Hermana, te han mentido
«No toleres que apelen a las mujeres para señalar y linchar a inocentes, para criminalizar a los hombres, para asaltar la justicia o para quebrar la convivencia»
Te dijeron que el Estado opresor es un macho violador. Que somos víctimas por el mero hecho de ser mujer. Que la justicia es patriarcal. Te mintieron. Tergiversaron una sentencia para que creyeses que el sexo no consentido no era delito. Que en España los agresores sexuales gozaban de impunidad aun cuando aquella resolución condenó a los acusados a nueve años. Apelaron a tu miedo y a tus tripas para que salieras a manifestarte por unos derechos que ya tenías.
La reforma del Código Penal era prescindible, hermana. No era necesaria para colocar el consentimiento en el centro porque ya lo estaba. Lo llevaba estando desde el siglo XIX. Antes de ella, los tribunales condenaban a abusadores, agresores y violadores. Cuando afirman que, gracias a la ley del sólo sí es sí, el consentimiento está garantizado, faltan a la verdad.
También lo hicieron cuando te aseguraron que esta nueva ley no provocaría ni una sola revisión de condenas. Que los operadores jurídicos que llevamos advirtiendo desde 2019 que esto sucedería nos dedicábamos a esparcir propaganda machista. Pero tienes que asumir la verdad, hermana, porque si donde antes ponía 8 años, tras la reforma pone 6 años, no queda otra que aplicarle al reo la pena inferior. No es una opinión ni tampoco es machismo: es el artículo 2 del Código Penal.
Ahora la rebaja generalizada de las penas acometida por la ley ha beneficiado a uno de los integrantes de aquella tristemente célebre Manada. ¡Ay, hermana! Quién te iba a decir que cuando te movilizaron para reclamar un cambio legislativo contra aquel pronunciamiento judicial, estabas promoviendo una ley que llevaba aparejada una condena inferior para uno de los autores del crimen.
«Ya ves, te prometieron que te liberarían de la tutela patriarcal y ahora eres rehén de la tutela estatal»
Sé que estás tentada a no aceptar esta cruda realidad, a seguir instalada en el relato de que los jueces son «Rubiales con toga» que disfrutan aplicando la ley mal a sabiendas. Que lo sencillo es concluir que la justicia prevarica. Pero en tu fuero interno sabes que no es cierto. Que no son más que infames proclamas, eslóganes vacuos. Hermana: va siendo hora de que asumas que aprovecharon tu indignación desinformada para crear y parasitar un Ministerio que ahora no quieren abandonar. Que te usaron y te manipularon para llegar al poder. Y que te siguen usando y manipulando para aferrarse a él. Que te quieren histérica e hiperventilada para hacer de ti el parapeto que les permite no asumir responsabilidades.
En tu nombre se han rebajado las penas a más de mil agresores sexuales y liberado a casi doscientos. En tu nombre también insultan a los jueces a los que nos les queda más remedio que aplicar la ley aprobada por el legislador al que votaste y votas. Ya ves, te prometieron que te liberarían de la tutela patriarcal y ahora eres rehén de la tutela estatal.
Han hecho de ti una marioneta maltratada por su titiritero, hermana. Has sido colectivizada, victimizada y pisoteada. No eres más que una oveja pastoreada por el lobo, hermana. Tienes que decir basta. Eres tú la que tienes que poner fin a esta espiral insufrible.
Despierta, reacciona, piensa. No dejes que mercadeen políticamente con tus temores y desgracias. Rechaza de una vez que hagan pasar por soluciones lo que no son más que gestos vacíos, brindis al sol. No toleres que apelen a las mujeres para señalar y linchar a inocentes, para criminalizar a los hombres, para asaltar la justicia o para quebrar la convivencia. Basta ya de que te instrumentalicen para cuestionar derechos y libertades que son salvaguarda de la arbitrariedad y el despotismo, como la presunción inocencia o el derecho de defensa. Porque un día la acusada puedes ser tú, hermana.