Penúltimos castigos para Sánchez
«Si todo lo que se supone que va a ocurrir en los próximos cuatro años se diera de golpe, las plazas de España estarían todas hechas un Maidán. Se confirma que las democracias se vuelven iliberales poco a poco y no de golpe…»
El sainete de los tres decretos votados esta semana por el Congreso en el Senado deja a casi todos satisfechos: a Sánchez porque, mortificado, que es como le gusta, revalida su leyenda intrépida, a Podemos porque así reexiste y amenaza con ser tan decisivo como los nacionalistas cuando le pete a Iglesias; a Yolanda Díaz porque podrá presentar un nuevo decreto más social y antiempresarial y hacerle así la puñeta a Sánchez y al PNV; a Junts porque deja claro, para quien no lo supiera todavía, quién manda en España; y a Feijóo porque le permite rasgarse las vestiduras, llorar un poco, y ahorrarse media campaña electoral en Galicia.
Apenas Vox sale perdiendo: nadie se acuerda de él, sólo le quedan las piñatas.
De momento, todas las concesiones a Junts, además, no son nada: una prejudicial siempre suspenderá la amnistía, por mucho que el decreto pretenda enmendar la plana al TJUE. La inmigración será siempre estatal: no habrá deportaciones a Aragón o Castellón desde Cataluña, y menos a Francia. Las balanzas fiscales pueden publicarse sin miedo, si se hace sin trampas: no hay quita que valga en el Estado de las autonomías que no beneficie a todas; incentivar a empresas para que vuelvan al principado será posible, se llama competencia desleal, pero otros territorios tomarán nota y ejemplo. Suma cero.
Si todo lo que se supone que va a ocurrir en los próximos cuatro años se diera de golpe, las plazas de España estarían todas hechas un Maidán. Se confirma que las democracias se vuelven iliberales poco a poco y no de golpe. Cuatro años de trágalas, concesiones y sumisiones harán de la amnistía un detalle de recorrido (y el referéndum es y será una mera ensoñación, pues nadie lo quiere. ¿Dónde vivirían mejor Junts y ERC que en España?). La democracia española puede, por el camino, dejar de ser plena, sí, y la separación de poderes convertirse en un recuerdo del pasado; pero mientras la economía, siempre al calor de Europa, no haga aguas, y los pensionistas y los parados sigan cobrando, y el SMI continúe subiendo, por muchos castigos que sufran en Galicia, en las europeas, en el País Vasco o en Cataluña, Sánchez y el PSOE a su imagen y semejanza volverán a estar en condiciones de gobernar en 2027. De Manual. De insistencia. Sólo Ayuso parece darse cuenta.
Coda 1) Hexagonales. Macron, primer presidente de la Vª República que gobierna en minoría sin cohabitación, nombra a un joven delfín de 34 años, casi un clon mejorado, una forma de perpetuarse en el poder. Gabriel Attal, ni de izquierdas ni de derechas, como su mentor, es el primer primer ministro que es abiertamente gay. La cosa llama la atención (morbosa) en el extranjero, no en Francia, donde su admirable laicismo ha logrado separar también lo público de lo privado.
Coda 2) Ojo por ojo. Roger Español (sic) devuelve su Cruz de Sant Jordi porque considera que la amnistía conseguida por los indepes impedirá que condenen al policía español que le disparó la bala de goma que le costó un ojo; le parece un armisticio intolerable para aquellos que dieron todo por la patria: él su ojo, concretamente. Al final resultará que nadie quería la independencia salvo Roger.
Preguntas que el Cis de Tezanos nunca hará:
¿Votaría sí a que Sánchez no pueda volver a presentarse en 2027?
¿Votaría sí al regreso del Rey emérito a España?
¿Votaría sí a la expulsión de Cataluña de España?
Libro recomendado: España, democracia menguante. Diagnóstico y terapias.