Fachosfera y progrelandia
«Se sea o no monárquico, el Rey parece lo estable en tanto barullo de tan escasa medida intelectual. ¿Hay algo intelectual en Sánchez?»
No son palabras tan nuevas, pero cada vez se usan más y especialmente desde el poder, empeñado y laborioso en crear frentismo. Las «dos Españas» que, al parecer, a Sánchez -ningún gran talento- la parecen la explicación y solución de todo, en este pobre país que él sigue empobreciendo, y no hablo de economía sólo. ¿Derecha e izquierda son dos bloques pétreos, sin ningún tipo de matices? ¿A tanto simplismo, a tanta falta de inteligencia hemos llegado? «Fachosfera» es un invento francés que Pedro Sánchez usa a su modo. Pues en Francia, el término surgió hace años para señalar el mundo y entorno de la extrema derecha, nada más. Pero, para nuestro presidente todo lo que no es él y su esfera es facha, así, sin matices.
En esa España está prohibido el centro, que antes (centro-izquierda) representaba y bien el propio PSOE. Pero eso era antes, pues ahora nuestra izquierda parece un barco único. Yo veo diferencias entre Vox y el PP y aún más con el mundo que votaba a Ciudadanos o al partido que fue de Rosa Díez. Tristemente, Unión, Progreso y Democracia o Ciudadanos cayeron por el mal hacer, pésimo hacer de sus dirigentes. Albert Rivera o Inés Arrimadas sólo han terminado siendo ejemplos de egoísta calamidad, algo muy de políticos, pero detrás de esas siglas hubo (y sigue habiendo) mucha gente que no es ni azul ni roja. ¿Quién nos representa? El descontento únicamente.
Pero si Feijóo o Ayuso son de derechas, en absoluto son de extrema derecha. Mezclarlos, validar el «totum revolutum» es otra típica añagaza de Sánchez, que acaso él mismo se cree, lo que sería más grave. «Fachosfera» quiere ser algo tenebroso, siniestro, pero no lo es, porque no actúa como tal (ni siquiera en los extremos) y porque las propias bobadas sanchistas desacreditan el juego. En la polémica sobre la mediocre canción que nos representará en la cada vez más mema Eurovisión, Zorra, que en lo personal no me molesta pero que debiera ofender a esas ultrafeministas gubernamentales, el presidente dijo: «A mí me gustan canciones como Zorra, pero la fachosfera hubiera preferido el Cara al sol». ¿Puede decirse algo más necio? Y de repente descubrimos el fondo, llamar a alguien «facha» no lo define ideológicamente cuánto lo insulta. «Facha» es un insulto, como gilipollas. ¿Cree Sánchez que toda la derecha y el no visible centro son franquistas o falangistas? Eso desearía el presidente para abolir ese supuesto cuerpo único.
¿Cuál es la ideología de Sánchez que ya no es la muy respetable socialdemocracia? Todos sabemos que la ideología de Sánchez es él mismo, su conveniencia, su afán de seguir en La Moncloa. El término «Progrelandia» -evidentemente irónico, un algo despectivo- que yo sepa lo usó ya Santiago Abascal a mediados de 2019. Pero ahora cobra vigor frente a «fachosfera». ¿También la izquierda es ahora un bloque único? Eso parece, y seguro que no. Sánchez al repartir el carnet bendito de progre, cae en errores y torpezas. Para él nacionalistas e independentistas (al contrario que en la izquierda clásica) son progres y por tal motivo da el carnet al cacareado Puigdemont que es de derechas y por ello se lleva mal con Junqueras y su Esquerra Republicana. No se entera.
«¿Derecha e izquierda son dos bloques pétreos, sin ningún tipo de matices? ¿A tanto simplismo, a tanta falta de inteligencia hemos llegado?»
El presidente se junta gustoso con malos herederos del viejo comunismo, no sólo olvidando la caída del muro de Berlín y el fracaso enorme de los comunismos populistas de América Latina -la pobreza es en estos momentos terrible en Cuba- sino apuntándose a lo que algunos llaman «Comunismo-caviar» y que ya se llamó antes «comunismo de salón». Los dirigentes y allegados viven como ricos del modo más capitalista (Yolanda desde que tiene dinero ha querido redorar su imagen) mientras el pueblo es cada vez más pobre, porque -y ahí son comunistas- el Estado es el papi.
En los años 80 del siglo XIX y al regresar de su viaje a Estados Unidos, Oscar Wilde escribió en un artículo la palabra «Yanquilandia», por supuesto crítica con lo que él veía -y razón no le faltaba- como vulgaridad, mal gusto e infantilismo norteamericanos. El mismo tono de burla y desdén que tiene Yanquilandia vale, por otros motivos, para Progrelandia. Es más que un insulto, la respuesta a otro. La Derecha un bloque -para Sánchez- y la Izquierda otro bloque, por más que el público vea disensiones internas en uno y otro monolito. A mí me da una infinita pena, pero sé que el desorden hoy viene de Pedro Sánchez, el desordenador a su gloria propia. Se sea o no monárquico, el Rey parece lo estable en tanto barullo de tan escasa medida intelectual. ¿Hay algo intelectual en Sánchez?