Feijóo gana, Sánchez resiste y Puigdemont decide
«Solo existen dos posibilidades: una reedición del gobierno frankenstein corregido y aumentado, y la segunda, una improbable repetición electoral en diciembre»
Pedro Sánchez celebra el resultado electoral del PSOE en la madrileña calle Ferraz. | EFE
Gestionar expectativas, de eso van las campañas. Siempre. Y de conseguir el gobierno, claro.
Solo así se entiende que una victoria del Partido Popular en la que además ha conseguido 47 diputados más que en las anteriores celebradas cuatro años antes no parezca un éxito, sino un fracaso, y que una derrota del PSOE que pasa de primera a segunda fuerza no se considere un fracaso, sino un éxito arrollador.
Y es que a pesar de la victoria de Feijóo, Sánchez ha resistido de nuevo obteniendo incluso dos diputados más que en los anteriores comicios apoyado en dos elementos, un excepcional resultado en Cataluña de los socialistas y un mediocre resultado en Madrid de los populares.
¿Las claves de esta inesperada resolución? pues miren, dos muy evidentes.
La principal, sin duda, que los socialistas han sido tremendamente eficaces a la hora de pintar un monstruo que oponer al Frankenstein que esgrimía la oposición, un malvado Godzilla machista, xenófobo, racista, casposo y con el gorro de Vox que ha contaminado al Partido Popular convirtiendo su candidatura en puro veneno invotable por una buena parte de la sociedad española, precisamente esa parte a la que los populares debían convencer para obtener la llave de la Moncloa.
«El PSOE ha vuelto a demostrar que es la mejor máquina electoral de nuestro país»
Y otra razón añadida al menos tan importante como la primera, el PSOE ha vuelto a demostrar que es la mejor máquina electoral de nuestro país, capaz de darle la vuelta al peor de los escenarios mientras que el PP ha mostrado sus carencias en una campaña blanda, sin nervio ni colmillo en la que ha permitido a los socialistas jugar a sus anchas y prácticamente en solitario durante la última semana colocando todos sus mensajes sin apenas oposición con el resultado que todos conocemos, la desmovilización de buena parte del electorado potencial de los populares.
A partir de estos datos se pueden hacer todas las cábalas que se quieran pero lo cierto es que tras estudiar todos los escenarios solo existen dos posibilidades, la primera una reedición del gobierno frankenstein corregido y aumentado y la segunda, una improbable repetición electoral que podría producirse el próximo mes de diciembre.
Con una particularidad añadida, en esta ocasión no bastará con que los diputados secesionistas se abstengan o se ausenten del hemiciclo, esta vez Sánchez necesitará de su voto afirmativo para formar gobierno.
Y conociendo a los protagonistas seguro que Sánchez lo consigue, pero les aseguro que no será ni bonito ni gratis.
César Calderón es muy subjetivo. ¿De dónde saca que el PP perdió votos por aliarse con Vox en Valencia? Donde perdió fue en Madrid por lo de Guardiola. ¿Qué clase de gente hay en el PP? Gracias a consejeros como César Calderón y otros que pronosticaban que la moción de censura era el fin de Vox, la última semana de campaña de Feijoo fue contra Vox. ¿Para qué ponerse a hablar de Delcy Rodríguez cuando lo que falta es gestión? ¿Para qué ostentar los avances en libertad educativa en Valencia y Baleares? Hay que librarse de ese estorbo. Así resultó, Vox tendría 28 y obtuvo 33, el PP tendría 150 y obtuvo 136. ¡Había tanto por denunciar de Sánchez! Pues no, que no voten a Vox, que el voto útil. Fracasaron.
«Gestionar expectativas, de eso van las campañas. Siempre. Y de conseguir el gobierno, claro»
Vaya, César, pues leyendo su «Paisaje a seis días de la batalla», nadie lo diría. Claro que igual que Sánchez habrá cambiado de opinión, porque su «análisis» electorales que le auguraban al PP 160 escaños o más están a la altura del sonado fracaso demoscópico que se ha materializado en las urnas. Así que, la gestión de «las expectativas del PP» que ha plasmado en sus columnas, además de un auténtico truño, también se revela inútil ahora, porque, que hayan fracasado los populares en atención a sus expectativas, no quita que sean la primera fuerza política en votos y en escaños, y tampoco convierte a la segunda fuerza más votada en un «éxito arrolador», como usted intenta transmitir torpe y falazmente. ¿O es que el independentismo ha sido más votado y reforzado en estos comicios? Pues mire usted, el PP en Cataluña ha recibido más votos que ERC y JUnts, juntos, aunque no se hayan traducido en escaños.
La traducción: quedamos en manos de racistas vascos y catalanes, que hay que empezar a llamar las cosas por su nombre.