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Tadeu

Arrimadas o la imaginación que no llegó al poder

«Había logrado lo que nadie ha logrado ni tal vez nadie logrará en la democracia española: que un partido catalán no nacionalista fuese el primer partido de Cataluña»

Opinión
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Arrimadas o la imaginación que no llegó al poder

Inés Arrimadas. | Atilano García (Europa Press)

Sin llegar al poder, y solo ostentando cargos de representación, Inés Arrimadas, brillante parlamentaria y manteniéndose en pie hasta el final, esta semana ha dicho adiós a la política. Como líder logró lo que nadie ha logrado ni tal vez nadie logre en la democracia española: que un partido catalán no nacionalista sea el primer partido de Cataluña. Era diciembre de 2017 y, sin duda, con un contexto excepcional: pocas semanas antes se había producido un golpe de estado tolerado, con declaración de independencia incluida (autosaboteada), cuyos principales artífices están hoy o fuera del país tan tranquilos, o en la calle y haciendo política. Un golpe fraguado durante meses en los que un parlamento autonómico secuestrado se puso al servicio de un gobierno sedicioso. (El delito ha desparecido y la vía queda expedita para que se repita la subversión del orden constitucional, pero a menor coste: con una mera desobediencia se podría proclamar la independencia de una parte del territorio nacional: el peaje a pagar para que Sánchez siga en el poder).

Arrimadas concentró el grueso del voto constitucionalista, con préstamos del Partido Socialista de Cataluña y del PP (el nacionalismo de Vox aún se estaba gestando), con las ideas de los 15 padres fundadores del partido: un espacio reformista, ilustrado, racional, en el que pudieran caber gentes de izquierdas y de derechas, pero, sobre todo, un frente de emergencia antinacionalista, como reacción al gobierno del Tripartido encabezado por Maragall, que certificaba la pervivencia del nacionalismo convergente. 

Por orden rigurosamente alfabético, y para que nadie olvide a estos héroes cívicos: Félix de Azúa, Albert Boadella, Francesc de Carreras, Arcadi Espada, Teresa Giménez Barbat, Ana Nuño, Félix Ovejero, Félix Pérez Romera, Xavier Pericay, Ponç Puigdevall, José Vicente Rodríguez Mora, Ferran Toutain, Carlos Trías, Ivan Tubau y Horacio Vázquez Rial.

De esos intelectuales solo llegaron a ejercer cargos de representación Xavier Pericay, en Baleares, y Teresa Giménez Barbat (bajo las siglas de la formación afín UpyD)  en el Parlamento  Europeo. Tal vez los demás hubieran debido también bajar a la arena.

Se le reprocha a Arrimadas, y no sin razón, que como líder del partido ganador no presentase un programa de investidura en el Parlament que diseñase un nuevo orden democrático de convivencia en la región. De paso, los socialistas no tuvieron que retratarse en esa votación. Bien es verdad que la investidura habría sido derrotada por la coalición nacionalista, trocando así la victoria naranja en derrota del constitucionalismo, en términos de poder gobernar. Pero siempre la ha perseguido ese acte manqué.

El resto es historia: el nacionalismo del 2017 sigue en el poder, más fortalecido si cabe por el apoyo de socialistas y  del espacio podemítico/ comunes, en una mesa de diálogo donde lo único que se dialoga es como seguir igual e impedir la alternancia en Moncloa.

Y Ciudadanos pasó de ser un actor decisivo con Rivera, y Arrimadas ya en Madrid, constituyendo mayorías de gobierno en ayuntamientos y autonomías, con cuatro millones de votos a la irrelevancia de hoy (300 mil y gracias): muchas decisiones equivocadas, la ambición alucinada del líder, guerras existenciales intestinas, es decir, lo peor de la política, fueron acabando con el proyecto más ilusionante de las últimas décadas

Nunca un partido que lo ha perdido todo ha resucitado en España. Así que este es su final. Pero sus ideales regeneracionistas son más necesarios que nunca.

Coda 1.  Sánchez manque pierda.  Servil cierre de filas socialista con el doble o nada de las elecciones generales anticipadas del 23 de julio. Tras la severísima derrota socialista (y podemítica) del 28 de mayo, Sánchez quiere jugar una última y desesperada baza, antes de pedir una colocación en la OTAN o en la Comisión: que todos los diputados electos que no sean del PP o de Vox sumen al menos 176 escaños, aunque el PSOE no sea el partido más votado ni con más escaños. Otra novedad frankenstein, después de la de gobernar por primera vez con comunistas, separatistas y exterroristas. Si lo logra, nadie, contrariamente a lo predica, lo podrá detener.

Coda 2.  Henry Kissinger cumple cien años. Contribuyó con su descomunal inteligencia, y como nadie en el mundo, a unos equilibrios impensables, unas paces improbables, unas retiradas históricas, pero también a golpes de Estado y a mantener dictaduras criminales (incluida la de la China de hoy). Un perfecto hijo (de puta) del siglo XX así como el benéfico padre protector de Occidente.

Coda 3. La confesión de Padilla. Se estrena un documental con la filmación de la controvertida confesión del escritor Heberto Padilla en 1971: ¿abyección a cambio de libertad?  Siempre quedará la duda.

Cuestionario maldito a Inés Arrimadas:

 ¿Por qué abandona la política? -Porque ella me abandonó a mí.

¿Qué haría diferente?  -Todo.

¿Qué cambiaría de su ideario? – Nada.

¿Qué le diría al perro Lucas?   -Que ya puede votar al PACMA.

¿Leerá Ciudadanos. La historia jamás contada de Fran Hervías? – Que lo lea primero él. 

¿Cómo es estar casada con un convergente?  – Amarás a tus enemigos.

¿Qué le diría a Iglesias cuando la llama hija de policía franquista? – Que yo al menos no lo reivindico. 

¿Por qué se fue de Barcelona?  -Para cambiar España.

¿Y de Madrid?  – Para cambiar mi vida.

¿Por qué no se va al PP? -Por lo mismo que no iría al PSOE.

¿Qué le diría a Macarena Olona? – Ni roja ni azul.

¿Qué opina de Vox? – No era eso.

¿Qué libro recomendaría? – El de mi amigo Arcadi.

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