El 24-J empezará la lucha
«En un escenario de victoria de Feijóo con el apoyo de Vox, el Gobierno de España no estaría sometido a chantajes separatistas destructivos del bien común»
Ilustración de Arancha Tendillo.
¿Se han fijado ustedes que en toda la campaña no se hablado de la Ley electoral? Esa que destroza la ética democrática en España y permite el chantaje, o el dominio, de pequeñas minorías contra el bien común y la convivencia ciudadana. Esa que transforma el inenarrable Parlamento en una cámara territorial. ¿Han oído ustedes alguna propuesta o posición para intentar recuperar la unidad de mercado en España y la plena movilidad de bienes y factores de producción? Porque la pérdida de la unidad de mercado es gran responsable de que España sea campeona del mundo en desempleo estructural pertinaz y en dinámica de empobrecimiento y desigualdad relativas.
¿Recuerdan algún debate sobre la recuperación del español, la koiné de España, la única lengua común de todos los españoles, para todos los usos públicos y oficiales? Porque, como ha dicho en una preciosa sentencia el Consejo Constitucional francés, la koiné, es un instrumento indispensable para asegurar la libertad e igualdad de los ciudadanos. ¿Y de la Educación qué? No parece interesar en campaña que los españoles figuren a la cola de los distintos índices internacionales.
Podríamos citar más ejemplos de cómo la precampaña y la campaña han huido de abordar los temas esenciales y vertebrales de la convivencia y prosperidad de los ciudadanos españoles. Peor, ni siquiera han versado sobre los problemas genuinamente españoles como los que hemos citado (separatismo, unidad de mercado, desigualdad entre ciudadanos de primera, segunda y tercera, debilitamiento del Estado de derecho, etc…)
«El eje central de la contienda política ha consistido en amenazar con que viene el hombre del saco machista y fascista»
Honradamente, ha habido pugna de imágenes, de postureo, de eslóganes mitineros, de políticas coyunturales y, algunas veces, de sandeces bochornosas. Contenido relevante y toral, muy poquito. Y el eje central de la contienda política, por no decir único, que ha consistido en amenazar con que viene el hombre del saco machista y fascista frente a la réplica de «le juro que a mí tampoco me gusta el hombre del saco», es tan pobre y alejado de los problemas reales de España que da mucha grima intelectual a cualquier demócrata responsable.
Preguntémonos con distanciamiento y algo más de nivel sereno cuáles pueden ser los escenarios que, a partir del 24-J, van a condicionar el porvenir de los españoles, a la vista de esta campaña casi guiñolesca. Entendemos que hay tres posibles. En puridad sólo uno de los escenarios que puedan darse es realmente determinante y claro sin matices. Curiosamente es el caso en que se vuelva a reproducir la situación previa a las elecciones y el Gobierno de España caiga en manos del SSS (SanchoSumarísimoSeparatismo). Lo que antes llamábamos SPS. Sería la situación que menos dudas ofrecería, o ninguna, ya que sería una profundización de lo que hemos vivido los últimos cuatro años.
A nuestro juicio seguiríamos con un fortísimo poder de todo tipo de separatismo con camino hacia una España confederal, absolutamente desigualitaria y de tintes totalitarios, con grave deterioro de las instituciones y la convivencia democráticas, y nos despediríamos, si no lo hemos hecho ya, de la posibilidad de recuperar una democracia liberal de ciudadanos libres e iguales en derechos y obligaciones. Si así lo deciden los votos con la presente Ley electoral habrá que aceptar y ser conscientes de la realidad, porque en esta ocasión el Señor Sánchez no engaña a nadie. Y ya no quedará mucho espacio para luchar por la España que soñamos en la Transición.
El segundo escenario, más improbable, es que el Gobierno recaiga en el PP con el apoyo de minorías territoriales entre las que, por cuestión de números, debería figurar el ¡PNV! Independientemente de la náusea que nos causa el sadomasoquismo y la incoherencia del PP al apoyarse en el partido más dañino y menos fiable dentro de los separatismos reaccionarios, debemos reconocer que es una situación ya vivida y conocida en épocas anteriores. De nuevo el nacionalismo marcará las grandes decisiones, pero para reforzar una España de cacicatos más que confederal y con fuertes contradicciones entre la ejecución política y lo esperado por los votantes, lo que abriría espacios de lucha posible para frenar la deriva e intentar recuperar los valores de libertad, igualdad y solidaridad. No muchos pero algunos.
«Con un gobierno PP-Vox se ampliaría la posibilidad del renacimiento de un centro izquierda patriótico y jacobino»
Y, finalmente, el escenario que muchos consideran probable, es que el Gobierno recaiga en el señor Núñez Feijóo con el apoyo, de alguna manera, de Vox. Esa coyuntura, que sería nueva, es la más imprevisible e indefinida, pero tiene un aspecto diferencial de importancia, y es que el Gobierno de España no estaría sometido a chantajes separatistas destructivos del bien común. Se abrirían nuevos temas de discusión sobre usos y costumbres, sobre inmigración, sobre la ¡¡UE!!, que nos preocupan, es cierto, pero mucho más fáciles de controlar y gestionar por parte del PP que la deconstrucción de España, y, sin duda, la dinámica de desguace tendría un parón.
En este escenario incierto, será mucho más amplia la posibilidad de luchar por la igualdad ontológica de los españoles, por el renacimiento de un centro izquierda patriótico y jacobino, por la revalorización de la solidaridad interindividual, por una nación de ciudadanos por encima de una nación de taifas enfrentadas. Será una lucha difícil de resultado incierto, pero habrá partido al menos.
Eso significa que para muchos de nosotros, ese otro leitmotiv de las campañas que ha sido «¡Que se vayan Sánchez y sus socios!», significa que es requisito indispensable para empezar la lucha verdadera por una España democrática, progresista de verdad, no woke, de ciudadanos libres y solidarios. El 24 de julio debería empezar la verdadera lucha constructiva para el centroizquierda.
