MyTO

Carta abierta a Isabel Díaz Ayuso

«Estas elecciones se resumen en ‘con Sánchez o contra Sánchez’. Votaremos al PP sin fervor ninguno, sólo porque es contra Sánchez»

Opinión

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. | Europa Press

  • Nacido en Madrid en octubre de 1951, Luis Antonio de Villena es licenciado en Filología Románica. Su obra creativa —en verso o prosa— ha sido traducida, individualmente o en antologías, a muchas lenguas, entre ellas, alemán, japonés, italiano, francés, inglés, portugués o húngaro. Ha recibido el Premio Nacional de la Crítica (1981) —poesía— el Premio Azorín de novela (1995), el Premio Internacional Ciudad de Melilla de poesía (1997), el Premio Sonrisa Vertical de narrativa erótica (1999) y el Premio Internacional de Poesía Generación del 27 (2004). En octubre de 2007 recibió el II Premio Internacional de Poesía «Viaje del Parnaso». Desde noviembre de 2004 es doctor ‘honoris causa’ por la Universidad de Lille (Francia).

 

Querida Isabel, permítame este trato aún sin conocernos, acaso por el hecho de ser vecinos en Chamberí. Ante todo, lamentar de veras el aborto indeseado que ha sufrido y que sólo puede entristecer. Vea que digo «indeseado», pues creo en la libertad de las mujeres que abortan por voluntad propia. Todos conocemos cuánto dolor y cuantas circunstancias adversas (incluso para la criatura) viven detrás de los abortos buscados. Mejor que yo, usted sabrá que ninguna mujer aborta por placer.

Lo voy a decir enseguida, voy a votar al PP en las próximas elecciones del 23-J. Y se lo digo a usted porque mi primer voto a ese partido (al que jamás voté) fue en Madrid y por usted, especialmente por usted, no tanto por el señor alcalde. Usted enfrentó con dignidad al Gobierno central y vio las muchas tropelías que se deben a Pedro Sánchez. Usted dijo que las mujeres no son un colectivo monolítico (como pretendía la agresiva Montero) como tampoco los homosexuales pueden serlo. Todo lo humano es vario y plural y respetar esa pluralidad -que implica la opción irrenunciable de elegir- es labor capital y primera de todo político libre. Fui felizmente cercano y amigo del PSOE que lideró Felipe González y lo voté hasta el último día. Entenderá así, amiga Isabel, que yo respete mucho al PSOE y que por eso lamente la deriva ególatra de Sánchez que, temo lastimosamente, algo o más que algo dañe al Partido Socialista.

Afirma un amigo mío (catedrático en Salamanca) que uno de los reproches mayores que le hace a Pedro Sánchez es que por causa de su mala gestión vaya a votar al PP. En sus términos: «Reprocho a Sánchez que me obligue a votar al PP». Otros dicen, sería la hora de abstenerse porque no me agrada una izquierda antigua y una derecha que no elimina lastres viejos, pero no creo en la abstención y aquí nadie parece saber lo que es el voto en blanco. Votarán, pues. Quizá va viendo, Isabel (seguramente lo sabe ya) que estas elecciones son muy especiales, porque para muchos no se dirimen programas de partido -eso queda al fondo- sino seguir con Sánchez o mandar al hoy presidente de vacaciones. Simplifico un poco, pero estas inmediatas elecciones se resumen en «con Sánchez o contra Sánchez», y no nos referimos a su respetable persona sino a sus pactos con cualquier cosa por seguir en la Moncloa. Pactos con lo que se llama la Anti-España, sobre todo. Vea, Isabel, votaremos al PP sin fervor ninguno, sólo porque es contra Sánchez.

«Para muchos no se dirimen programas de partido -eso queda al fondo- sino seguir con Sánchez o mandar al hoy presidente de vacaciones»

Y llegados acá y suponiendo que hablo con usted tomando un café, entiendo que podría usted preguntarme cosas que no me gustan del PP. Soy radicalmente español, aunque no veo necesario llevar la bandera en la liga, es broma. Voy a razones morales -por ejemplo- en las que creo que no puede basarse una derecha moderna, y usted (divorciada, he leído) debiera saberlo. La Iglesia Católica, la religión cristiana, más que respetables y que están en nuestra historia, son una fe que algunos profesan y otros no profesamos, pero nunca debieron ser una ideología política. El catolicismo no es una ideología política pero mucha derecha antigua -aún pecando según esa fe- lo cree. No me gusta. Creo que el aborto debe de ser libre y queda en la conciencia de la mujer y supongo del marido, si lo hubiese. Creo en la eutanasia voluntaria (la buena muerte, en griego) porque si hay quien lícitamente quiere morir sufriendo en honor de Santa María, muchos no queremos sufrir. Yo no pedí venir, pero debo ser libre -sin daño a nadie- de escoger cuándo quiero salir con dignidad y en cercanía a personas queridas. Soy de los que no pienso utilizar el derecho al matrimonio homosexual, pero defendería con uñas y dientes ese derecho que no espero utilizar. Y en razón de esto -y de muchas libertades homosexuales o lésbicas o trans- veo con recelo a un PP (cierto sector) que parece ganoso de restringir la libertad moral. En igual camino, abomino de esa parte de la derecha que ve con buenos ojos -como la necia corrección política, que también utiliza cierta izquierda- la censura en cine, literatura o arte. ¿Habría que prohibir Lolita de Nabokov, verbigracia, porque habla de una nínfula que seduce adultos? No, no hay que prohibir, hay que aumentar el nivel de cultura y educación de la gente. Ese sí es un reto importante y difícil.

Como ve, querida Isabel, no parezco muy cerca del PP y estoy muy lejos de Podemos. Pero, vea, voy a votar al PP contra Sánchez, aunque días después les afee a ustedes cualquier mínimo deterioro de las libertades que pido y deseo. Un abrazo muy cordial.

41 comentarios
  1. Canela

    Me ha gustado mucho y estoy bastante de acuerdo con el autor.
    Pero creo que le atribuye al PP cosas que no le tocan: El PP no va a tocar nada de los derechos homosexuales.
    Creo que ni Vox modificaría la ley de matrimonio igualitario. Está más que aceptadísima en España.

  2. Peralbes

    El entender el catolicismo como algo meramente privado es no entender el catolicismo o confundirlo con el protestantismo.
    El cristianismo no es político, pero tiene consecuencias políticas. O se lo defiende, o se lo combate, pero aceptar una versión desnaturalizada y meramente privada es un absurdo

  3. Fedeguico

    Los izquierdistas no ignoran las falacias de bulto en que caen, pero les da igual. Justifican cualquier barbaridad apelando al fin superior que creen perseguir, como quien engaña a un niño para que se tome su medicina.
    Pero en una sociedad de personas libres e iguales existen fines contrapuestos y no unanimidad de criterios ni jerarquía de fines universalmente aceptada. No podemos consensuar fines, pero sí medios, por eso existen las leyes, sin las que sería imposible convivir. Éstas son precisamente lo contrario de mandatos más o menos generales para encauzar la vida de las personas -no pueden señalarnos ni dirigirnos hacia ningún fin-, sino una restricción de los medios que podemos legítimamente utilizar para alcanzar nuestros particulares y múltiples fines. Esa es la esencia de la ley.
    Los socialistas en general y la progresía en particular, la izquierda, son enemigos de la ley -y por tanto de la convivencia-, pues se caracterizan por los fines, la imposición de «fines sociales» a cualquier precio, frente a una derecha definida por los medios, es decir, por la tasación de los medios considerados inaceptables en una sociedad; para una genuina derecha las personas podemos hacer cualquier cosa excepto recurrir a medios criminales.

1 2 7
Inicia sesión para comentar