Davos: Milei vs Sánchez
«Entre el presidente español y el argentino no hay duda de quien es el que defiende de verdad la libertad y la propiedad, es decir, el progreso y la prosperidad»
Este año la estrella del Foro Económico Mundial de Davos ha sido, sin lugar a dudas, Javier Milei, el recién elegido presidente de Argentina, que ha querido estar allí para exponer ante todo el mundo los fundamentos de sus políticas.
Allí ha coincidido con Pedro Sánchez, que también ha ido a explicar sus concepciones políticas y económicas. Así, los asistentes a este Foro han podido conocer de primera mano a dos representantes de políticas radicalmente distintas.
Pedro Sánchez preside el único Gobierno de Europa en el que hay comunistas, camuflados tras el nombre de Sumar.
No sólo eso, Sánchez ya ha demostrado cumplidamente que ha hecho suyos los principios del «socialismo del siglo XXI», eufemismo tras el que se esconden los nuevos comunistas, que, conscientes de que la palabra «comunismo» recuerda inevitablemente a los 100 millones de muertos que ha causado, la evitan por todos los medios, como muy bien explicó Pablo Iglesias, el representante más genuino de este neocomunismo.
Evitan también hablar de revolución violenta, aunque su objetivo último es, como buenos comunistas, hacerse con todo el poder. Lo que en lo económico consiste en que el Estado, que ya controlan, intervenga cada vez más en la vida económica. En nuestro caso, en la vida económica de España.
«Sánchez y su Gobierno actúan como dueños de un Estado que, según ellos, tiene que ser omnipotente y omnipresente»
Se echó de menos en las palabras de Sánchez que no explicara cómo su vicepresidenta Yolanda Díaz quiere fijar los sueldos de los ejecutivos de las grandes empresas.
Y es que Sánchez y su gobierno actúan como dueños del Estado, de un Estado que, según ellos, tiene que ser omnipotente y omnipresente en la vida de los ciudadanos. Y, por supuesto, en la economía del país.
Sánchez quiso justificar su canto desenfrenado al intervencionismo estatal con críticas al «neoliberalismo», esa expresión que, desde hace décadas, usan los comunistas para descalificar la defensa de la libertad y de la propiedad, que la experiencia ha demostrado que son los dos pilares del progreso y la prosperidad de las naciones. Y con referencias a una ola reaccionaria que, según él, amenaza a Occidente.
Pero los asistentes también tuvieron la oportunidad de escuchar a Javier Milei, que viene de Argentina, un país que lleva muchos años sufriendo gobiernos de corte socialista e intervencionista, que han logrado arruinar a una de las naciones más ricas del mundo. O sea, que sabe de lo que habla.
«Milei expuso cómo el capitalismo ha demostrado que es el único sistema que acaba con la pobreza»
Milei no se mordió la lengua e hizo un discurso clarividente, en el que explicó su concepción de la política y de la economía, que, para resumir, podríamos decir que es diametralmente opuesta a la de Sánchez, ya convertido en fervoroso podemita.
Empezó, sin preámbulos, declarando: «Hoy estoy acá para decirles que Occidente está en peligro. Está en peligro porque aquellos que supuestamente deben defender sus valores están cooptados por una visión del mundo que inexorablemente conduce al socialismo y, en consecuencia, a la pobreza».
Expuso cómo el capitalismo ha demostrado que es el único sistema que acaba con la pobreza. Los países que lo han aplicado han pasado de la miseria a la pobreza, de la pobreza a la dignidad, y de la dignidad a la prosperidad. El socialismo, en cambio, ha fracasado siempre de manera estrepitosa a la hora de promover el progreso y la prosperidad. Y los ejemplos son tantos y tan claros, empezando por la propia Argentina, que no merece la pena citarlos, aunque los casos de las dos Alemanias y las dos Coreas son paradigmáticos.
«También demostró que las claves del desarrollo económico son la libertad y la propiedad»
Con inusitada brillantez Milei explicó que el mercado es el mecanismo de desarrollo social más eficaz. Y que cuando los políticos, ante cualquier dificultad, se refieren a «fallos del mercado» como causantes de algún problema, en realidad la causa es, precisamente, alguna intervención gubernamental. Es decir que el Estado no es la solución, sino que es el problema.
No faltó en su vibrante intervención un canto a los empresarios, a los que calificó de héroes y a los que aconsejó que nunca se dejen amedrentar por los políticos.
Tampoco faltaron críticas a los argumentos que comunistas y estatalistas esgrimen de la superioridad moral de la ideología socialista. Milei afirmó que ya nadie discute que el capitalismo sea más eficaz a la hora de promover el progreso económico, pero que sigue habiendo quienes consideran que es menos ético y menos moral que el socialismo. Frente a estos, Milei defendió también la superioridad moral del capitalismo frente al socialismo.
También demostró que las claves del desarrollo económico —que es el objetivo social y moral más elevado— son la libertad y la propiedad. Algo que cualquiera que analice la historia económica de Occidente descubre sin problemas.
Los empresarios y periodistas que estaban en Davos han tenido la oportunidad de escuchar a estos dos representantes políticos. Y entre Sánchez y Milei, no hay duda de quien es el que defiende de verdad la libertad y la propiedad, es decir, el progreso y la prosperidad de los ciudadanos.