La España de los referendos
«El escenario auspiciado por el sanchismo es el de un país plurinacional en el que existen conflictos políticos entre el Estado y las naciones que contiene»
Bildu y Sumar, en concreto Jaume Asens, han apoyado a Bolaños en la interlocución con Junts. Los ofrecimientos han ido en el sentido de la definición oficial de España, por la vía de los hechos, como país plurinacional y nos sitúan en la antesala de la España de los referendos.
El escenario auspiciado por el sanchismo es el de un país plurinacional en el que existen conflictos políticos entre el Estado y las naciones que contiene. El Gobierno de ese Estado con problemas, ahora en manos de Sánchez, se arroga el deber de resolver dichos conflictos por imperativo histórico y progresista. No obstante, esto tiene consecuencias.
La oficialidad de una nación supone en derecho internacional que esa comunidad tiene la facultad para autodeterminar su presente, forma de Gobierno y estatus. No hay quien dude, creo, que Bildu, PNV, Junts y ERC quieren Estados independientes, y no una España más unida con una fórmula distinta.
Los referendos, además, no tienen tantas trabas legales o institucionales en la situación política actual. Es factible y será legal. El proceso está ya en marcha. Primero se crea el relato y el precedente, y luego se impone la costumbre. La Disposición Transitoria Cuarta de la Constitución de 1978 establece la posibilidad de que el Órgano Foral navarro competente convoque un referéndum para su unión a las tres provincias vascas.
Esta posibilidad de la anexión es posible. No hay que olvidar que quieren abrir un momento constituyente y que el PSOE defendió hasta 1977 que Navarra debía estar en el País Vasco. Tampoco extrañaría, porque la mentalidad socialista es que estamos en un momento creativo y de ajuste de cuentas con la historia. De esta manera, el Parlamento foral y el gobierno de Chivite podrían reclamar esa Disposición constitucional y convocar el referéndum. El relato sería defender que es legal y democrático.
La propuesta la sostuvo Bildu en la anterior legislatura navarra, y con ella fue a la última investidura de Chivite. «Toca hablar del referéndum», dijo la portavoz bilduetarra. Y hablarán del tema. Esta convocatoria de anexión será la apertura a la España de los referéndums. Por primera vez una autonomía decidirá su situación territorial, forma de gobierno e identidad. Será como volver a la España de los referendos autonómicos del siglo pasado.
«Esto es lo que ha convencido a Junts, abrir la caja de los referendos para crear relato del Estado como contenedor insostenible de naciones que quieren expresar democráticamente su situación»
Una vez se celebre el referéndum navarro, que no me cabe duda de que saldrá positivo, se pondrá en marcha el mecanismo. Porque el Estatuto del País Vasco, con categoría de ley orgánica, establece que Navarra tiene el derecho a pertenecer a su autonomía en su artículo 2.1. Es más, dice que si se celebra dicha consulta, que es constitucional, insisto, se celebrará en el País Vasco un referéndum para la anexión. Ya tenemos otro referéndum.
Estos dos referendos suponen la ruptura del statu quo establecido en la democracia del 78. Esto es lo que ha convencido a Junts, abrir la caja de los referéndums, el cuestionamiento del sistema, la oficialidad del país plurinacional, la creación del relato del Estado como contenedor insostenible de naciones que quieren expresar democráticamente su situación.
A esto añadimos la situación favorable del Tribunal Constitucional a las fórmulas de referéndum. Está en manos de Conde Pumpido, Juan Carlos Campo y Laura Díaz, portavoces del sanchismo y de la perspectiva poliédrica del derecho, e incluso de María Luis Balaguer, que habla del derecho constructivista. El PSOE de Sánchez, por mucho que Page haga como que protesta, será partidario de los referendos, y sostendrá tímidamente una España federal que ninguno de sus socios quiere.
Asistimos así a la vuelta a 1977, a los tiempos previos a la aprobación de la Constitución, cuando se formulaba lo que debía ser este país. La estrategia es excelente, es la victoria a través de la guerra de posiciones. Hoy un poquito más, mañana otro tanto, hasta que no se entienda otra cosa que hay un vencedor lógico y un perdedor. Si aquel texto llegó a través de un referéndum, ahora será un buen puñado de ellos quienes la deroguen en la práctica.