THE OBJECTIVE
Jorge Vilches

La legislatura chanante de Sánchez

«A Sánchez le sirve para cubrir la estancia en el Olimpo con un precio que pagamos todos y a los independentistas porque jamás encontrarán a otro tan manirroto»

Opinión
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La legislatura chanante de Sánchez

Ilustración de Alejandra Svriz.

Chanante es el humor absurdo que cuenta lo cotidiano en versión XXL con el añadido de palabras inventadas que hacen que el ridículo sea hilarante. El sanchismo es esa realidad aumentada de forma involuntaria que, adornada con artefactos lingüísticos, ameniza su torpe gobernanza de este país. De esta manera, sube el telón y podemos ver en Davos a Sánchez cariacontecido por la marcha del Planeta, de negro, disfrazado con un abrigo deportivo y dejando atrás el Falcon, mientras sus socios nacionalistas dicen que tiene las horas contadas. La farsa es completa. Ni el primero está triste ni los segundos van a romper nada.

Aitor Esteban, sobrevalorado diputado del grupo chantajista vasco, amenazó hace unos días al Gobierno con una caída estrepitosa, tras un golpe de aizkolari, que pondría fin a la legislatura. «Es muy difícil, por no decir imposible» que llegue a cuatro años, dijo, porque hay muchas «tensiones». Esteban mostró en público sus dudas, sus titubeos sabinianos, de que Sánchez pueda sacar adelante los Presupuestos Generales de lo que queda de Estado. «Las cosas son como son», sentenció el vasco de apellido aragonés dirigiéndose al micrófono de ETB. 

A la escalofriante amenaza de Esteban, muestra de lo chanante más puro, le siguió Pere Aragonès, presidente del Gobierno autonómico de Cataluña. El catalán no quiso quedarse atrás. Quizá vio un episodio de Peaky Blinders, e inspirado por los hermanos gitanos soltó que si Sánchez no se entiende con los 14 diputados independentistas, los de ERC y Junts, las va a pasarlas canutas. De no atender sus reivindicaciones, dijo Pere a Pedro, «va a tener muy difícil que pueda tirar adelante». Fue una declaración estremecedora.

Mientras tanto, Pedro Sánchez, cuyo Falcon no había viajado en secreto esta vez a República Dominicana, estaba en su salsa, hablando en el acto de inauguración del Women’s turn to reshape the future: GWL Voices Dialogue en la Casa de América. ¿Qué ha dicho? Que pregunta. Sacó los tópicos del progresismo sobre el valor de las mujeres, la injusticia histórica, el avance conseguido, la necesidad de que estén en más sitios a todas horas, y que va a romper la «brecha de género» y muchos «techos de cristal». Eso sí, sin que a él lo sustituya una mujer porque hasta ahí podíamos llegar. Terminó regalando dinero. Esta vez han sido 100 millones a las organizaciones bla, bla, bla. No desesperen porque es posible que la próxima vez tire billetes desde una azotea. Sánchez nos ha brindado así otro gran episodio de la España chanante. 

«Se baja el telón y nos damos cuenta de que todo es una burla disfrazada de política»

Faltó a dicho acto tan inútil como descacharrante sobre la igualdad de género el hombre que pudo sovietizar, Pablo Iglesias, que habría dicho allí que es el más macho entre las mujeres y el más femenino entre los hombres. Nos lo perdimos, aunque es seguro que en esos momentos estaba urdiendo otro plan contra Yolanda Díaz. En su lugar podría haber ido Irene Montero, lo que habría imprimido un giro dramático a la trama en la escena burlesca. Sin embargo, la exministra ya no está en el Gobierno porque se la cargó Sánchez, el mismo que recalca la necesidad de que haya más mujeres en política.

Se baja el telón y nos damos cuenta de que todo es una burla disfrazada de política. Evaristo Acevedo, gran escritor del siglo XX, autor de bestsellers y hoy tristemente olvidado, apuntó que el humor absurdo es lo cómico dignificado por algo que tiene pretensión de filosofía suprasocial. Dicho de otro modo, lo humorístico es revestir de gravedad el fingimiento, en este caso, el de estos políticos del régimen sanchista que aparentan tensión cuando están a partir un piñón.

La legislatura será, por tanto, tan chanante como larga. A todos les interesa que dure. A Sánchez porque le sirve para cubrir la estancia en el Olimpo con un precio que pagamos todos, y a los otros, los independentistas, porque jamás van a encontrar a alguien tan manirroto con las cosas de los demás. Mientras, los actores nos harán reír con sus falsos tiras y aflojas después de ensombrecer nuestro ánimo.

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