Irene Montero y el largo adiós
«Sólo Belarra aún espera salvar a Irene para esta Balsa de la Medusa a la que intenta agarrarse Sánchez en su intento por sumar 176 votos»
¡Ay las tendencias, cuando son imparables! Después del batacazo del 28-M para las izquierdas (práctica desaparición de Podemos, vuelo gallináceo del mal sumar de sus aliados, un PSOE con 700.000 votos perdidos, Sánchez actualizando su LinkedIn, Page & Lambán & Cía preparando su succession, ¡y hasta un rumor loco circulando por Madrid de que Albares aspirará a la secretaría general en Ferraz… y la Moncloa en 2027!), se comprueba una vez más que las elecciones municipales no son sólo -qué nostalgia de Rajoy, en lontananza, un Winston Churchill de Pontevedra- para que el vecino elija al alcalde y el alcalde elija al vecino, sino que son la primera vuelta de las generales.
Todo apunta a que Sumar (la tumba de Pudimos y su suma cero) protagonizará la debacle de la izquierda extremista, batiburrillo populista de partidillos, marejadillas, confluencillas, y compromisillos que lidera la de los suaves modales Yolanda Díaz, que sueña con un risorgimento gracias a su carita de ángel en las papeletas (lo hicieron Ruiz Mateos y Puigdemont en las europeas respectivamente de 1987 y 2019).
Desde que Iglesias se cortó la coleta, Sansón de Vallecas, y dejó la vicecomisaría política del Gobierno, la podemia ha ido perdiendo toda su fuerza (qué lejos quedan también los tiempos del sorpasso en 2016).
Irene Montero, la última barragana del polígamo hijo del Terror (o del hijo del Terror polígamo, que para el caso es lo mismo, fusión izquierdista de herriko taberna), y que como Iznogud, es «la esposa que quiso ser califa en lugar del califa», ha sido inmolada esta semana en el altar sangriento de la izquierda extrema, siempre fratricida en democracia, fuera de su hábitat natural, que son las dictaduras (¡y de eso vivimos!).
«Irene Montero ha sido inmolada en el altar sangriento de la izquierda extrema, siempre fratricida en democracia, fuera de su hábitat natural, que son las dictaduras»
El 23 de julio puede marcar el largo adiós de una era, que empezó en 2011 con los indignaditos del 15-M, aquellos que querían acabar con la casta y la caspa y cel bipartidismo desde la izquierda (como la difunta UpyD y los recientemente autodisueltos Cs lo intentaron desde el centro; solo queda Vox en el intento; mientras tanto, los nacionalistas centrífugos ven pasar desde sus taifas los cadáveres, encantados de poder volver a ser decisivos, su zona de confort).
Montero paga, sin duda, por ser la responsable de la ley de sólo sí es sí (alegraos y regocijaos, violadores), por la ley trans (regocijaos, hormonadores), por la ley LGTBI (alegraos, los alegres) y la ley del aborto (afligíos, los pro vida), pero siempre sacrificándose crísticamente por y para todos nosotros, en una larga agonía de los peces que culmina con una condena a 18 mil euros por acusar de maltratador a Rafael Marcos, ex marido de la sustractora María Sevilla («todos éramos María»), expresidenta de la asociación Infancia Libre (aka Infancia Presa).
Aún al frente del Ministerio de Igualdad (todos somos iguales, pero algunas son más iguales que los otros) y con su Banda del Mirlitón («vamos aaaa contaaar mentiiiras, tra, la, la»), ella y los suyos harán su última campaña, mientras el gran titiritero se dedica a comentar la jugada en su canal-basura Red, donde le grita ¡Sálvame! a Jorge Javier Vázquez y le ofrece una emisión entera: «Rojos y Maricones». No en vano, como dijo Rufián: «Jorge Javier ha hecho más contra el fascismo que mil campañas políticas». (También ha invitado a otro sospechoso habitual, el Jordi Évole, ¡ándale, manito!).
Sólo Ione Belarra aún espera salvar a su cuate Irene para esta Balsa de la Medusa a la que intenta agarrarse Sánchez en su desesperado intento de sumar (esta vez sí) los 176 votos que no sean del PP ni de Vox, y reeditar su «todos contra el gallego».
A Montero nadie le podrá quitar su gran logro: rompió el techo de cristal de las cajeras de España, dejando la duda, eso sí, de si cualquier otra lo habría hecho mejor: las cajeras son el pegamento social de la nación. Por su profesionalidad impecable, su sempiterno buen humor, su escepticismo senequista, su charla lenitiva con los viejitos que no tienen nadie más con quien hablar… merecerían mejores sueldos, turnos más justos y un estatuto honorífico de trabajadoras sociales.
Coda 1. Ascensoristas. Dolores Delgado va a conseguir, vía el ascensorista al que ascendió, Álvaro García Ortiz, plaza de fiscal de Sala de Memoria Democrática y Derechos Humanos (contradictio in terminis), es decir de agente comercial del bufete Ilocad de derechos inhumanos («ILOCAD es un despacho novedoso y moderno fundado por Baltasar Garzón, y trabaja con un equipo multidisciplinar para dar un asesoramiento estratégico (sic) a sus clientes»).
Coda 2. Desmemoria histórica. La presidenta del socialismo sevillano Amparo Rubiales llama al coordinador general del PP, el judío Elías Bendodo «judío nazi» que llamó tramposo a Sánchez por poner las generales en las vacaciones. Después de reconocer que no está bien meterse con las religiones, rectifica: «Bendodo sólo es nazi», quitándole así su condición de judío. (Aquí, para refrescar la memoria, un recién estrenado recorrido en español por los lugares de la Shoah en Luxemburgo).
© Leonardo Giovannini
Coda 3. Alcaldada. El PP de Daniel Sirera (vas bé cirerer!) va a dar la alcaldía al independentista Xavier Trias. Y tan cordialmente.
Coda 4. Mejor dentro que fuera: Cayetana Álvarez de Toledo parece que irá en las listas del PP por Madrid. Gracias, Olona.
Cuestionario maldito a Irene Montero:
¿Qué hará después de la política? – Seguiré de Rompetechos.
¿Le debe su carrera a Pablo Iglesias? – No, él siempre ha trabajado en casa.
¿Por qué no fue vicepresidenta a dedo? – No comento asuntos sexuales.
¿Qué aprendió cuando fue cajera? – Que dos menos dos no siempre suman cero.
¿Se arrepiente del sólo sí es sí? – Que se arrepientan primero los jueces.
¿Qué opina de Yolanda Díaz? – Nunca opino de las otras.
¿Qué votó en el referéndum del chalé de Galapagar? –El voto es secreto, pero voté por porcelanosa.
¿Hubo caso niñera? – El juez sentenció que mis hijos «no fueron cuidados por persona alguna».
¿Hormonaría a sus hijos? – No, a los suyos.
¿A qué edad puede tener sexo un niño? – ¿Desde el útero?
¿Cuántas rosas eran las trece rosas? – Paso palabra.
¿Cuánto le costó el viaje a Nueva York? – Tres camisetas de a dólar.
¿Qué les dirías a las gordas de la campaña de verano que se han quejado? – Que les hicimos el Photoshop.
¿Qué es lenguaje inclusivo? – Dljvbn@ñks badkfjvbñdkf@
¿Por qué es machirulo el PP? – Porque sus mujeres actúan como hombres.
¿Qué última ley se dejó en el tintero? – La de castración química.
¿Qué libros no recomendaría? Éramos otros, de Andrés Trapiello.