Vente a Suiza, 'indepe'
«El nuevo sueño identitario es autodeterminarse, separarse de España, expulsar a los que hablan español y convertirse en una nación fiscalmente paradisíaca»
Mi abuela, cuando algún hijo o nieto salía corriendo sin dar explicaciones, solía decir: «Algo malo habrá hecho». Eso mismo pensé yo al leer que Ruben Wagensberg, otro niño bonito de la burguesía catalana convertido en independentista, alegó problemas de salud y dejó su escaño del Parlamento catalán para instalarse en Suiza. Su última aparición en la Cámara fue el 23 de diciembre. Se saltó el turrón y las uvas. Detrás de la huida está su participación en el Tsunami Democràtic de 2019, un movimiento que provocó graves disturbios callejeros. Teme Ruben que el Tribunal Supremo le procese por terrorismo. Más aún, que la amnistía que pacta Pedro Sánchez con Carles Puigdemont no cubra sus pecadillos juveniles. Como tantos que huyeron antes.
Las primeras activistas del procés que salieron corriendo hacia la Confederación Helvética, el paraíso capitalista por excelencia, fueron dos diputadas catalanas: Anna Gabriel, conocida anticapitalista de la CUP, huyó en 2017, y Marta Rovira, secretaria general de Esquerra Republicana, se marchó en 2018. «¿Por qué se van si solo les acusan de desobediencia o rebelión?», se preguntaron muchos catalanes de buena fe. Rovira declaró que escapar era la «única forma de levantarse contra el Gobierno español».
Conforme avanzaba el procés a ninguna parte, el separatismo decidió levantarse contra la policía, asaltar aeropuertos y bloquear carreteras. Sus líderes idearon el Tsunami, que tenía poco de democrático y mucho de anticonstitucional. Como todas sus ocurrencias eran delitos penalizables, los cabecillas decidieron pasar al anonimato.
Usaban seudónimos para hablarse en las redes. Precisamente, el joven Wagensberg —sobrino del recordado físico y científico Jorge Wagensberg— se convirtió en Konan. Este agitador de 37 años fue, según los jueces, quien eligió ocupar el aeropuerto de El Prat como primera acción de la plataforma. A Marta Rovira, mano derecha de Junqueras, se la conocía como Matagalls, en honor a una mítica montaña del senderismo catalán.
Otro notorio activista del mismo movimiento desestabilizador era Luis Alay, historiador y jefe de la oficina del expresidente Carles Puigdemont. El militante de Junts está siendo investigado tanto por su participación en el Tsunami como en el caso Voloh, la trama rusa del procés. Precisamente, fue el presidente huido quien comunicó hace unos días, desde Bruselas y a través de Twitter, que Alay acababa de sufrir un aneurisma. Añadió que había sido operado con éxito y que estará de baja «unas semanas». Nadie sabe dónde.
«Marta Rovira, mano derecha del republicano Oriol Junqueras, ya tiene instalados en Ginebra a su marido y a su hija»
Anna Gabriel, que ya lleva cinco años residiendo en esas tierras neutrales de Suiza, opacas y prácticamente inmunes a las normas o reclamaciones jurídicas europeas, consiguió en 2018 un permiso de residencia de cinco años, además de ser admitida para hacer un doctorado en uno de los cantones helvéticos. Tras declarar voluntariamente ante un juez español, que la dejó inmediatamente en libertad, Anna no muestra interés en volver. Son impresionantes los logros conseguidos por esta activista radical, la más lista de la clase cupera. Tras dejar crecer su flequillo abertzale estilo hachazo, luce ahora una bien cuidada melena. Ha cambiado de look y se ha convertido en secretaria general de UNIA, un sindicato de Ginebra, con un sueldo de 100.000 euros.
Tampoco le ha ido mal a Marta Rovira, mano derecha del republicano Oriol Junqueras. Rovira ya tiene instalados en Ginebra a su marido y a su hija. Veía venir la siguiente ola: en noviembre de 2023 fue citada por presunto delito de terrorismo vinculado al Tsunami. Muchos se preguntan de qué vive. Pues de ser secretaria general de Esquerra en la distancia, teletrabajando, y haciendo otros proyectos a favor de la independencia de los pueblos. Suiza es cara y hay que facturar.
El adiós muy buenas más desapercibido ha sido el de Jordi Cuixart, expresidente de Omnium Cultural. Tras ir a prisión y ser indultado por el Gobierno socialista, dejó su cargo. Curiosidades de la vida: su marcha, coincidió también con nuevas investigaciones sobre el Tsunami. La versión oficial es que ha cambiado temporalmente su residencia. ¡Dónde iba a estar mejor que en Suiza! Ha registrado en Neuchatel –bonito cantón que produce un delicioso chocolate– la sociedad Aranow Swiss. Será el centro de I+D de Aranow Packaging, su empresa de maquinaria. Algunos que han ido por allí a ver cómo van los negocios de Cuixart, aseguran que sólo ha puesto una mesa en una sala de coworking.
Unas 12 personas, Carles Puigdemont incluido, están vinculadas e imputadas en el caso Tsunami, aunque la Fiscalía considera ahora que no hay indicios de delito de terrorismo, sino solo de desórdenes públicos agravados. La citada organización cibernética, pensada para promover una gran ola separatista, se fundó en 2019 en pleno campo suizo. Los lazos del independentismo con el conocido paraíso fiscal (el quinto del mundo) son importantes. El secreto bancario, una tradición suiza, es de lo más conveniente.
«Los nacionalistas ricos de ayer y de hoy siguen saliendo hacia paraísos fiscales, sea Andorra, sea Suiza»
Ruben Wagensberg, tras huir a Suiza, sigue cobrando su sueldo de más de 70.000 euros como parlamentario. Está de baja debido a la ansiedad que, al parecer, le causó la reapertura por parte de la Audiencia del caso Tsunami. El juez del Tribunal Supremo Manuel García-Castellón ya ha solicitado la localización del barcelonés. El nuevo fugado preparará su defensa en Suiza, teletrabajando.
Hace décadas, cuando España era una dictadura y un país mucho menos desarrollado, los españoles se iban a Alemania o a Suiza en tren, con la maleta de cartón y dos mudas, como se caricaturizó en la película Vente a Alemania, Pepe. Esa emigración, provocada por la pobreza, acabó cuando llegó la democracia. Sin embargo, como comprobamos con la confesión de Jordi Pujol, los nacionalistas ricos de ayer y de hoy siguieron saliendo hacia paraísos fiscales, sea Andorra, sea Suiza.
El nuevo sueño identitario es autodeterminarse, separarse de España, expulsar a los que hablan español y convertirse en una nación fiscalmente paradisíaca. De momento, los niños bonitos del independentismo prefieren el Vente a Suiza, Ruben.