MyTO

Feijóo y el pulpo en el garaje

«En sus reglas, el PSOE considera que la Constitución sobra o es moldeable si es un obstáculo para que gobierne Sánchez»

Opinión

Alberto Núñez Feijóo y Cuca Gamarra. | EFE

  • Madrid, 1967. He sido columnista en Libertad Digital, Vozpópuli y El Español. Ahora escribo en La Razón y THE OBJECTIVE y hablo en Herrera en Cope. Soy profesor titular de Historia del Pensamiento en la UCM. Tengo unos cuantos libros de historia y política.

Tiene razón el PP cuando se queja de que Yolanda Díaz no acuda a la cita con Feijóo pero sí se reúna con el fugado Puigdemont. Pero la pierde cuando a continuación dice que se va a sentar con Junts a explicar el proyecto para España que tiene el PP. La disonancia es una muestra de la situación. Mientras unos trabajan por un proceso constituyente basado en iniciativas del Congreso y ratificaciones del Tribunal Constitucional, otros están cumpliendo un protocolo que no sirve para nada. 

En esta guerra de movimientos que es la política, Sánchez gana porque el tablero y las piezas son suyas, y las reglas las ha puesto él, mientras el PP sigue un libreto caducado jugando en campo ajeno. El resultado es que Feijóo solo puede gobernar en España si consigue mayoría absoluta con Vox y dos o tres partidos unicelulares; es decir, con una carambola hoy digna de aplauso. Esta es la vieja fórmula, y llegar al poder en estas condiciones, con este ritmo y la misma actitud va a ser muy difícil. 

El sanchismo juega con unas reglas diferentes a las propias de las democracias constitucionales. Miente, distorsiona, relata y retuerce la ley apoyándose en el control de las instituciones fiscalizadoras, la labor propagandística de la prensa del movimiento sanchista, las tragaderas de su electorado, y la previsibilidad de la oposición. El PSOE puede predecir los movimientos del PP, un partido protocolario y legalista, incapaz de una decisión audaz o de levantar la voz, por lo que siempre se adelanta y juega con ventaja. 

Sánchez, a diferencia del PP, asimiló en 2016 la destrucción del bipartidismo imperfecto que se inauguró en 1977, y la importancia de los grupos parlamentarios nacionalistas para formar mayorías. Ese año Sánchez consiguió el peor resultado electoral del PSOE en su historia democrática, 85 escaños, pero dos años después, en julio de 2018, llegó a la presidencia del Gobierno gracias a la alianza con los nacionalistas. Y ahí empezó todo. Esa es la clave del poder: cualquiera vale para conseguir una mayoría suficiente contra los populares, y se puede hacer todo para lograr su apoyo. 

«El sanchismo nunca entrará en un proceso constituyente abierto y siguiendo los procedimientos establecidos por la ley porque perdería el control»

El PSOE cuenta con que su electorado no va a castigar ninguna de sus cesiones a los nacionalistas. Ni la España plurinacional, ni los referéndum o la amnistía van a encontrar oposición o protesta en el votante socialista. Sánchez ganó su plebiscito del 23-J porque sus electores blanquearon sus tropelías pasadas permitiendo así las futuras. Y para reforzar la impunidad, el sanchismo suelta el argumentario salpicado de expresiones como «mayoría progresista», «soluciones democráticas» y «desbloqueo de los conflictos generados por la derecha» que calman la conciencia de sus votantes si sienten vergüenza al verse del brazo de exterroristas, exgolpistas y fugados de la justicia. 

A estas alturas el PP debería haberse hecho a la idea de que el votante socialista moderado no existe en cantidad suficiente como para que su apoyo sirva para dar un vuelco en las urnas. Las encuestas no son las tablas de la ley y nos engañaron a todos. Otra cosa: tampoco hay un partido socialista al que clamar responsabilidad por mucho que Page finja indignación ahora, porque tragará como ha hecho siempre para evitar la purga de Sánchez. 

Este país tiene un problema muy grave. El PSOE defiende unas reglas de juego por las que no aceptaría el voto del PP para que Sánchez fuera presidente del Gobierno, pero sí de Junts aunque suponga negar el Estado de Derecho y humillar la democracia del 78. En sus reglas, el PSOE considera que la Constitución sobra o es moldeable si es un obstáculo para que gobierne Sánchez.

Ahora bien, el sanchismo nunca entrará en un proceso constituyente abierto y siguiendo los procedimientos establecidos por la ley porque perdería el control y la capacidad para satisfacer demandas de los nacionalistas. Es más seguro dirigir un proceso constituyente desde el poder y los despachos, sin pasar por las urnas y sin explicarlo a los españoles. Yolanda Díaz, por ejemplo, vicepresidenta del Gobierno, se ha plantado ante Puigdemont en Bruselas para prometer la derogación del régimen constitucional sin recurrir al protocolo con el se inicia un proceso constituyente. 

Mientras, el PP parece un partido más perdido que un pulpo en un garaje; como Vox, ojo. La mayoría absoluta en el Senado no permite un freno completo al proceso constituyente encubierto, ni siquiera tener el mayor poder territorial que se recuerda. Y menos aún si tenemos en cuenta que el Tribunal Constitucional está en manos de Sánchez. En ninguno de esos dos ámbitos, Senado y autonomías, se decide la política nacional ni se hacen leyes para todos. Siento ser pesimista, pero decir otra cosa sería mentir.

26 comentarios
  1. Perote

    Sr. Vilches, su columna de hoy me parece realmente valiosa y la considero uno de los mejores análisis que he leído en la prensa en estos últimos meses. Y como corolario, sólo el pueblo puede evitar el desastre que se avecina, pues confiar en los partidos con representación en el Parlamento resulta de una ingenuidad absurda. Las revoluciones que triunfan son las que se hacen desde arriba, como la que está haciendo Sánchez. Nunca pensé que podría llegar a vivir un desastre como el actual, pero en pocos meses quedará superado.

  2. Chambe

    No le falta razón en su diagnóstico pero digo yo que después de más de un mes lamentándose podrían empezar a proponer algo porque ya estamos aburridos de leer lo mismo y desde luego suelo ser muy crítico con el PP pero esta vez los opinadores casi me están cansando más. Para empezar no escuché a casi ninguno de ustedes afear esa campaña antes del 23J, ahora tan desastrosa. Desde luego que Feijoo estará despistado pero al menos va a conseguir presentarse a una investidura que entre otros el director de este medio calificaba de «pérdida de tiempo» a mitad de Agosto. No sé a que estrategia audaz propone usted que juegue el PP, podrían concretar?(proponer un indulto a Griñan sería buena pero no lo condenaron…) Pero para empezar a jugar necesitará un escenario como la investidura-pérdida de tiempo. Creo que Feijoo sabe que sus posibilidades son mínimas pero tiene que intentar que por azar, errores ajenos, lo que sea… se repitan elecciones o que si finalmente hay un gobierno Sanchez éste eche a andar lo más débil posible, porque eso es lo que ante esta situación -no otra, ESTA-, los votantes de derecha querríamos

  3. SUASORIAE

    Es cierto. El problema no es que el sanchismo pretenda ganar SIEMPRE poniendo de árbitros a sus amiguetes o cambiando las reglas si quiere. El problema es que el PP juega al póker y el sanchismo hace tiempo que juega a la ruleta rusa… sabiendo dónde está la bala.
    Un cambio de RÉGIMEN POLÍTICO. No se trata de un cambio de partido en el poder que adopta medidas más o menos iliberales PERO en las próximas elecciones podrán salir otros y cambiar todas las tropelías… El cambio de régimen se nota cuando en las PRÓXIMAS ELECCIONES TODOS saben con CERTEZA quién va a ganar y quién va a seguir ganando… ESA es la única razón que permite a Feijoo hacer todo lo posible AHORA pero SIN hacer lo mismo que ya hace el sanchismo. Aunque, en efecto, entre cucas y pons a veces parece que no se enteran…
    Y no se esconden: la noción de IMPEDIR que gobierne la derecha (como pasa en cualquier democracia) a TODA COSTA como EXCUSA PARA AFERRARSE AL PODER ha sido verbalizada por la Podemia (partido del gabinete), por sus votantes (¡no pasarán!) y por el propio sanchez con su “NO es NO”

1 2 6
Inicia sesión para comentar