THE OBJECTIVE
Félix de Azúa

Se hace la luz

«Es muy posible que ya no exista un socialismo español, aunque se arrastre su inercia a la manera de las sectas que sobreviven a la extinción del poder papal»

Opinión
29 comentarios
Se hace la luz

Ilustración de Alejandra Svriz.

Poco a poco, si uno tiene afición a los acertijos, paciencia y mucho tiempo libre, puede ir aclarándose con el jeroglífico de algunas palabras que no es fácil saber lo que significan.

Así, por ejemplo, ahora vamos adivinando lo que quiere decir «progresismo» si Sánchez admite el deseo de Puigdemont de acabar con la infamia de 1714 que es cuando Cataluña, fuera eso lo que fuera, se convirtió en una colonia española. El progresismo tendrá que enmendar el siglo XVIII, cancelarlo y pedir perdón. Una tarea muy apropiada para esa caterva de iluminados. 

Yo habría preferido que Puigdemont exigiera limpiar la historia desde el año 711, que es cuando los Omeyas se apoderaron de España e hicieron de Cataluña una taifa dedicada al culto de Alá en la que de algún modo algunos ahí siguen. Pero bueno, si prefieren el siglo XVIII, allá ellos. En resumidas cuentas, progresismo es retroceder trescientos años.

Otra palabra difícil es esa de «izquierda», pero también se aclarará cuando Sánchez admita otro caprichín de Puigdemont y similares que es lo de la autodeterminación. La izquierda ha de trabajar mucho para complacer a los viejos carlistas porque va a tener que crear desigualdades enormes. De un lado deberá asimilar a los navarros al magma de las provincias vascas, como si fueran todos de Bilbao, lo que, siendo como son, puede provocar algunos roces. Pero también hay abertzales a los que se les ponen los dientes largos con La Rioja y no te quiero decir la que se puede armar cuando etiqueten el vino en euskera.

«De izquierdas también ha de ser abducir a todos los españoles que viven en Cataluña y acomodarlos en campos de concentración para que no molesten»

De izquierdas también ha de ser abducir a todos los españoles que viven en Cataluña y acomodarlos en campos de concentración para que no molesten. Y de izquierdas, sin duda, los movimientos imperiales que se producirán de inmediato para reunir todo el levante, incluido Murcia y las Baleares, en el área expansiva catalana. Esa siempre ha sido una tarea muy de izquierdas, la de ir ocupando tierras para explotar a sus habitantes en beneficio de una élite funcionarial.

Y finalmente, se queda uno pensando en qué querrá decir «socialista» cuando se lee ese honesto calificativo pegado a las siglas del socialismo obrero español. Un socialismo que se dedica en alma y cuerpo a mejorar el pasado, con una admirable voluntad de regreso a los feudalismos del siglo XVIII, a las oligarquías y a los caciques del siglo XIX y a los soviets del XX. Un socialismo que quiere mejorar a las provincias más ricas de la península a base de quitarles lo suyo a las más pobres. Un socialismo, el español, que encima ni siquiera lo conoce su padre, Felipe González.

Bueno, lo más probable es que no haya ya nada que pueda llamarse «progresista», «de izquierdas» o «socialista» y que se trate todo ello más bien de un efecto electrónico, un videojuego o un modo de llenar los vacíos de la radio, la prensa y la tele cuando no hay besos de Rubiales, victorias de Alcaraz, descuartizamientos, o cualquiera de los tópicos de los magacines ultra capitalistas de los periódicos de Sánchez.

Es muy posible que ya no exista un socialismo español, aunque se arrastre su inercia a la manera de las sectas católicas que sobreviven a la extinción del poder papal. Una vida figurada, hecha de mentiras, demagogia, represión y sobornos. El regreso del franquismo con un uniforme recién comprado y apestando a naftalina.

Publicidad
MyTO

Crea tu cuenta en The Objective

Mostrar contraseña
Mostrar contraseña

Recupera tu contraseña

Ingresa el correo electrónico con el que te registraste en The Objective

L M M J V S D