THE OBJECTIVE
Jorge Vilches

El examen a Feijóo

«Feijóo debe parecer presidencial, el verdadero estadista de España frente a Sánchez. El contraste entre ambos debe ser claro para el electorado más corriente»

Opinión
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El examen a Feijóo

Alberto Nuńez Feijóo, tras votar en las elecciones del 28-M. | Atilano García (Europa Press)

El líder del PP no se presentaba en ninguna circunscripción, pero aceptó el reto de Sánchez de convertir estas elecciones en un plebiscito. Las cuentas del 28-M no están mal para los populares, aunque no son suficientes para darse golpes de pecho, ni para callar que hace falta rectificar algunas actitudes. Repasemos:

  1. Vox es imprescindible para gobernar en muchas localidades. El desprecio al partido de Santiago Abascal es una mala idea. Ese enfrentamiento entre «hermanos» no solo no gusta a los electores del PP, sino que dificulta los pactos poselectorales. Es cierto que el liderazgo de Feijóo se basa en la autonomía de los jefes locales para acordar gobiernos, pero la responsabilidad pública también recae en él. Es mejor aceptar la realidad -que Vox existe y es necesario para el PP- que ignorarla. La sinceridad es un valor al alza por contraste con el sanchismo.
  2. Un PP nacional sin iniciativa no engancha ni genera empatías. Está bien que Feijóo critique cada cosa de Sánchez y su Frankenstein, pero no es suficiente. La crítica sin alternativa empuja al elector a la abstención, pero no a cambiar de voto. No han calado en los votantes las propuestas del PP en temas cruciales como la atracción de inversión, la fiscalidad, el empleo, el arreglo de la seguridad social, la vivienda, la cuestión LGTB, memoria democrática y otros muchos. No vale la excusa habitual de mala comunicación, sino que no hay ideas fuertes ni valientes. 
  3. El liderazgo moderado no debe confundirse con dominar la gama de grises hasta el aburrimiento. No hay que asustar al votante centrista, al que dejó Cs ni al que reniega del sanchismo. Bien. Pero hay que animar al resto. Sin generar ilusión y empatía es muy difícil llevar a la gente a las urnas. Feijóo debería prodigarse más en los medios de comunicación, y mostrarse más cercano y contundente en sus críticas y propuestas. También tiene que aparecer más con los grandes triunfadores de la noche del 28-M, los dirigentes territoriales que han dado poder al PP. Dar la imagen de que se encabeza la tendencia ganadora y el cambio de ciclo político es crucial. 
  4. El PSOE no está muerto. Una cosa es el poder territorial y otra el cómputo general de votos. Una victoria por KO habría sido que el PP hubiera superado el millón y medio de papeletas de diferencia. En 2011 hubo 2.200.000 votos a favor del PP, en 2015 bajó a 400.000, y en 2019 el PSOE sacó 1.600.000 más que el PP. No se ha dado la vuelta a esto. El partido socialista subirá porque Sumar se ha mostrado como un espantajo mediático y Podemos no da para más. El PSOE se convertirá en el partido refugio de la izquierda para que no gobierne la derecha. Además, Vox justifica su existencia al ser el partido necesario para gobernar en muchos sitios, con lo que el pescado del voto de la derecha ya está repartido.
  5. Empieza un tiempo nuevo porque ganó el plebiscito. Feijóo debe parecer más que nunca presidencial, el verdadero estadista de España frente a Sánchez. El contraste entre ambos debe ser claro para el electorado más corriente. Frente al pato cojo de Sánchez, un político en retirada aferrado al exhibicionismo internacional, Feijóo ha de presentarse como el heredero confirmado del Gobierno. Esto merece un cambio de discurso, una mayor aparición en todas las cuestiones, y una mayor iniciativa en cualquier ámbito. Ahora tiene la responsabilidad de gestionar bien la victoria de los dirigentes territoriales y confirmar la tendencia. 
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