THE OBJECTIVE
Ignacio Ruiz-Jarabo

Peronismo a la española

«Sánchez es un aprendiz de Perón, pero, a diferencia de nuestra mala copia, el Perón auténtico nunca puso en peligro la unidad territorial de Argentina»

Opinión
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Peronismo a la española

Ilustración de Alejandra Svriz.

La política mundial nos ofrece en ocasiones curiosidades dignas de ser estudiadas en profundidad por los politólogos y, enfocadas con una mayor perspectiva temporal, por los historiadores. Entre ellas, aquí y ahora, resulta de interés comentar la coincidencia en el tiempo de lo sucedido en Argentina y en España. 

En el país del tango y del asado los argentinos acaban de certificar una derrota sin paliativos de la versión más calamitosa, ineficaz y corrupta del peronismo, esa lacra que viene lastrando a su país en los últimos 80 años. Simultáneamente, en España ha tenido lugar la toma de posesión del presidente del Gobierno más peronista de nuestra historia. Porque sí, lo que hemos sufrido los españoles en los últimos años y vamos a seguir sufriendo en la legislatura recién iniciada es la versión a la española del peronismo que ha sido fulminante rechazado por los argentinos el pasado domingo. Algo parecido, aunque expresado con mas suavidad, manifestó ayer Núñez Feijóo provocando la reacción inmediata e indignada de los sacerdotes y sacerdotisas sanchistas presentes en la tertulia política más larga de las mañanas televisivas.

Sin embargo y pese a la airada indignación de los mariachis audiovisuales de Sánchez, las similitudes entre el modus operandi peronista y el quehacer político sanchista son numerosas y significativas. Al no caber en este espacio todas las existentes, hemos de limitarnos a señalar exclusivamente algunas de ellas. 

En la cúspide se encuentra la cuestión del liderazgo pues todo peronismo, sea el genuino o la imitación, requiere de un súper líder todopoderoso que sobrevuele los problemas reales de sus nacionales para concentrarse en una lucha más épica donde sus rivales sean los llamados poderosos, oligarcas, ricos… adecuadamente presentados como seres sin alma y enemigos del pueblo. A ese líder, llámese Perón, Menem, Kichner o Sánchez, ha de seguirle un ejército de embravecidos cegados para todo lo que no sea la palabra de su ídolo por muy irracional o ilógica que sea, incluso aunque su ilimitada volatilidad la convierta en la representación del más puro cinismo tal y como acabamos de comprobar en España.

«En la copia españolizada Sánchez tiene como complemento a la camarada Yolanda, una penosa emulación de Evita»

Ese líder icónico necesita una lideresa que le complemente. En la versión original lo fue primero Evita Duarte como lo fueron después Isabel Martínez y Cristina Fernández, estas dos últimas incluso tomaron el relevo presidencial de sus respectivos maridos. En la copia españolizada Sánchez tiene como complemento a la camarada Yolanda que, en una penosa emulación de la primera mujer de Perón, intenta combinar el papel de magnánima señora feudal con sus pobres descamisados con el cultivo de un cierto glamour de mujer, esto último con desigual fortuna según quien lo valore.

Con la base de este doble liderazgo, el peronismo español viene aplicando y se dispone a intensificar la aplicación de las recetas básicas del modelo original argentino. La primera y ciertamente relevante es el agrandamiento del Estado, tanto en su dimensión como en su poder. Aumentar el tamaño de la Administración y del sector público provoca que cada vez sean más aquéllos cuyos ingresos dependen de la continuidad del peronismo, argentino o español, en el Gobierno. Aumentar el poder del Estado mediante unas crecientes sobre regulación y sobre intervención económicas sirve para reducir la capacidad y la libertad de las empresas privadas, disminuyendo así una realidad social que no controlan directamente.

No es menos importante la utilización de los sindicatos como fuerza de choque en la defensa del peronismo, español o argentino. De ahí que como hizo Perón y han hecho sus sucesores con los matoniles sindicatos peronistas, Sánchez y la camarada Yolanda mantengan engrasados financieramente a UGT y a CCOO, les concedan más fuerza negociadora —prevalencia del convenio sectorial frente al de empresa— e incluso pretendan ahora hacer obligatoria su presencia en los consejos de administración de las empresas privadas según la pretensión manifestada por la candidata a ser la Evita española. Como se comprueba a diario en España, los sindicatos así beneficiados devuelven adecuadamente al peronismo los favores que de éste reciben.

Con la inestimable ayuda de su mujer Eva, también usó Perón en su lucha política la supuesta defensa de la mujer. Ser la mitad del electorado es un potente motivo para que el poder peronista las intentar captar para su causa. Busquen ahí la desmedida utilización e impulso de Sánchez, Yolanda y los suyos a un feminismo exageradamente radical que posiblemente y de modo coyuntural les ha proporcionado un rédito electoral. Como externalidad negativa de esta estrategia, y precisamente por el reseñado radicalismo exagerado, es obvio que constituye una máquina de creación de antifeministas cuando no de inoculación de un malhadado sentimiento machista. Quizás así se explique la implosión de las agresiones sexuales que desgraciadamente se vive en España.

«Para financiar su política asistencial, Sánchez debe aumentar aún más el expolio fiscal a individuos y empresas»

Practicó Perón el asistencialismo ilimitado a sus pobres descamisados antes que el impulso al progreso económico que les permitiera ganarse la vida con un trabajo ajeno al Estado. Y con ello consiguió llevar a la ruina a Argentina tal y como lo han hecho sus continuadores, siendo la situación actual de los argentinos un claro reflejo de lo expuesto. Convengamos que en esto Sánchez, el Perón español, es un auténtico campeón. Tras asfixiar fiscalmente a las familias españolas aumentando así el número de aquéllas cuyos ingresos devienen en insuficientes, les proporciona un sinfín de ayudas convirtiéndolas en dependientes del Gobierno. Sucede que para financiar su política asistencial debe aumentar aún mas el expolio fiscal a individuos y empresas lo que supone un nuevo aumento de la población dependiente requiriendo de nuevo más y más recursos públicos que vuelve a obtener con nuevas subidas fiscales.

Con este diabólico tornillo sin fin Sánchez nos está conduciendo hacia una situación parecida a la argentina, pues los datos evidencian tanto el estancamiento de la renta per cápita española y su posición progresivamente descendiente en el ranking de los países de nuestro entorno como el aumento de la población que en España se encuentra en riesgo de pobreza.  Éste es el final inevitable de las soluciones peronistas, así ha sucedido cíclicamente allí y así terminaremos aquí por obra y gracia del peronismo sanchista. 

Ya solo a modo de enumeración, vamos a referirnos a otros instrumentos inventados por Perón que también utiliza su aventajado alumno español. Entre ellos: El cultivo de un permanente estado de tensión social que fracture en dos a la población —el muro levantado por Sánchez en el debate de investidura es un majestuoso ejemplo—; la utilización desvergonzada de una troupe de voceros de cámara —basta con leer el diario de más tirada y escuchar a sus comisarios periodísticos en las tertulias televisivas y radiadas para comprobarlo—; la colonización de las instituciones —qué decir de la privatización del Tribunal Constitucional y el permanente intento de asalto al Poder Judicial—; la concesión de impunidad a aquellos agentes políticos que necesita —valgan los injustificados indultos concedidos y la execrable amnistía por conceder a los independentistas delincuentes—. Y como los enunciados, muchos más.

Sí, definitivamente Sánchez es un aprendiz de Perón que ajusta la aplicación de las enseñanzas aprendidas del político argentino al tiempo en el que las ha de aplicar. Solo es posible encontrar una gran diferencia entre ambos pues, a diferencia de nuestra mala copia, el Perón auténtico nunca puso en peligro la unidad territorial de Argentina. En eso salimos perdiendo.

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