Feminismo de hashtag
«Antaño, con represión franquista y todo, las mujeres vivían mejor de lo que viven hoy en la redacción de un diario progresista»
Dónde han ido a parar o a no parar, George Sand y todas las demás reservas feministas de antaño. Yo les digo a las amigas, a los machos ligones, a los veteranos, a las jais y a los devotos, que la política lo ha estropeado todo porque la política no es buena para nada, pero hay que leerla por eso de estar al día. Por la press nos enteramos de que nuestras futbolistas son un día campeonas del mundo y al día siguiente víctimas. Como me dice una joven diputada, «en esa pendiente se nos ha matado el país». O sea, que estaban haciendo política feminista un día, pero por el camino se ha despanzurrado algún aliade, que es como se hacen llamar estos libidinosos de cafetería de Bellas Artes. Pues antaño, con represión franquista y todo, las mujeres vivían mejor de lo que viven hoy en la redacción de un diario progresista, que menudo thriller tenían montado.
Lo cual que cada grupo requiere su estrategia de liderazgo cultural y a cada campamento hay que aplicarle la doctrina correspondiente. Los genios de la cosa igual se pensaban que el feminismo de hashtag español empezaría por las cajeras del supermercado, en lugar de las redacciones, los departamentos universitarios y demás cotos de aliades. Antes de sacar el champán o el spray de pimienta conviene ponerse al día de lo que profesa la nueva literatura feminista en los periódicos, revistas y novelas. Hay uniformidad del discurso y las formas, el pseudolenguaje es puro ‘agit prop’, no puedo tomarme en serio a quienes emplean las declinaciones gramaticales de forma artificiosa. En este ambiente, lo más fácil es no hablar y lo difícil es encontrarse al paso con mujeres que van a su aire, sin seguir ninguna corriente o doctrina. Pero poco a poco surge una contranarrativa sobre la nueva ola de denuncias, algunas mujeres llegamos a la conclusión de que se insiste en un victimismo exagerado, y toda exageración afectada es mala para la causa feminista.
«En lugar de romper con esa imagen profundamente patriarcal de la mujer, este feminismo de psiquiatría industrial insiste en reafirmar el cuento de la víctima»
Yo trabajaría en un Burger antes que aguantar a uno de esos donjuanes feministas, pero también hay otros métodos más oscuros, la mujer tiene sus armas de seducción y destrucción masiva. La mujer y el hombre siguen eligiéndose mutuamente por afinidades electivas que ni siquiera Goethe pudo aclararnos, pero también pueden rechazarse y destruirse. En lugar de romper con esa imagen profundamente patriarcal de la mujer, caracterizada por la pasividad, este feminismo de psiquiatría industrial insiste en reafirmar el cuento de la víctima. Hay que decirlo bien claro, se puede apoyar a estas mujeres desde el respeto, y no desde el espíritu salvador o tutelaje que emplean las feministras. El paternalismo crea víctimas con relatos muy potentes, pero no empodera a las protagonistas sino a las salvadoras como Díaz y Montero. Quizás en el siglo XXI las damas están obligadas a salir de su minoría de edad y aprovechar la posibilidad de una existencia autodeterminada que siglos de lucha por la emancipación les han ofrecido. Hay damas que aún queremos reconocernos al estilo de las combativas de siglos pasados, cuando aún era complicado entender a una feminista. Leyendo ‘Historia de mi vida’, de George Sand me encuentro con un feminismo que es afirmativo, consciente y autónomo. Esto hoy es cada vez más algo impensable, imposible, y lo es solamente por razones de poder o política.