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Herramientas de extorsión

«La defensa del catalán y el desprecio al español son el núcleo teórico del independentismo, la palanca chantajista, el verdadero ‘hecho diferencial’»

Opinión

La diputada de Junts Miriam Nogueras.

  • Periodista y miembro de la redacción de ‘Letras Libres’ y autor de ‘Mi padre alemán’ (Libros del Asteroide, 2023).

Hubo una época, en los años duros del procés independentista (poco antes y poco después del otoño de 2017), en la que los independentistas catalanes intentaban convencer a la ciudadanía de que su movimiento no tenía nada que ver con la lengua. El independentismo, decían, buscaba una mejora de la democracia, implicaba decidir, era un movimiento soberano cívico, no étnico. Algunos que no eran independentistas, pero sí compañeros de viaje del movimiento hablaban de «radicalidad democrática»: el Estado español era insalvable y la mejor manera de democratizarlo era el secesionismo. Gabriel Rufián hacia campaña en el cinturón rojo de Barcelona y el Baix Llobregat en busca de independentistas castellanohablantes. En esos años, con el beneplácito de los partidos independentistas, surgió la plataforma Súmate, que representaría a los independentistas castellanohablantes. A sus mitines acudían cuatro gatos. 

Porque el independentismo siempre ha tenido que ver con la lengua; la defensa del catalán y el desprecio al español son el núcleo teórico del movimiento, la palanca chantajista, el verdadero hecho diferencial. La cultura diferente es, simplemente, una lengua diferente. Como ha escrito la lingüista Mercè Vilarrubias, «en España, los nacionalismos son nacionalismos lingüísticos. Si alguien lo dudara, solo hace falta mirar el mapa de España, y verá enseguida que allí donde se habla una lengua distinta del español, allí es donde surgen las pulsiones separatistas».

«Ante su incapacidad para otro golpe de Estado, el nacionalismo y el catalanismo pelearían por la lengua»

Cuando el independentismo rupturista, tras su fracaso en 2017, fue sustituido por el catalanismo de siempre (que es básicamente un independentismo sin golpismo), la idea de que el independentismo no tenía nada que ver con la lengua dejó de resultar creíble. Ante su incapacidad para otro golpe de Estado, el nacionalismo y el catalanismo pelearían por la lengua. A partir de la reivindicación cultural y de la exigencia de una protección especial, los nacionalistas podrían desplegar el resto de sus exigencias y chantajes.

Esta semana la nueva presidenta del Congreso, que ha sido nombrada con el beneplácito de los independentistas de Junts (que dicen que es sensible a Cataluña, es decir, sensible al independentismo), anunció que permitirá el uso del catalán, el euskera y el gallego en el Congreso con efecto inmediato. Es un ejemplo más de que la lengua para los nacionalistas no es una herramienta comunicativa sino una herramienta del chantajismo nacionalista. Quienes proponen estas ideas (que van en contra del sentido común, hay quienes incluso desean que haya traducción simultánea en el Congreso y ponen el ejemplo de la UE), no piden solo reconocimiento sino un trato de favor. 

En España el simbolismo con los nacionalistas, (los gestos que supuestamente hace el Gobierno central para reconocer la pluralidad del país) no es nunca solo simbolismo. Siempre es algo más; y ese algo más es a menudo un trato de favor, un privilegio fiscal, algún tipo de impunidad, una sobrerrepresentación. La idea de usar las lenguas cooficiales en el Congreso podría ser interesante si esas mismas lenguas no se hubieran convertido, por culpa de su politización, en herramientas de extorsión. 

10 comentarios
  1. Peanito

    Es triste que lenguas absolutamente marginales y que nadie habla ni aprecia salvo en la aldea, en el poblado, sirvan de excusa para sentirse mejores que los demás. Cuánto cateto. Son iluminados que han alcanzado una verdad que nadie más ve , una supuesta superioridad que
    nadie sensato entiende. La verdad es que llevan muchos años haciendo fuerza para ser excluidos como lo que son. Seguramente lo más correcto sería que se fuesen, pero de verdad.

  2. jorgeplaza

    Lleva razón el artículo: el idioma es el principal argumento de los separatistas y no hay más que mirar el mapa para comprobarlo. Pero es un problema sin solución. En estas mismas páginas, Anna Grau, que no es sospechosa de separatista, contaba cómo le había puesto a su hija, que «rascaba» el catalán, una profesora de catalán que sí era secesionista. Naturalmente que la señora Grau tiene derecho a continuar la tradición familiar. Naturalmente que está bien hablar una lengua más. Pero de cada cien catalanoparlantes, sesenta o setenta resultarán ser separatistas. El nacionalismo catalán, según una encuesta bien conocida del CEO catalán es cosa de rentas medias y altas, gente de muchos apellidos catalanes y lengua catalana de nacimiento y primera lengua (o exclusiva) de uso. Estamos ante un evidente conflicto étnico aunque nos dé miedo llamarlo así. El estudio del CEO lo resumía EP en este artículo
    https://elpais.com/politica/2021/02/19/actualidad/1613741557_146092.html
    y cuyo titular decía: «Entre los votantes con cuatro abuelos catalanes, el 76% quiere la independencia; mientras que entre los nacidos en otra comunidad solo la quiere el 18%. »

  3. 23xtc

    lo que no comprenden en la casa real española es que desde hace mucho han cavado su propia tumba, ella sola, por querer ser algo desde 1978.

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