Borriquitos
«Les importa una higa la ignorancia de los jóvenes. Al contrario, cuanto más insolvente sea su intelecto, más fácil será meterles en la cabeza mentiras y fantasías»
En un célebre artículo hablaba Ferlosio de los «borriquitos con chándal» para asestar un certero mandoble a la enseñanza en España. No sabía lo que se avecinaba. Los últimos ministros de Educación han sido gente sin estudios que de modo natural despreciaban a quienes los tienen, pero, eso sí, eran militantes sumisos al jefe como borregos. Y se han cargado lo poco que quedaba de enseñanza seria en este país.
Yo diría que el informe PISA ha sido la noticia de la semana, muy por encima de otras más vistosas, pero de menor envergadura, como la violencia de género entre Sánchez y Podemos. Porque lo más relevante del informe PISA no es sólo que se constata una vez más el grado de inoperancia, incultura, analfabetismo y estupidez que reina en nuestras aulas secularmente por comparación con otros países (¡tres años de retraso respecto de Japón, por ejemplo!), sino por algo más notable: en el puesto inferior, no ya del mundo, sino de España, figuran el País Vasco y Cataluña.
Muchos comentaristas habrán hablado de esta peculiaridad identitaria, estoy persuadido, y no deseo dar lanzadas a moro muerto. Lo curioso ha sido la reacción de los empleados de Puigdemont. En primer lugar, le han echado la culpa a los inmigrantes y este es un dato esencial, aunque luego lo hayan negado, como hacen siempre. Los empleados del feudalismo catalán siempre han cuidado de evitar algo que para todos es evidente: la calamitosa política migratoria de la Generalitat, la cual ha favorecido la inmigración musulmana por encima de la latinoamericana. La razón que esgrimen con todo descaro es que los hijos de emigrantes marroquíes, por ejemplo, hablarán catalán, pero los hijos de colombianos mantendrán el español. Y no es que los marroquíes sean más cortos de inteligencia que los colombianos, sino que están mucho más alejados de la cultura occidental y por lo tanto llevan retraso en lectura y ciencia respecto de los occidentales.
«Desde hace décadas, los gobiernos arcaizantes de Cataluña y País Vasco eligen a los profesores por su militancia política más que por sus valores intelectuales»
Y en segundo lugar aseguran que el porcentaje del informe está mal calculado y daña a Cataluña. Como suele ser habitual, cualquier fracaso de la Generalitat es culpa de los otros, nunca de ellos mismos. Pero este argumento tropieza con su compañero de suspensos, que es el País Vasco. ¿No es muy casual que sean las dos autonomías con mayor inversión en cultura étnica, en promoción lingüística autóctona y en incentivos a la tradición folklórica local los que sacan peor nota en lectura y ciencia? El arcaísmo en que se ha convertido la educación vasca y catalana, ¿no va a tener un impacto arrasador en la cultura de la comunidad? Cuando en Cataluña unos pretendidos historiadores (subvencionados) afirman que Cervantes o Teresa de Jesús eran de Olot sin que se escandalice la universidad catalana, ¿no es muy probable que la educación esté cayendo en un submundo iletrado?
Y esta es la parte que falta por comprobar. Desde hace décadas, los gobiernos arcaizantes de Cataluña y País Vasco eligen a los profesores por su militancia política más que por sus valores intelectuales. ¿Acaso esa preferencia por el funcionario del régimen y el sectario no ha producido un cataclismo en la enseñanza superior? ¿Se ha evaluado al profesorado en esas comunidades?
Aunque lo cierto es que, digan lo que digan, a ningún empleado de Sánchez, de Puigdemont o del Euskadi BB le importa una higa la ignorancia de sus jóvenes. Al contrario, cuanto más insolvente sea su intelecto, más fácil será meterles en la cabeza todas las mentiras y fantasías que forman el canon intelectual de populistas y nacionalistas.