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Yolanda Díaz liquida finalmente Podemos y el pulso de Irene Montero acaba en humillación

Crece en el partido el enfado de cuadros y militantes que habían cerrado filas con Montero y ahora se ven traicionados

Yolanda Díaz liquida finalmente Podemos y el pulso de Irene Montero acaba en humillación

La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz. | Ricardo Rubio (EP)

La presión pudo con Podemos. El partido morado ha llegado al final de la negociación con Sumar en posición de debilidad y exhausto. Después de muchos tiras y afloja, Yolanda Díaz, la lideresa de Sumar, ha logrado su objetivo máximo, que consistía en alejar a Irene Montero, la dirigente de mayor peso de Podemos, de las listas electorales. La idea de que Díaz ha «liquidado» a Podemos con sus exigencias se podía escuchar entre miembros del partido morado, que se interrogaban sobre la decisión de su cúpula de firmar un acuerdo de coalición casi a cambio de nada. Hay hasta sospechas de contrapartidas ocultas en un movimiento que muy pocos en el partido entienden como desenlace final de un proceso que para muchos suena a «humillación».

Más allá de la exclusión vía «veto» a Irene Montero, que pasa directamente del ministerio de Igualdad, la bandera morada en el Gobierno de Pedro Sánchez, a la desaparición política, Díaz ha logrado también alejar de las primeras plazas a los demás dirigentes. De Ángela Rodríguez Pam y de Pablo Echenique no se sabe nada.

En Madrid, el puesto otorgado a los morados es el quinto en la lista: algo tremendamente por debajo de las expectativas, si se piensa que cuando empezó el pulso, hace un año, tal y como empezó a describir este diario, el objetivo de la dirección estatal de Podemos era imponer a Díaz el número dos de dicha lista. Ironías de la vida, ocupará este cargo Pablo Bustinduy, un dirigente afín a Íñigo Errejón que dejó Podemos en el momento más delicado del choque de 2019.

Yolanda Díaz e Irene Montero en el Congreso de los Diputados. | Ricardo Rubio (EP)
Yolanda Díaz e Irene Montero en el Congreso de los Diputados. | Ricardo Rubio (EP)

Pocos puestos de salida

La quinta plaza de la lista de Madrid significa para Podemos poder quedarse sin escaño en la capital. Internamente son consciente de ello. Las expectativas electorales de Díaz en estas elecciones no son excelsas. La convocatoria adelantada empujará el electorado hacía el duelo entre Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo. Esto significa que, según todos las cálculos que hacen tanto en Sumar como en Podemos, los primeros cuatros puestos de la lista se dan por seguro. A partir del quinto aumenta la incertidumbre. También en ese caso, Díaz se ha decantado por el errejonismo. El líder de Más País Íñigo Errejón ocupará la plaza por encima de la destinada a Podemos.

A lo largo del pasado viernes, a medida que se iba acercando la hora fatídica del registro de la coalición, casi a regañadientes por parte de los morados, se detallaban más puntos del acuerdo. Por ejemplo, el de la cuarta plaza por Barcelona, que ocuparía Lilith Verstrynge. La secretaria de Organización ha llegado en un momento muy complejo para Podemos, pero lo cierto es que durante su mandato ha logrado que se levantasen todas las direcciones regionales para criticar a la cúpula en pleno pulso con Yolanda Díaz y tras el fracaso del 28-M. Díaz le otorgará la cuarta posición de la lista por Barcelona, otra vez en el alambre. Se dan por seguros los primeros tres puestos, a partir del cuarto todo se hace más peligroso.

En Valencia, la tercera región clave para los morados, Compromís ha logrado todo lo que pedía. Primero, poner su nombre en la papeleta. Y segundo, ocupar las primeras dos plazas en las listas por Valencia. Quedan libres las cabezas de lista por Alicante y Castellón. Desde Sumar sostienen que Podemos tiene acceso a algunas cabezas de lista (por ejemplo, Navarra, donde podría ir Belarra), y alcanzar hasta siete diputados si la coalición alcanza un resultado aceptable el próximo 23 de julio. En Podemos tienen toda otra impresión. La cúpula se ha cerrado en un silencio atronador. La sensación de derrota es objetiva.

Victoria indiscutible de Díaz

Los de Díaz, en cambio, pueden celebrar una victoria indiscutible. Los portavoces de los partidos de Más Madrid y Compromís, por ejemplo, han sido los primeros en comentar lo que califican de «éxito» de la negociación. Era objetivamente difícil prever hace tan solo diez días, cuando Sánchez activó el cronómetro electoral, que Díaz y sus aliados llegaran a excluir a Irene Montero de todas las listas. No tan solo a ofrecerle un puesto fuera de Madrid, tal y como se barajó en un principio y desveló este diario, sino directamente echarla imponiendo a Podemos todas las condiciones favorables a Díaz, casi manu militari.

La decisión de la cúpula morada genera sorpresa en muchos cuadros y militantes, sobre todo los que en estos meses han cerrado filas con Montero, y han cumplido a rajatabla las órdenes durante el conflicto con los afines a Sumar. La sensación de orfandad es palpable, pero también de enfado por lo ocurrido.

Algunos empiezan a sospechar que detrás del acuerdo existen contrapartidas ocultas para Montero, y tal vez para Pablo Iglesias, cuyo proyecto audiovisual necesita de inmediato fondos y otros empujones. Pero también hay fuentes que piden cautela. Recuerdan que queda una marca electoral vacía, la de Juntas sí se puede y sostienen que de aquí al próximo 19 de junio, cuando se deben registrar las listas, queda algo de partido. Pero son la minoría. Díaz ha liquidado Podemos de un plumazo. Y ha dejado que el pulso de Montero quedara en una humillación.

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