Cosas que dimos por sentadas
«Cómo no van a dulcificar a Hamás quienes llevan años aquí blanqueando a ETA y pactan con ellos. Quienes aspiran a convertir a Otegi en lehendakari»
Muchos españoles daban la democracia por sentada. Ingenuamente pensaron que la Constitución configuraba un sistema de derechos y libertades perenne cuya salvaguarda quedaba garantizada por el entramado institucional creado en torno a ella. Asumieron erróneamente que el voto de los españoles propiciaba cambios de Gobierno pero no de régimen.
Sánchez les está demostrando cuán equivocados estaban. Ante la incredulidad de algunos y el pasotismo de muchos, está evidenciando que para degradar la democracia y acomodarla a sus intereses bastaba, en primer término, con asociarse con todos aquellos que odian a nuestro país, conformando una mayoría parlamentaria exigua que les permite manipular la legalidad para sustraerse de ella. La segunda fase pasó por asaltar el Tribunal Constitucional copándolo de esbirros dispuestos a avalar con ingeniería jurídica el desmantelamiento democrático. La tercera pasará por asaltar la justicia para acabar con la división de poderes.
También dimos por sentado —y en este nutrido grupo yo me incluyo— que el antisemitismo había sido relegado a su mínima expresión en Europa. Que vencimos al nazismo y lo expulsamos de las instituciones. Nada más lejos de la realidad. La izquierda española, ésa que presume de ser la verdadera, es un nido atestado de antisemitas.
Los mismos que han retorcido el término «negacionismo» para extenderlo al cambio climático o a la violencia de género habilitando así el poder calificar de «nazi» a cualquiera que cuestione sus dogmas ideológicos, justifican estos días la masacre terrorista cometida contra los judíos en el sur de Israel. Vamos, lo que podríamos calificar de negacionismo puro y duro.
Pero a diferencia de los nazis de antaño, que exhiben la simbología tradicional sin ocultarse, ellos se refugian en el apoyo al pueblo palestino que les importa entre poco y nada. Si de verdad les preocupase el futuro de Palestina, reprocharían a sus ciudadanos el haber entregado las llaves de su destino a una organización terrorista como Hamás. Porque no se puede construir paz alguna con animales que masacran a civiles, mujeres y niños. Que decapitan y queman a bebés en sus cunas.
«Su odio a lo occidental es tan intenso que les lleva a abrazar cualquier causa que ayude a debilitarlo»
Pero claro, cómo van a reprochar a los palestinos su connivencia con el terrorismo los mismos que pactan aquí con los herederos de ETA, que colocaba bombas en casas cuartel para asesinar a los hijos de los guardias civiles o que ejecutaban con un tiro en la nuca a los ciudadanos que se les enfrentaban. Cómo no van a dulcificar a Hamás quienes llevan años aquí blanqueando a ETA y pactan con ellos. Quienes aspiran a convertir a Otegi, exmiembro de la banda terrorista, en lehendakari.
Dimos por sentado que la izquierda española había sido capaz, de forma mayoritaria, de enterrar el estalinismo y el antiimperialismo americano. Pero no, siguen detestando a Occidente y a los valores en los que se cimentan sus democracias. Les repugnan el libre mercado y la libertad individual en torno a los que se construyen las prósperas civilizaciones burguesas que atestiguan la derrota del comunismo. Su odio a lo occidental es tan intenso y profundo que les lleva a abrazar cualquier causa, ideología o movimiento que ayuden a debilitarlo y subvertirlo, por más que el precio a pagar sea alto, muy alto.
De ahí su tolerancia indisimulada con el islamismo radical aun cuando quienes lo profesan aspiran a sustituir nuestros derechos fundamentales por su fundamentalismo religioso. Porque el actual sistema de fuentes del ordenamiento jurídico español, sustentado en la ley, la costumbre y los principios generales del derecho, sería desplazado por las prédicas de los imanes en las mezquitas. Porque a las mujeres se nos impondría el velo islámico y desaparecerían nuestros derechos. Porque la libertad sexual y la dignidad de la persona serían pisoteadas por el dogma religioso.
Y lo saben, claro que lo saben. Son conscientes de que esas banderas que enarbolan aquí no podrían ondearlas en esos territorios a los que defienden. Pero ya lo dijo Pablo Iglesias cuando, allá por 2013, justificó los pagos que recibía su productora del régimen iraní: la geopolítica es así y obliga a cabalgar contradicciones. Ellos siempre lo han tenido claro.
Aburres, Guada.
Yo no se qué o quién habrá sido el encargado de conseguir que la sociedad occidental se dedique a elegir bando en función de los acontecimientos políticos: pro vacunas o anti vacunas, pro israelí o pro árabe, feminista o machista, liberal o comunista, disoluto o patriótico, maricón u homofobo, invasor o xenófobo, mísero o capitalista, Ucranazi o pro Putin, golpista o fascista, expoliado u okupado.
No tengo ni idea, quien habrá conseguido volver gilipollas a la sociedad mientras le roban la cartera, pero el mundo es mucho mas complejo y ésto pinta muy mal, la sociedades no pueden permitirse el lujo barato de ser tan imbécil mientras la empobrecen y esclavizan.
Llevan a la gente por donde quieren como si fueran ovejas,
Desde las leyes de genero al covid ,pasando por la guerra de Ucrania o el ataque al Israel no son mas que operaciones de desestabilización para reorganizar el mundo al interés de unos pocos.
A ver de que manera esquilan a las ovejas occidentales esta vez.
Yo no estoy a favor de ningún bando!!!
Vale, pero el salvaje terrorismo hay que condenarlo siempre. Quienes utilizan el terrorismo desacreditan cualquier causa
Está claro que el ataque a Israel es una declaración de guerra por medio de un ataque salvaje y por lo tanto Israel puede arrasar lo que le venga en gana, el problema es saber quien esta detrás yhasta donde piensan extender el conflicto y para qué.
El terrorismo islámico lo llevan utilizando las naciones occidentales desde hace mas de cuatro en años y todos estos grupos son grupos creados y utilizados por EEUU,, Inglaterra o el propio Israel.
A ver si va a resultar que la cúpula de Hamás son todo agentes del Mossad infiltrados (¡?). Como en la surrealista novela de Chesterton “El hombre que fue jueves”. Por si acaso, que los palestinos los maten a todos, que Alá reconocerá a los suyos.
Si el terrorismo islámico actúa al servicio de políticos occidentales, razón de más para que lo exterminemos todos juntos, judíos, cristianos y musulmanes, y seamos implacables con quienes de alguna manera lo justifican.
Para Fedeguico:
Los que no pueden invocar ningún derecho de propiedad son los que no estuvieron allí y llegaron a partir de una fecha y se hicieron con la propiedad y el control de un territorio que ya tenía unos pobladores y propietarios de centenares de años,
Supongo que la exigencia jurídica de un registro de la propiedad «La propiedad como concepto jurídico requiere de una previa legislación que la garantice.» Es una broma que nos dejaría a todos en la intemperie,
La paz NO es un concepto fundamental, la justicia SÍ lo es.
Los Estados políticos que hay actualmente en el mundo son todos resultado de la guerra y la conquista. En este contexto hablar de derechos de propiedad, jurídicos o éticos, sí que parece una broma, cuando lo que tiene un Estado es la posesión -no exactamente la propiedad, ¿reclamable ante qué juez instituido? – de un territorio cuya integridad defiende con sus fuerzas armadas sin otra garantía.
Normalmente, este orden mundial sólo se puede alterar por la guerra, que es lo contrario del derecho, con lo cual hay un total contrasentido en invocar el derecho a perturbar una convivencia pacífica previa. Para poder apelar a derechos primero hay que renunciar a la guerra y a toda forma de violencia como manera de resolver un conflicto político; pero si decides ir a la guerra sin cuartel, no te olvides de que puedes perderla. Y entonces te jodes y punto. Quien pierde una guerra, ¡ay de los vencidos!, pierde todo derecho presente y futuro.
La justicia propiamente no existe. El concepto fundamental es el de injusticia y la única manera consistente es definirla como el acto de iniciar una agresión, en este caso guerra, alterando la convivencia pacífica, es decir, violando derechos fundamentales. Quien inicia una guerra cuando había paz -convivencia presidida por un estado de derecho o al menos cierto imperio de leyes naturales- siempre es éticamente culpable y contra el mismo deben posicionarse todos los decentes y pacíficos -no confundir con pacifistas-. Con mayor razón si este agresor llega al extremo de degeneración moral del terrorismo.
De las guerras y agravios pasados hay que hacer tabla rasa o nunca habrá paz (fundamental para que no exista injusticia). Puede que los anglosajones de EEUU masacraran en su día a los sioux y les robaran sus tierras, pero eso no da derecho a un apache actual a empezar a matar a inocentes en Nueva York. El supuesto desafuero sufrido por los palestinos no me parece ni mucho menos tan claro.