Extrema derecha
«Los partidos nacionalistas vascos y catalanes son racistas, xenófobos, supremacistas y de extrema derecha. Vox es simplemente ultraconservador»
El lunes pasado se celebró el día nacional catalán con menos gente que en décadas, pero con mayores exigencias y chantajes que nunca al cada vez más débil Pedro Sánchez y, por consiguiente, a todos los españoles. Esta gente no está bien de la cabeza.
No sabemos lo que al final va a concederles el siniestro presidente en funciones, pero aún no ha aprendido lo que todos sabemos desde hace medio siglo: cada vez que les das algo a los arrogantes nacionalistas, siempre lo van a considerar un signo de debilidad, y en consecuencia van a pedir (ellos lo llaman «exigir») algo más. Ante la escandalosa oferta de amnistía disimulada bajo cualquier disfraz, ya han dicho que eso sólo es el principio. Destruir el sistema judicial español es, para esa gente, muy poca cosa.
Un historiador, Lewis Bernstein Namier, maestro de A.J.P. Taylor y feroz crítico del Tercer Reich, lo resume con agudeza: «Uno espera que la gente recuerde el pasado e imagine el futuro, pero, de hecho (…) imaginan el pasado y recuerdan el futuro».
(One would expect people to remember the past and imagine the future, but in fact (…) they imagine the past and remember the future.)
Les he incluido el texto inglés porque la traducción no es suficientemente clara, dada la diferencia entre el imagine inglés y el imaginar español. Pero la idea es exacta, los nacionalistas fanáticos viven en un pasado imaginario porque para ellos el futuro es el puro recuerdo de un tiempo que nunca existió, excepto en sus fantasías. Por eso no hay nada que negociar con esa gente.
«Ninguno de los partidos europeos de extrema derecha es tan esencialista como los excluyentes catalanes y vascos»
Hay un malentendido sobre los nacionalistas periféricos. Todo el mundo ve con extrema claridad los partidos de extrema derecha franceses, alemanes, holandeses o suecos. Pero ninguno de ellos es tan esencialista como los excluyentes catalanes y vascos, ninguno de esos partidos exige la destrucción de poder judicial, ninguno de esos partidos exige la división de Francia, Alemania, Holanda o Suecia. Los más parecidos son los flamencos, pero ellos sí fueron criados a las tetas de Hitler.
A ver si queda claro: los partidos nacionalistas vascos y catalanes son racistas, xenófobos, supremacistas y de extrema derecha. Un partido como Vox, al que todos dicen ser de extrema derecha, es simplemente un partido ultraconservador, pero no es racista, ni quiere romper el equilibrio de poderes democráticos, ni separar por etnias a los habitantes de un territorio, ni imponer la lengua de la oligarquía minoritaria a toda la población.
Como el nuestro es un país excéntrico respecto de los otros países europeos no es fácil explicarle a un extranjero que en España la extrema derecha nacionalista recibe un trato obsequioso por parte de la izquierda española. Se quedan atónitos. Más difícil aún es explicarles que, aunque dicen ser de izquierdas, no son ni de izquierdas ni de derechas, sólo les importa el dinero, al que llaman «el poder progresista».
El partido socialista tuvo en el puño a toda Andalucía durante muchos años simplemente con la fullería de repartir millones y millones del dinero del Estado (el nuestro) por entre su clientela. Ahora tratan de hacer lo mismo con toda España.
Nota: Me indigna que junto a las cien lenguas nacionalistas de España que van a usar en el Parlamento no hayan incluido el silbo canario. Con lo bonito que sería ver a la bancada progresista piando como jilgueros…