo. Yolanda Díaz sería el gato que siempre gana.
Recordemos que Mark Zuckerberg decidió abandonar la búsqueda de su metaverso, olvidarse de los treinta mil millones invertidos para empezar a investigar en desarrollo de la inteligencia artificial. Veremos pronto también cómo de artificial y/o inteligente puede ser el entramado de Sumar tras el 28M. Pablo Iglesias está al acecho. Y Pedro Sánchez, también.