MyTO

A elegir: desastre o mentira

«Hay una esperanza: que Sánchez incumpla, como tantas veces, sus compromisos y esas leyes que están detrás de los acuerdos jamás sean llevadas al Parlamento»

Opinión

Ilustración de Alejandra Svriz.

  • Joaquín Leguina. Villanueva de Villaescusa (1941). Nací en el año del hambre, pero lo hice en la tahona de mi abuela Pilar. Estudié el bachillerato con los curas escolapios en Santander y la licenciatura en CC. Económicas en Bilbao. Después fui becado en la Sorbona, donde obtuve dos master y un doctorado. También me doctoré en la Complutense. Más tarde saqué la oposición a Estadístico Facultativo del INE (hoy Estadístico Superior) y como tal trabajé para la CEPAL en Chile, donde me pilló el golpe de Estado de Pinochet.
    He sido profesor en la Complutense y concejal en el Ayuntamiento de Madrid. Y diputado nacional. Ah, se me olvidaba (hace ya tanto tiempo), también he sido presidente de la Comunidad de Madrid durante doce años. He escrito novelas, relatos, ensayos y cientos de artículos en variados periódicos y revistas.

La negociación del sanchismo con los separatistas catalanes y vascos –que Sánchez pretendía llevar en pudoroso silencio- lleva en la calle tanto tiempo que no podía dejar indemne a su promotor. El malestar y la protesta se dispararon cuando se hicieron públicos los escritos, primero con ERC y después con Puigdemont.

Muchos y buenos analistas han puesto el grito en el cielo y a ellos se ha sumado toda la Judicatura, los fiscales y notorios colegios de abogados. Si a ellos se unen la mayoría de los grandes ayuntamientos, las comunidades autónomas regidas por la derecha y muchos millones de españoles que estamos hartos de que una sola persona ponga en peligro nuestra convivencia a cambio de seguir en La Moncloa, no veo que el porvenir político de Sánchez vaya a ser un camino lleno de rosas.

Un analista que conoce muy bien el viejo PSOE, Ignacio Varela, ha escrito en El Confidencial (Sánchez, campeón de la discordia nacional) a este propósito lo siguiente:

«A cada hora que pasa, se hace más visible que la obcecación de Pedro Sánchez por conseguir una investidura a cualquier coste, sobre la base de una alianza del PSOE con todo el bloque anticonstitucional del Parlamento y tomando como punto de partida una ley de amnistía que carece de fundamento constitucional, de consenso político y de respaldo social, tiene tanta relación con la concordia como lo tuvo la Komintern con los derechos de la clase obrera».

España es hoy, gracias a Sánchez, un campo de discordias políticas. Se ha impuesto (y los autores han sido Sánchez y sus compañeros de viaje) un doble bloqueo político: progresistas contra la derecha extrema y la extrema derecha.

«Puigdemont se ha permitido el lujo de definir los términos de un posible acuerdo, y de vetar la presencia en la mesa del PSC»

Antes, Sánchez ha convertido a su partido (son palabras de Varela), «en un rebaño irreconocible […] su adhesión mil veces reiterada al uso alternativo del derecho y, sobre todo, una política de alianzas que, para extirpar del juego político cualquier vestigio de concertación en el espacio de la centralidad, le obliga a compartir el poder con la colección completa de los partidos cuyo propósito primordial es liquidar la vigencia de la Constitución del 78».

Estas negociaciones que nos han llevado a donde estamos no se parecen en nada a una negociación para una investidura, sino que nos han mostrado al triunfador: un partido separatista liderado por un individuo perseguido por la Justicia y acusado de una retahíla de delitos entre los que ya se ha incluido el terrorismo; un partido que obtuvo un 1,6% del voto a nivel nacional y quedó en las elecciones del 23 de junio en la quinta posición en Cataluña.

Puigdemont se ha permitido el lujo de definir los términos y los límites de un posible acuerdo, y de vetar la presencia en la mesa del PSC.

Pero, ¿quién era Puigdemont antes de entrar en esta maldita negociación? Era un político acabado e irrelevante y esta entrada en escena le ha permitido, en palabras de Manuel Marín en Abc (¿De quién depende la amnistía? Pues ya está), «criminalizar al Tribunal Supremo, manejar el Congreso, silenciar al Consejo de Estado, y sentar en la sala del piano de un hotel de Bruselas al mensajero Santos Cerdán». En efecto, la cosa no va bien cuando cada votación del Tribunal Constitucional está predeterminada; cuando se impulsan perdones selectivos para terroristas, corruptos o narcos; cuando desde el separatismo se exige procesar a los jueces que aplicaron entonces la ley.

Pero hay una esperanza. ¿Cuál? Que Sánchez incumpla, como tantas veces, sus compromisos. Y cuando los acuerdos firmados con ERC, con Junts o con el PNV haya que convertirlos en leyes o en decretos, Sánchez incumpla lo firmado y esas leyes que están detrás de los acuerdos jamás sean llevadas al Parlamento. ¡Ojalá!

Lo dicho: mejor la mentira que el desastre.

7 comentarios
  1. NiNeu

    Hola,
    En realidad las opciones no son cumplir lo pactado y mentira, porque cabe la opción de que Sánchez haga cosas aún peores que las pactadas. A fin de cuentas harán cuanto considere necesario para seguir en el poder, sea lo que sea. Las opciones son desastre o elecciones, nada más .

  2. Casandro

    Dice el autor, «Pero hay una esperanza. ¿Cuál? Que Sánchez incumpla, como tantas veces, sus compromisos»

    Grave error, Sanchez jamás ha incumplido sus compromisos, ni con EEUU, lOTAN, UE y muchos menos aún con Soros, la agenda 20-30, los fondos de inversion, el robo, expolio, saqueo y desguace de la nación, la imposición de leyes totalitarias ordenadas desde el exterior. Sanchez ha cumplido sus compromisos y encargos globalistas mejor que Alemania o Francia, España es mucho mas totalitaria, que es a lo que vamos y es en lo que estamos.

    Menos mal que hay personas aunque sean americanos que saben verlo.

    «Una de dos. O viviremos en una dictadura, y ahí es hacia donde nos estamos moviendo, o habrá algún tipo de reacción popular que nos devolverá a la democracia. Vamos camino de una colisión y, una vez más, España muestra el camino. Si alguien quiere saber cómo serán los próximos diez años en el resto de Occidente, que mire a España. No es la primera vez que sucede.»

    Tucker Carlson. «La Gaceta»

    .

  3. JaimeRuiz

    Vana esperanza, Sánchez no incumplirá porque su futuro político, no sólo en esta legislatura sino también después, depende del bloque que ha formado con los comunistas y los secesionistas catalanes y vascos. La cuestión es otra, ¿cómo es que ningún político que haya pasado por el PSOE pide a los diputados que voten NO a la investidura de Sánchez? Porque la amnistía y la constitución les importan menos que la lealtad a su bandería. Por eso Page clama que no se debe buscar transfuguismo entre los diputados de Castilla-La Mancha. Visto todo lo que ha hecho Sánchez desde 2019, lo lógico sería que alguien pensara en dividir al PSOE para dejar al aventurero con su banda, pero antes que eso prefieren ser cómplices y quedar bien con sus amigos, por corruptos, totalitarios y criminales que sean.

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