THE OBJECTIVE
Alfonso Javier Ussía

Ni están, ni se les espera, Señorías

«La gente vive mejor sin sus estupideces, sin sus engaños, sin su polarización, sin sus promesas incumplidas, sin sus mentiras, sin su derroche»

Opinión
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Ni están, ni se les espera, Señorías

Maletines de diputado a la espera de su recogida en el Congreso. | Europa Press

Le pediría a los políticos este verano que tampoco se apuren por volver. No se pongan de acuerdo tan rápido, no hace falta, de veras. Podrían estar negociando dos, tres meses, cinco, quizá, el año entero, incluso. Hagan un ejercicio en favor de los ciudadanos, sus pagadores, y retomen las conversaciones para Navidad, que es cuando se le piden cosas a los Reyes Magos. Podrían, además, prometerse sus chanchullos con la llegada de la Nochevieja, el fin de año, y todos esos intentos por mejorar para 2024 y así nos dejan de dar el coñazo al resto con sus pactos, su cambios de opinión y los volantazos que no hacen más que marearnos. Recuerdo lo que pasó en Bélgica, en 2020, que estuvieron 16 meses sin nombrar presidente y tampoco pasó nada del todo. Ni se acabaron los moules-frites ni el chocolate, y estoy seguro que la sociedad belga agradeció de todo corazón que sus dirigentes anduvieran retirados de toda esa morralla de paseos en coche oficial, declaraciones inocuas antes los medios subvencionados, y de justificar las dietas que se pulen en Ramsés y demás tugurios de la hostelería prima mientras negocian pelotazos. 

Un gobierno que se pretende formar por un exterrorista, un fugado de la Justicia, y un condenado por pertenecer a ETA tiene mucha miga. Lo primero porque exterrorista es como decir que alguien es exviolador. Lo segundo porque un fugado de la Justicia no puede ser la llave del gobierno del que se fuga y, lo tercero, porque un condenado por pertenecer a ETA sigue siendo igual de terrorista por mucha condena que cumpla. Los de Bildu parece que no han entendido que para participar en el juego de la democracia deben sacar de sus listas a todos los que pertenecieron o fueron condenados por terrorismo. Ese pequeño detalle no terminan de entenderlo. Es lógico que participen de la democracia, claro que lo es,  pero no con los que empuñaron pistolas y secuestraban a gente. Otegui, que chorrea por ser lehendakari, debería estar en la sombra o en el sol, allá él, pero no puede ser presidente de un partido político con el historial que arrastra a sus espaldas. Lo mismo que poner en manos de Eguiguren las conversaciones con los hombres de paz. Este pollo, que fue condenado por pegar a su mujer con un paraguas, es el ejemplo de esa doble moral del PSOE por ser el partido del feminismo, salvo para las mujeres libres, por mucho que Zapatero piense que somos muy pocos los habitantes del infinito universo. Seguro que si se lo proponen con más ganas, encuentran a alguno que ni haya zurrado a su mujer ni secuestrado a nadie en democracia. De hecho, podrían contratar alguna de las empresas de búsqueda de perfiles si se atoran con las entrevistas. No es tan complicado, se lo prometo. 

«No hay nadie menos permisivo que quien se dedica a separar en siglas y términos a la gente, porque todos somos iguales»

Es tan sencillo como preguntar: ¿Usted ha zurrado a su pareja? Sí, señor. Pues descartado. ¿Usted ha sido secuestrador, asesino o chivato para cometer atentados? Sí, señor. Pues descartado. Ya está. ¿Ven lo fácil que es? 

Además estoy convencido que nos saldría a los españoles mucho más barato que la clase política no trabajara. Es como lo de poner etiquetas al colectivo LGTBITQA+RNBVSTRALNSIOPANIS —perdón, me he perdido—. Hablamos de la igualdad y hemos derrochado 500 kilos al año para dejar muy claro que no todos somos iguales. Pero, ¿por qué narices nos empeñamos en poner nombres y apellidos a las personas, ya sean homosexuales, heteros o transgénero? ¿No estamos vendiendo la moto de la igualdad? Pues menos etiquetas y traten a todas las personas como iguales y verán cómo mejoramos esta loca sociedad. No hay nadie menos permisivo que quien se dedica a separar en siglas y términos a la gente, porque todos somos iguales, y este es otro embrollo que sirve para que un montón de vagos trinquen del bote del dinero público para que, simplemente, se forren a nuestra costa.  

Aguanten en sus lugares de descanso, por favor, Señorías. La gente vive mejor sin sus estupideces, sin sus engaños, sin su polarización, sin sus promesas incumplidas, sin sus mentiras, sin su derroche, sin sus chiringos…; confíen en los funcionarios para el funcionamiento del Estado, dejen de meter las pezuñas en la cultura y en los medios de comunicación, dejen de pasearse con jefes de gabinete, de prensa, de estilismo y de estupidez supina, y esfuércense en alargar sus vacaciones hasta que se den cuenta, que como en otros oficios, cuánto menos intervengan nos irá mejor al resto de los ciudadanos, que sólo pretendemos tirar adelante. Seguiremos teniendo tortilla de patatas, con o sin cebolla, se lo prometo, aunque es obvio que es mucho mejor la que no lleva, como la de Crispi en Coruña, la de José Luis en Madrid, la de Iñaki en el Muelle, de Comillas, la de la Taberna Pedraza o la de la Penela. Y si quieren discutimos de lo sabrosas que son también algunas que la llevan, como la de Colósimo, Casa Dani, la de Juana la Loca, o la que hace Raúl Herrera en norteña, pero por favor, que nuestro día a día lleve, como mucho, este tipo de enfrentamientos. Ni están, ni se les espera, Señorías. 

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