Nuestro desplome político y… económico
«Me temo que el Gobierno quiera arreglar las cuentas públicas con nuevas subidas de impuestos impulsando así a la baja a la renta disponible de los ciudadanos»
La entrega por Sánchez de la amnistía que le han exigido los delincuentes independentistas para hacerle presidente de Gobierno, el resto de las cesiones políticas realizadas al variopinto conjunto de socios de Gobierno y parlamentarios que le acompañan, la incorporación al Consejo de Ministros de radicales comunistas, el conflicto diplomático con Israel gratuita y torpemente generado, la felicitación y agradecimiento recibidos de los terroristas de Hamás…, todo ello conforma un conjunto de irresponsabilidades y de necedades que están desplomando la imagen política nacional e internacional del Gobierno español afectando negativamente a la de España como país. Junto a ello se está produciendo también el desplome económico que muchos veníamos anunciando y que el propio Sánchez, la Calviño y todos los suyos negaban, siendo la negación fruto de su ignorancia, de su cinismo o, lo que es peor, de ambas cosas.
Los que somos liberales y creemos en la economía de mercado sabemos que son las empresas privadas las que crean progreso, riqueza y empleo. Por ello concedemos la relevancia que tiene a la evolución de las ventas empresariales. Y es esta variable la que está poniendo de relieve que nuestra coyuntura económica actual es crítica y consecuentemente nuestro futuro económico poco halagüeño. Basta mirar con cierto detenimiento determinados datos oficiales para cerciorarse de hasta qué punto la coyuntura económica se ha congelado. Para exponerlo vamos a recurrir a la Estadística de Ventas Diarias del Sistema de Suministro Inmediato de Información —SII— que publica periódicamente la Agencia Tributaria.
Como sabemos, el SII obliga a las Grandes Empresas —aquellas que facturan más de seis millones de euros al año— a remitir a la AEAT el detalle de sus registros de información dentro de los cuatro días siguientes a aquél en el que se expide la factura. Es esta inmediatez la que otorga un considerable valor a la información obtenida como testigo rabiosamente próximo de la evolución de la coyuntura. Únase a esto que, aunque las empresas obligadas por el SII representan solo un 1,5% del censo empresarial, sus ventas suponen el 70% del importe de las ventas nacionales, muestra más que representativa de la población a la que va referida. La estadística SII refleja los importes de ventas declarados referidos a periodos sucesivos que, en aras de lograr la máxima homogeneidad posible, son de duración cuatrisemanal, determinándose cada uno de los periodos eliminando la semana más antigua del anterior y agregándole la siguiente a la más moderna del precedente.
La cuestión es que, en sus últimas ediciones, este magnífico testigo de coyuntura que es la Estadística SII viene reflejando una más que preocupante caída de las ventas empresariales, dato alarmante pues su reducción es la palanca que empuja al posterior empeoramiento de todos los indicadores económicos y consecuentemente al agravamiento del estado de salud de nuestra economía.
Efectivamente, de acuerdo con la metodología descrita la última estadística SII publicada por la AEAT indica que los últimos cinco periodos cuatrisemanales las ventas empresariales muestran una tasa interanual de crecimiento negativa. En concreto, la reducción interanual de las ventas habidas en la semana que va del 11 de octubre al 7 de noviembre es de 2,4%, siendo las reducciones de los cuatro periodos anteriores del 2,3% —periodo del 04-10 al 31-10— y del 1,3%, 2,0% y 2,5% para los tres periodos precedentes. Ciertamente, los datos expuestos son malos y auguran más que probables nuevas reducciones interanuales de las ventas en los periodos sucesivos.
«La negativa tendencia actual de las ventas empresariales es el mejor testigo de la crítica situación de nuestra economía»
De manera más sintética también puede verse en la Estadística SII la evolución por años del promedio diario de ventas. Así, si en 2012 la citada ratio fue 3.501 millones de euros, en 2022 fue 4.348 millones de euros, lo que implica un crecimiento interanual del 24,2%. Sin embargo, el promedio diario de ventas en lo que va de 2023 es 4.276 millones de euros, un 0,6% menos que el año anterior. Eso a pesar de que durante los tres primeros meses del presente año el promedio de ventas diarias creció un 2,7%, un 5,8% y un 5,7% respecto a los mismos meses de 2.022. Quiere decirse que a partir de abril las ventas iniciaron un claro comportamiento negativo hasta convertir una inicial tasa de crecimiento positiva en la ya reseñada tasa de decrecimiento, -0,6%. Esta negativa tendencia actual de las ventas empresariales es el mejor testigo de la crítica situación de nuestra economía y, aún peor, de sus negras perspectivas de futuro.
Este mal comportamiento de las ventas empresariales en 2023 frente al anterior carácter expansivo que tuvieron en los años precedentes explica la negativa evolución de la recaudación obtenida por la AEAT en el IVA. Si en 2021 recaudó un 14,5% más que en 2020 y en 2022 recaudó un 13,9% más que en 2021, en el presente ejercicio y en lo que va de enero a septiembre solo ha recaudado un 1,4% más que en el mismo periodo del año anterior, crecimiento monetario que en términos reales supone una disminución dada la inflación existente.
El escenario expuesto, claramente depresivo, anticipa pocas alegrías para la economía española. Junto a los últimos datos expuestos relativos a los ingresos obtenidos por IVA, los Informes Mensuales de Recaudación Tributaria de la AEAT certifican mes a mes la atonía recaudatoria en todos los grandes impuestos del sistema. Así, la recaudación del IRPF que creció un 15,8% en 2022, solo está creciendo en 2023 -hasta septiembre- un 9,7%. Los Impuestos Especiales han pasado de crecer un 2,5% en 2022 a hacerlo en un 1,1% este año. Y el Impuesto sobre Sociedades, cuya recaudación creció un 20,8% en 2022, está viendo cómo este año los ingresos que generan se reducen en un 11,1%. En conjunto, la recaudación tributaria global cuyo aumento en 2022 llegó al 14,5%, este año crece solo al 4,5%, porcentaje escasamente superior al de la inflación.
Esta atonía recaudatoria amenaza seriamente con provocar el incumplimiento del presupuesto en los que hace a los ingresos y, por ende, compromete el objetivo de déficit público consistente en situarlo en 2024 dentro de las reglas fiscales de la Unión Europea. Máxime cuando en lo que hace al gasto público, el Gobierno persiste en su política exagerada e injustificadamente asistencialista. Mucho me temo que nuestros gobernantes quieran arreglar las cuentas públicas con nuevas subidas de impuestos impulsando así a la baja a la renta disponible de los ciudadanos, circunstancia que hará aumentar los instrumentos asistencialistas del auto denominado Gobierno de coalición progresista agravando todavía más el objetivo de déficit. En fin, un bucle diabólico que nos aproxima peligrosamente al modelo de las economías menos productivas y a los Estados más intervencionistas económica y políticamente y, en consecuencia, menos democráticos. ¿Argentina? ¿Venezuela? ¿Cuba? Me da igual que me da lo mismo pues, con más o menos intensidad, la dirección en la que camina España es la que nos desgraciadamente conduce al empobrecimiento y a la autocracia.