Torrentelandia
«Nosotros, que vivimos inmersos en nuestra realidad del día a día, no somos conscientes de la devaluación tan marcada de la calidad de nuestra democracia»
Imaginemos por un momento que un desconocido extranjero hubiera aterrizado en nuestra patria durante el último mes, apoyando sus posaderas en cualquier lugar de España, demostrando interés por la actualidad local. ¿Qué hubiera leído en los periódicos? ¿Qué imagen tendría de nosotros y de nuestro sistema democrático?
Nosotros, que vivimos inmersos en nuestra realidad del día a día, no somos conscientes de la devaluación tan marcada de la calidad de nuestra democracia. No nos damos cuenta porque el declive de nuestras instituciones gracias al sanchismo y a sus socios podemitas está siendo lento pero irremediable. Sin embargo, para el arriba citado observador extranjero, inmerso en la olla a presión de la inmediata realidad española, su única conclusión sería que España es algo parecido a una república bananera. Si luego, para reforzar su profundo conocimiento empírico de la realidad, este visitante decidiese realizar una inmersión cultural en nuestra cinematografía y eligiese ver la genial película Torrente: El Brazo Tonto de la Ley, estoy seguro de que terminaría confundiendo a esta comedia con un documental hiper-realista.
¡Bienvenidos a Torrentelandia queridos lectores!
[Como recordatorio para aquellos jóvenes que no hayan visto aun la saga, José Luis Torrente es el protagonista de una serie de comedias cinematográficas, es un policía facha, corrupto, seguidor del Atlético de Madrid y de el mítico cantante El Fary. Además de explotar a su anciano padre, ser un malhablado, comedor gorrón, ladrón de tiendas, es un borracho bebedor de whisky.]
Saco a relucir ahora a ‘nuestro’ Torrente porque estoy convencido que el genial creador de esta desternillante saga, Santiago Segura, debe de estar preparando la siguiente entrega, inspirado y fascinado con el material que la vida política le está proporcionando generosamente. El título de esta próxima película no puede ser otro que: «Torrente for Presidente».
Los recientes acontecimientos de nuestra vida política, y los personajes que la componen podrían encajar perfectamente en el guión de esta divertida y trepidante cinta de acción. Si no fuera por lo triste que resulta la realidad, el casting de políticos y la chusma que les rodea compondrían un espectacular elenco de maravillosos personajes cutres, incultos, puteros, cocainómanos, tontos enfervorizados, ególatras enfermizos, enamorados del becerro de oro, sátrapas en potencia, perroflautas, feminazis, vagos, maleantes, abusadores del diccionario, petimetres, salvapatrias, adictos falconistas, y otros friquis de todo tipo.
Ahora imaginemos el guión de la película:
Torrente investiga los casos de corrupción más disparatados de nuestra geografía nacional, viajando por toda la península ibérica en un Simca 1000. Poco a poco, detiene, encarcela o se enfrenta a los malvados friquipolíticos. A medida que avanza la peli, se va convenciendo de su superioridad moral e intelectual con respecto a la clase política y al final acaba presentándose a las elecciones, ganándolas de calle gracias a un fraude masivo de compra de votos a cambio de unas «pajillas, pero sin mariconadas» (Torrente dixit).
Como espoiler, les comentaré las diferentes escenas del arranque de la película y su ubicación:
- Gran Canaria: aquí Torrente se enfrenta al Tito Berni donde investiga el escándalo del exdiputado socialista y sus fiestas con prostitutas y cocaína, y sus cenas pantagruélicas en plena pandemia junto a diputados del PSOE y empresarios
- Madrid: nuestro protagonista investiga las razones por las que dimite María Gámez como directora de la Guardia Civil tras la imputación de su marido en un caso de corrupción
- Madrid: sin moverse del «foro» nuestro policía preferido acompaña al incalificable ministro Bolaños en el valiente asalto al palco de la Comunidad el 2 de Mayo, y disfruta con el bochorno que la escena causa en Moncloa y en el PSOE
- Vascongadas: el facha de Torrente se pone serio, la cosa no tiene gracia. Investiga las listas manchadas de sangre de Bildu y descubre que sí tenían trampa: una de las candidatas estaba inhabilitada
- Valencia: en este caso, y sin que sirva de precedente, Torrente (racista convencido) se pone del lado del portavoz del PSOE tras sus durísimos ataques a Vinicius por el Valencia-Real Madrid: «Es una vergüenza…»
- Melilla: nuestro valiente investigador viaja al Africa español y descubre el fraude masivo de votos cometido por un partido aliado con el PSOE y liderado por un personaje que ya había sido condenado por compra de votos. Ademas, detecta que los votos comprados en Melilla se pagaron con fondos de contratos públicos
- Mojácar: Torrente vuelve a acompañar a su amigo Bolaños, esta vez para apadrinar la candidatura del PSOE en Mojácar, luego investigada por la compra de votos.
- Andalucía: nuestro «poli» preferido investiga al número dos del PSOE andaluz por el secuestro de una edil de Maracena, a la que «querían dar un susto»
- Murcia: el valiente agente de la ley detiene a un alto cargo del PSOE en Murcia y una candidata a alcaldesa por otra trama de compra de votos
- Valencia: el brazo tonto de la ley reduce a un candidato del PSOE miembro de los Latin Kings y le hace renunciar a la lista electoral tras ser detenido
- Murcia: Torrente vuelve a esta maravillosa región para detener a tres personajes por comprar votos del PSOE en un pueblo y descubre que están imputados por drogas
Las escenas del desenlace del largometraje, y las de su meteórico ascenso al poder, las compras de votos, y su consagración como presidente del Gobierno las dejo para su imaginación. No son aptas, tendrían por lo menos «dos rombos».
«Todo lo descrito en estas escenas son realidades concretas. De hecho son un «copia y pega» de titulares de los periódicos»
Ahora en serio, esto no es broma. Todo esto está pasando en España. Todo lo descrito en estas escenas son realidades concretas. De hecho son un «copia y pega» de titulares de los periódicos adaptados por mí para este artículo. No son manipulaciones políticas mías, ni opiniones personales. La realidad es mucho más alucinante que la ficción.