Lo mejor de Irene Montero
«Nos deja como gran logro haber conseguido excarcelar a violadores y rebajar las condenas a otros, por nuestra seguridad y nuestro propio bien»
Para mí, Irene Montero ha sido, durante mucho tiempo, dominguillo infalible. Lo admito. Pasa, cuando te dedicas a la opinión, que a veces te opinas encima y, otras veces, no encuentras nada sobre lo que opinar. Pero tú tienes que entregar en tiempo y forma, ahí está mi jefe para certificarlo. Y cuando las musas no bajan al teatro o la actualidad decide no ir a favor de obra, pues yo echaba mano de la niña Montero con la soltura con la que un concursante de 50X15 le diría a Carlos Sobera que utilizaría el comodín de la llamada. La Montero era tiro hecho: cuando no tenía una ocurrencia, tenía otra. Nunca te la acababas.
Es, a la opinión, lo que Paquirrín a un chiste: es decir su nombre y te lo levanta por muy malo que sea. Así vencí yo el pánico a no tener nada de lo que escribir, sabiendo que siempre podía teclear su nombre en Google (el de Montero, no el de Paquirrín). Pero hoy, meterse con Irene Montero es lo fácil. Es casi de abusones. Hoy, que no le cae bien más que al ciudadano Iglesias (y por colecho) y hasta Belarra anda poniéndose de perfil porque si se queda en el patio con su amiga y con Echenique no la invitan a los cumpleaños de la Yoli, es como darle una colleja a un crío sin brazos ni piernas y salir corriendo: está feo. Así que hoy voy a escribir de las cosas buenas de Irene, que las tiene.
Es muy buena amiga: Irene es muy amiga de sus amigas. Ser amiga de Irene Montero es la versión poligonera de ser amiga de Georgina. Si a aquellas las suben al jet y las llevan de compras a París, y estarían dispuestas a matar avispas por ella en un yate, a las amigas de Montero les dan una secretaría de Estado o una jefatura de gabinete y viajan a Nueva York con cargo al erario. A cambio solo tienen que llamarla «jefa» y «reina» y decir en redes mucho rato que, antes de ella, todo era caos y desolación.
«Irene ha conseguido que cale la idea de que las mujeres estamos oprimidas por el mero hecho de serlo»
Es muy convincente: Irene ha conseguido que cale la idea de que las mujeres estamos oprimidas por el mero hecho de serlo, que hay una violencia que se ejerce sobre nosotras exclusivamente por ser mujeres, sin atender a ningún otro tipo de factor ni condicionante. Que hablar de multifactorialidad o tratar de entenderla en toda su amplitud es machista y facha. Ha logrado que socialmente se acepte que tiene más en común con Ana Patricia Botín una señora que friega suelos a diez la hora que con el señor que cava zanjas al sol en la puerta de la sucursal del Banco de Santander. Que este la oprime y la invisibiliza y, a la que se descuida, la viola, la mata y luego ni la llama.
Es innovadora: Ha conseguido dotar a ciertas palabras de un nuevo aire y significado, arrebatarle la carga designativa primigenia y otorgarle otra diferente. Por ejemplo, la palabra feminismo. Si antes feminista era aquel que estaba a favor de la igualdad real entre sexos y luchaba por paliar las diferencias que perjudicaban a la mujer, reivindicando las capacidades y méritos de estas, ahora el feminismo, al menos el hegemónico y estatal, el que ella representa y defiende, atenta contra todas las leyes y políticas que tienen su base configurativa en el sexo en su defensa de la doctrina queer. Ha logrado que aquellas feministas que han peleado realmente los grandes avances en materia feminista en nuestro país, las clásicas e históricas, ahora sean terfas despreciables.
Es transversal: Ha logrado unir a algunos, a uno y otro lado del espectro ideológico, en la creencia de que no hay gradación ninguna en el mal trato. Que tiene la misma gravedad el insulto desatinado durante un proceso de divorcio que el golpear reiterativamente a la parienta; lo mismo no ponerle a ella la cerveza y sí la coca cola que arrimar cebolleta en el metro; y esto último igual de grave que la violación en grupo más terrible que se pueda imaginar. Todo es maltrato y todo igual de censurable e inadmisible. No nos vayan a llamar algo feo.
«Ha conseguido ella solita para las mujeres derechos que ya teníamos»
Es muy buena vendedora: Le hemos comprado todos, sin sonrojo por su parte, que ha conseguido ella solita para las mujeres derechos que ya teníamos: poner el consentimiento en el centro (que ya estaba), que podamos estudiar lo que queramos (que ya lo hacíamos), elegir con quién nos acostamos (que también), hablar de la regla si nos da la gana… No solo eso. Nos deja como gran logro haber conseguido excarcelar a violadores y rebajar las condenas a otros, por nuestra seguridad y nuestro propio bien. ¿Dónde está la bolita?
Es brillante en las finanzas: Ha logrado incrementar su patrimonio de manera espectacular. De 2016 a 2022 pasaba de un capital de 6.823 euros a uno de 629.969. Para mí quiero esa destreza.
Es humilde y solidaria: y aún así, está con el pueblo y con los trabajadores, con esa purria maleducada que osa preguntarle en la calle cómo ha logrado el chaletazo en lugar de gritarle guapa y darle las gracias por todo lo que ha hecho por ellos. Lo fácil es estar en contra de los privilegiados cuando eres un pringado que el día 15 ya está mirando la cuenta corriente a ver si llegas sin llorar a final de mes. Lo realmente complicado y meritorio es estar en contra de los privilegios cuando tú eres un privilegiado. Y sin dejar de serlo ni tener ninguna intención de hacerlo.