THE OBJECTIVE
César Calderón

La batalla por la igualdad

«La libertad, puede cambiar -y de hecho cambia- constantemente de significado a lo largo de la historia»

Opinión
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La batalla por la igualdad

Manifestación por la igualdad. | Europa Press

Las categorías políticas no son estáticas, de hecho se mueven a lo largo de la historia adquiriendo nuevos significados en ocasiones no sólo diferentes sino en algunos casos incluso antitéticos a los de sus formulaciones originales.

Así, la tríada enunciada en la Revolución Francesa y que está en el origen de nuestros actuales regímenes democráticos, me refiero a la libertad, la igualdad y la fraternidad, no contenía en absoluto los significados materiales que todos hoy asumimos.

Esta es precisamente la tesis de Ferdinand de Saussure cuando afirma que no existe una correspondencia necesaria entre el significante y el significado, es decir que la relación entre ambas es básicamente arbitraria, de tal forma si lo llevamos al terreno político, una misma categoría, por ejemplo la libertad, puede cambiar -y de hecho cambia- constantemente de significado a lo largo de la historia pudiendo provocar  importantes ventajas a quien sea capaz de llenar de contenidos provechosos para sí o para los suyos un concepto universalmente aceptado como virtuoso y de la potencia electoral de este del que hablamos.

Un enfoque que fue completado por el postmarxista Ernesto Laclau en la que es a mi modo de ver su principal aportación a la filosofía política, me refiero naturalmente a su teorización sobre los «significantes vacíos», que serían y bajándolo mucho a tierra, palabras cuyos significados no están anclados a una roca sino que son definidos por relaciones de equivalencia o diferencia, es decir, conceptos necesariamente inestables sobre los que tomamos la decisión (hegemónica) de dotar de un sentido político concreto, determinando a partir de ese momento el posterior transcurso del debate en torno a la misma.

¿Y qué sucede cuando aplicamos esto a lo concreto? Pues veamos un ejemplo que todos conocemos perfectamente, la penúltima campaña de Isabel Díaz Ayuso y su uso de la ya mencionada Libertad, significante vacío donde los haya.

«Si la igualdad -como ya le ha pasado a la libertad- se convierte en un atributo ligado a la derecha, ¿qué le queda a la izquierda española?»

Lo que hace -brillantemente, por cierto- la campaña del PP madrileño no es otra cosa que dotar al concepto «libertad» históricamente vinculado a la izquierda y más todavía en un país como el nuestro que ha salido hace poco más de cuarenta años de una dictadura ultraderechista, dotarle decía, de una nueva cadena de equivalencias arrebatándoselo sin lucha alguna a una izquierda sorprendentemente torpe en la defensa de una de sus señas de identidad con un resultado final que va mucho más allá de la misma victoria electoral puntual y que no es otro que convertirlo en el principal atributo de su candidata sin posibilidad alguna de reversión a corto plazo.

Algo que por cierto podría volver a repetirse, esta vez fuera del ámbito estricto de una campaña con el segundo e igualmente decisivo elemento de la ya mencionada tríada revolucionaria francesa, me refiero en este caso a la Igualdad.

Un concepto también históricamente ligado al movimiento obrero en su lucha por la conquista de mejoras sociales y políticas para los más desfavorecidos que podría perfectamente ser considerado también como un significante vacío susceptible en este momento político de ser llenado con contenidos relativos a la equidad de derechos políticos y económicos de los ciudadanos de nuestro país independientemente de la región en la que vivan frente a la visión del independentismo irredentista que considera que quienes poseen esos derechos no son las personas, como dice la constitución, sino los territorios y que además, casualmente,  aquellos territorios en los que ellos viven son por alguna oscura razón que no detallan, detentadores de más y mejores derechos que que el resto de los del Estado. 

Una batalla que será determinante para identificar quién va a obtener la hegemonía en nuestro país en los próximos años ya que independientemente de que Sánchez logre o no armar un gobierno ahora, si la igualdad -como ya le ha pasado a la libertad- se convierte en un atributo ligado a la derecha, ¿qué le queda a la izquierda española?

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