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Esperanza Aguirre

La ley del embudo o la sacralización del autócrata

«Para los fieles seguidores de su líder intocable injuriar al Rey tiene que dejar de ser delito, pero apalear un muñeco es una falta de una gravedad imperdonable»

Opinión
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La ley del embudo o la sacralización del autócrata

Ilustración de Alejandra Svriz.

Delante de la sede socialista de Ferraz unos manifestantes, convocados para celebrar allí la llegada del Año Nuevo, apalearon un muñeco con la nariz de Pinocho, representación simbólica de la mentira.

Inmediatamente los socialistas, encabezados por Patxi López, su inefable portavoz, han saltado, como empujados por un resorte, para acusar a los manifestantes de haber apaleado a su líder máximo. Así, han identificado a Sánchez con la caricatura de Pinocho, un mentiroso compulsivo. Y de esa forma han dado la razón a los manifestantes, porque no hay duda de que en una sociedad sana un político que miente debe ser inmediatamente censurado.

No sólo eso, López y, tras él, todos los que obedecen las órdenes que emiten desde La Moncloa han ampliado su acusación contra todos los que no estamos con Sánchez. En primer lugar el PP y Vox, con el argumento de que apalear un muñeco con cara de Pinocho es un delito de odio y no condenarlo otra forma del mismo delito.

López y el coro de sanchistas han lanzado sus acusaciones contra los que no lo somos, pocos días después de que el Congreso aprobara debatir una reforma del Código Penal para despenalizar las injurias a la Corona, a los sentimientos religiosos y a las instituciones del Estado.

O sea, que para López y los fieles seguidores de su líder intocable injuriar al Rey, quemar sus retratos, o degollarle en efigie tiene que dejar de ser delito, pero apalear un muñeco con cara de Pinocho, al que identifican —ellos sabrán por qué— con ese líder supremo es una falta de una gravedad imperdonable. De hecho han llevado ya a la Fiscalía General del Estado —¿de quién depende? pues eso— una denuncia en la que llegan a afirmar que apalear ese muñeco es una incitación al magnicidio. Nada menos.

«Los socialistas están dando un paso más en su proceso de exaltación de Sánchez, convertido en un caudillo autócrata»

Estoy segura de que, al acusar a los apaleadores de Ferraz y, al mismo tiempo, pretender que sean legales las decapitaciones de nuestro rey Felipe VI, eso sí, por ahora en efigie, los socialistas están dando un paso más en su proceso de exaltación de Sánchez, convertido, cada día más, en un caudillo autócrata. Al que sus idólatras colocan por encima del bien y del mal, y, por supuesto, del Rey de todos los españoles.

Este incidente ha vuelto a dejar clara la vigencia en España de la ley del embudo. No ha habido televisión ni medio de comunicación que no haya dedicado imágenes al Pinocho apaleado de Ferraz, mientras que, por ejemplo, no ha salido nada de los 136 homenajes a asesinos etarras, que ha impulsado Bildu mientras pactaba con Sánchez. Y es sólo un ejemplo.

Y es que en España, desde la Transición, en todos los debates políticos rige la ley del embudo, es decir, a la izquierda y los nacionalistas se les aplica el lado ancho del embudo, mientras a la derecha se le aplica el lado estrecho.

Es lo que, con la brillantez que la caracteriza, Cayetana Álvarez de Toledo ha explicado con la metáfora del tablero inclinado, que hace que, en cada debate, la derecha tenga que luchar dialécticamente, no sólo con la izquierda, sino con un ambiente, en el que esa izquierda, aunque sea un horror y pacte con horrores aún mayores, es considerada superior moralmente.

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