¿Perder las elecciones creando mucho empleo?
«España está creando empleos que son ocupados por trabajadores extranjeros y que, a causa de ello, carecen de derecho al sufragio en nuestro país»
Una paradoja aparente, sólo aparente, está llenando estos últimos días de muy melancólica perplejidad las páginas de la prensa afín al Gobierno. Y es que, mientras por un lado los datos de crecimiento y de creación de empleo resultan ser tan extraordinarios que superan incluso las expectativas más optimistas, por el otro la práctica totalidad de las encuestas certifican que la izquierda va a tener muy difícil retener el poder en las generales de diciembre, pero que muy difícil. Es esa chocante disonancia entre el sesgo positivo de los principales indicadores macroeconómicos y la atonía de la expectativa de voto para los partidos en el poder, correlación inversa que nunca se había producido desde los tiempos de la Transición, lo que empuja al desconcierto tanto a la Moncloa como a los analistas que le son próximos.
¿Puede resultar factible que el PSOE y sus socios pierdan las elecciones cuando la economía española está creando más puestos de trabajo que nunca, al punto de que la cifra de afiliados a la Seguridad Social alcanza a estas horas su nivel máximo de la historia, un volumen récord de 20,6 millones de cotizantes? Pues, como señalan las pesquisas demoscópicas, no sólo es posible, sino que es lo más posible. Por lo demás, entre las explicaciones que desde esos entornos del Gobierno se intentan encontrar a la desoladora evidencia de las encuestas hay, como en botica, de todo. Unos creen hallar la clave en la hegemonía de la derecha en los medios de comunicación, un control del relato dominante que sería susceptible de crear un divorcio absoluto entre la realidad objetiva y la percepción subjetiva de esa misma realidad que acaba interiorizando la opinión pública. Otros argumentan que las constantes subidas del nivel general de los precios podrían estar operando a modo de fatal contrapeso de los demás indicadores en el ánimo del electorado.
«Los de más allá especulan con que las querellas intestinas a la izquierda de la socialdemocracia actuarían como un catalizador del desencanto abstencionista»
Los de más allá, en fin, especulan con que las querellas intestinas a la izquierda de la socialdemocracia actuarían como un catalizador del desencanto abstencionista entre un segmento significativo de sus bases. Pero ninguno de ellos, sin embargo, parece haberse entretenido en analizar un poco a fondo los datos de crecimiento del empleo antes de lanzarse a buscar explicaciones de esa manifiesta abulia de la izquierda sociológica que reflejan los estudios de campo que se difunden en los periódicos. Y eso que las cifras de la EPA resultan de una transparencia cristalina a efectos interpretativos. Porque no hace falta ser ningún genio de las ciencias sociales para intuir la previsible traducción política de un crecimiento acusado del empleo que se caracterice, como en el caso de esas cifras del mes de abril que acaban de provocar la euforia gubernamental, por el predominio de la hostelería y de otras ocupaciones asociadas en mayor o menor grado a actividades relacionadas con el sector turístico.
Nada menos que el 84% de los empleos nuevos creados en España en lo que llevamos de 2023 se encuadran dentro del sector servicios; de ellos, los correspondientes a abril corresponden en más de la mitad del total, un 59,8%, a los subsectores de la hostelería, el comercio al por menor y las actividades recreativas. Yo soy barcelonés. Y en Barcelona, igual que en Madrid y que en tantas otras capitales grandes y no tan grandes del país, resulta casi imposible verse atendido por un camarero de nacionalidad española cuando se accede a un establecimiento hostelero. Nada extraño si se repara en que esa área de actividad, desde siempre caracterizada por su pocas exigencias con respecto al grado de cualificación del personal que ocupa, emplea de modo abrumadoramente mayoritario a inmigrantes extracomunitarios en sus plantillas. He ahí, por cierto, la explicación del misterio: España está creando muchísimos empleos que son ocupados por trabajadores que poseen nacionalidad extranjera y que, a causa de ello, carecen de derecho al sufragio en nuestro país. Tan simple como eso.