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Control mental de la 'inritación'

«Lo que eligieron los españoles el 23-J fue no castigar a Sánchez. Para mí, esto altera el sentido de nuestra vida pública»

Opinión

Pedro Sánchez. | Alejandra Svriz

Aún insisten algunos columnistas, algunos tertulianos, en que la amnistía para los implicados en el ‘procés’ no estaba en el programa electoral del PSOE. Como si eso significara algo. Los votantes del PSOE han votado a Sánchez, es decir, al político que lo hará todo para seguir de presidente. Incluida la amnistía; es decir, incluida la derogación de la legalidad constitucional. El voto era esta vez transparente. Los votantes han votado lo que han votado. El programa electoral era Sánchez y el poder de Sánchez.

Lo que eligieron los españoles el 23-J fue no castigar a Sánchez. Para mí, esto altera el sentido de nuestra vida pública. Los españoles aprobaron su degradación: se sumaron a ella. Si los ciudadanos no solo consienten a un personaje como Sánchez, fundado en la mentira, sino que lo animan a seguir, las consideraciones racionales de carácter cívico han dejado de tener valor. Quedan, si acaso, como algo testimonial. Un apoyo para los historiadores del futuro. 

No existe conversación pública real sino solo, como ha dicho nietzscheanamente Manuel Arias Maldonado, voluntad de poder. La pelea ya no es racional. Estamos en el escenario menos habermasiano posible. Todo es retórica instrumental, solo hay simulacros de razonamientos al servicio de Gobierno. Por encima de los votantes está la élite gubernamental: ese equipo de sincronizada, por decirlo con el hallazgo de José Ignacio Wert, compuesto de periodistas, locutores, profesores, escritores, intelectuales y artistas en general que suministra las argumentaciones ad hoc en favor del Gobierno que hagan falta.

«Los españoles no han castigado a Sánchez y serán castigados por ello, según anaximándrica sentencia»

La manera de desenvolverse con dignidad en esta poza es complicada. No parece digno callar, pero tampoco (ni digno ni estético) instalarse en ese energumenismo que el cuerpo pide y que verdaderamente reclaman la circunstancias. Los caracteres coléricos estamos en un campo de minas en la España sanchista. Todo parece montado para desatar nuestra inritación: esa irritación extra de Cristos crucificados…

Pero lo saludable va a ser salir de ahí. O intentarlo al menos. Pese a que ahora ando con ese gran inritado que fue Thomas Bernhard, el descacharrante capitán Haddock de la literatura, voy a optar por un control mental de la inritación. Los españoles no han castigado a Sánchez y serán castigados por ello, según anaximándrica sentencia («las cosas deben pagar unas a otras su castigo y pena»). Esto va a ir a peor. Pero no perder la compostura. Decir las cosas (¡no callarse como los Argulloles de la vida!), pero sin alterarse. Adiestrarse en un educado desprecio.

10 comentarios
  1. Cefelener

    No estoy muy de acuerdo, porque mezcla las cosas.
    Hasta que aparezca un partido de corte socialdemócrata [no digo que ocurra] los españoles cuyo recuerdo sea el PSOE de la transición y de muchos años más, no tiene otra referencia que el PSOE o lo que sea, actual.
    No creo que una gran parte de esos votantes esté para nada de acuerdo con Pedro, pero es humano pensar que -si no existe un alternativa [Hubo un Ciudadanos, pero ya no] quieren votar, pero no a la derecha.
    Que luego Falconeti se los pase por donde les dé la gana, es un problema de orfandad, pero no de crítica.
    Tampoco tenemos seguridad de que los «viejos» estén diciendo la verdad.
    Así que, en este lío, me pongo en el lugar de los antiguos votantes-sobre todo porque mi edad me permite la reflexión.
    Solo una especie de golpe de mano contra Falconeti permitirá echarlo, hasta que el quiera.
    Y no hay otra, vista la altura intelectual de Feijoo, Gamarra analfabeta, Abascal y otros chicos del montón.
    Este camino de perdición en el que participamos todos, sí, sí, TODOS, también tú y yo.

  2. HERMONO

    Si Sánchez y sus ministros más informados decían hace nada que la amnistía no cabía en la Constitución y ahora va a caber, entiendo que van a tomar decisiones a sabiendas de que es un acto ilícito. Ergo en algún momento deberán dar cuantas a la justicia. Vueltas más graves se han visto en la historia. Forcadell lloró junto a los otros porque decía que se podía hablar de todo y votarlo y aprobarlo si había mayoría. Y ahora se le da la absoluta razón a Puigdemont de todo aquello. Con razón en Europa miran al cielo: después del follón durante años para ver si lo podían traer o no, va una señora presidenta en el Falcon, o no, da igual, a hacer manitas con esas risitas. Si la reencarnación existiera el Risitas ya habría encontrado su acomodo.

  3. MelaniusRocafull

    A hacerse trampas al solitario ahora lo llaman «control mental».

    El empacho de Bernhard le está sentando peor que fatal.

    Me gustaba leer a Montano por su sentido del humor, pero al parecer algún vampiro lo ha dejado seco.

    Pruebe con los collares y la sopa de ajo, a ver.

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