Unidos en sus mentiras
«Junts no se fía del PSOE, ERC de ninguno de los dos y fuera de Cataluña tampoco el PNV de los regalos del PSOE a Bildu»
Imbatible. Nuestro presidente es uno de los personajes públicos al que más veces hemos visto mentir, pero pocos como él son capaces de mentir sobre la mentira. Y no creo que haya ninguno más, capaz de mentir sobre la mentira con que se ha rectificado otra mentira. Es tal el dominio que ha adquirido con su experiencia del juego de la mentira que lo ha convertido en una herramienta de negociación con algunos de sus socios a los que en un pacto no escrito han invitado e incluso obligado a jugar al mismo juego.
Y en eso están ahora mismo PSOE y Junts ante el estupor de una ERC que no sabe quién miente más. La última jugada del pacto de los dos mentirosos que se mienten a sabiendas ha sido las negociaciones in extremis de los tres decretos ley presentados por el Gobierno. Se jugaban en el famoso decreto ‘ómnibus’, con reformas en la Justicia y en la Función Pública; otro sobre un paquete de medidas anticrisis y un tercero sobre la reforma del subsidio por desempleo. Este tercero se lo cargó Iglesias en una primera venganza personal contra Yolanda Díaz, la todavía líder de la izquierda a la izquierda del PSOE. Y digo todavía porque muchos de los diputados de Sumar parecen ya, en poco más de un mes, más socialistas que los propios socialistas.
En todo caso lo bestialmente inmoral de este duelo de mentiras entre Sánchez y Puigdemont es como Junts, en boca de su portavoz del Congreso, la siempre inquietante Miriam Nogueras, afirmó que bajo ningún concepto iban a apoyar los decretos si no se retiraba la eliminación del artículo 43 Bis de la ley de Enjuiciamiento Civil, que para los independentistas supone una amenaza a la viabilidad de la futura ley de amnistía.
La doctrina Sánchez dice que la mejor forma de salir adelante en estos casos es mentir con ruido. Más ruido que el contrario y buscando efectos derivados. Para eso se tira de medios y tertulianos amigos y se crea una ola de expectación en la que hagan creer incluso a los suyos, que esta vez el Gobierno no lo va a poder sacar adelante. Algo que siempre provoca que la ingenua oposición se queda quieta sonriendo por dentro. Sonriendo, hasta que se les congela la sonrisa. Una vez más lo que parecía que iba a ser un desastre es salvado en el último segundo.
Y lo hacen con un pacto secreto, oscuro, ambiguo. El PSOE calla porque prefiere que sea Junts la que exponga sus trofeos con toda la trompetería y ruido posible, por haber permitido que Sánchez saque adelante dos de los tres decretos ley. Junts estaba obligada a mentir también y a decir que van a obtener el control integral de las competencias de inmigración para una Generalitat en la que ni siquiera están. Durante 24 horas solo escuchamos las explicaciones de Junts, donde de forma impúdica sacan a relucir toda su ideología xenófoba. El partido lo es, por eso a nadie extrañó que lo primero de lo que hablaran fuera de la expulsión de inmigrantes reincidentes en situación ilegal, lo que implicaba control de fronteras y muchas otras derivadas que son totalmente inconstitucionales.
«La corrupción y el despilfarro independentistas han encontrado siempre comprensión buenista y ayuda en el Estado»
La primera oleada socialista matizaba con la consigna de una ley orgánica que regulara lo pactado. Mentían y reculan. Así lo ha entendido Pedro Sánchez que ha dicho que el control de fronteras es una gestión exclusiva de la administración central del estado. En este juego de mentiras Junts tiene que vender a los suyos que lo está consiguiendo. Como vendió el uso del catalán como idioma oficial en la UE, o como cumplió su palabra cuando Puigdemont aseguró que Sánchez nunca sería presidente con sus votos. El prófugo de Waterloo sabe que no puede romper con Sánchez, pero también es plenamente consciente de que el chicle no se puede estirar mucho y su tramitación es muy pegajosa. Por eso, aunque su bandera política sean órdagos jurídicos gigantescos como la amnistía y el referéndum, en el camino intenta conseguir medidas de choque que casi generen ya un estado independiente de hecho. Y para eso necesita dinero. Cataluña es con diferencia la comunidad española más endeudada y su deuda la menos valorada en los mercados internacionales. La corrupción y el despilfarro independentistas han encontrado siempre comprensión buenista y ayuda en el Estado. Nunca se les exigió, ahora se les perdona, se olvida y se les dará más dinero. Y para eso nada mejor que la publicación inmediata de la mal llamada balanza fiscal. Unos indicadores que como demostró Josep Borrell, son una falacia total sin ninguna base empírica, matemática o moral por lo que supone de insolidaridad de una comunidad rica con las pobres. No quiso Pujol en 1977 que se contemplara unos conciertos económicos a la vasca para Cataluña. Esperaba ganar mas dinero con el chorro del dinero publico del Estado. Ahora es una exigencia fundamental. Más dinero, de forma unilateral y fuera del control y conocimiento del resto de comunidades.
Sánchez miente y Junts también. La diferencia es que Junts tiene siete votos por los que Sánchez, vistos ahora los problemas ya reales con Podemos, se convierten en una grieta que puede hacer implosionar todo su tiovivo. Y en Junts saben usar el protocolo. Que Sánchez niega que los independentistas puedan asumir control de fronteras y otras gestiones de Inmigración, pues se le avisa con una ráfaga de amenazas. Dice el secretario general Jordi Turull que también Sánchez dijo lo mismo con la amnistía y ahora es más ferviente defensor de la constitucionalidad de la ley. Y que «si se niega a un referéndum, colorín colorado». Un referéndum ya vinculante según Junts.
No olvidemos que hay otra pelea secundaria cainita y también entre mentirosos. Estos socios «progresistas» de Sánchez, más xenófobos que Vox, buscan ya el voto de extrema derecha para las próximas elecciones catalanas y poder superar a una ERC que no puede jugar con la misma alegría el palo al inmigrante. Vivimos una actividad política basada en mentiras. Junts no se fía del PSOE, ERC de ninguno de los dos y fuera de Cataluña tampoco el PNV de los regalos del PSOE a Bildu. Aquí la única que no ha conseguido nada es la ingenua, por no decirle otra cosa, diputada de Coalición Canaria, Cristina Valido. No consiguió nada con su voto a Sánchez en la investidura y puede que ahora Canarias pague el pato si llega una política de redistribución de inmigrantes más dura y limitada.