MyTO

PSOE-PNV: pacto de imposible cumplimiento

«El acuerdo destruye el Estado mismo y sitúa al País Vasco unido por lazos confederales con España, como si fuera un Estado soberano»

Opinión

Ilustración de Alejandra Svriz

  • Desde siempre me ha gustado leer y escribir. En el Derecho he
    encontrado el rigor del método y en el periodismo el gusto por la
    literatura. Prefiero hacer reflexionar al lector que convencerle. Me
    considero racionalista, liberal y socialdemócrata.

Lo más sorprendente de las pasadas elecciones vascas es la alegría por el resultado desatada en el PSOE. Desde luego éste no ha sido sorprendente, por una vez los sondeos han acertado. Pero si en este partido tuvieran un mínimo sentido de Estado quizás pensarían que, aún estando previsto, el resultado ha sido desastroso

Lo que sucede es que se ha interiorizado la funesta idea central de la actual política española: la división en dos bloques antagónicos que en ningún caso pueden pactar entre sí. Y, claro, no es que en el PSOE estén contentos por el resultado obtenido por su partido sino por su bloque. Y dentro de su bloque porque pueden formar gobierno con su partido preferido: el PNV. Y así no serán acusados de pactar con EH-Bildu, con los «herederos de ETA». 

Pedro Sánchez, en la noche del domingo pasado, seguramente pensó lo que había verbalizado el 23 de julio de 2023 tras conocer los resultados: «Somos más». Somos más el bloque, claro. Y al ser más, podemos suscribir un pacto de gobierno con el PNV por dos votos raspaos: 39 escaños cuando la mayoría se alcanza con 38. Pero eso le basta: la aritmética ha sustituido a la política. En las ciencias exactas, no hay ni flexibilidad ni matices: sino sólo, como la palabra indica, exactitud. 

Olvida, claro, que la política está llena de matices y el arte de la política se practica con razonamientos, no con aritmética ni estadística. Porque para comprender bien la realidad política lo decisivo es conocer historia, filosofía, política, derecho y economía. Pero los politólogos que le asesoran sostienen que la política es una ciencia exacta: los números mandan. Si tienes un voto más que el contrario puedes hacer lo que te dé la gana: las democracias, para ellos, sólo están regidas por la regla de la mayoría. Quizás no gobiernas, eso importa poco, pero mandas: es de lo que se trata. 

Le recomiendan estos asesores que el derecho, las leyes y las sentencias, están para incumplirlas mientras no se note: hay que sortearlas con disimulo. Al fin y al cabo, el derecho es un mero instrumento del poder y el poder es lo único que cuenta. Esta formulación absolutista y antidemocrática es la que suele enseñarse en las Facultades de Ciencias Políticas. Y así vamos: Kant es un don nadie, sólo fundamentó filosóficamente el Estado de derecho, apenas nada; Maquiavelo es el gran politólogo, definió el poder del Príncipe, es decir, del Estado entendido en la lógica de aquel tiempo absolutista, es decir, el poder ilimitado de quien manda. 

«Quien ganó el pasado domingo no fueron la suma de PNV y PSE sino el nacionalismo ya que suma 54 escaños»

Por tanto, desde la perspectiva de muchos politólogos, el PSOE obtuvo el pasado domingo un gran resultado: entre él y el PNV «son más», alcanzan los 39 escaños, la mitad más uno. Ciertamente estamos en tiempo de rebajas, exigimos muy poco y nos contentamos con menos. Pero desde la perspectiva de la política, no de la politología, quien ganó el pasado domingo no fueron la suma de PNV y PSE sino el nacionalismo ya que suman 54: eso sí que es un bloque. Y ese bloque se notará en la política española porque es capaz de aprisionar al Gobierno de Pedro Sánchez bien. Veamos.

EH Bildu pactó la investidura de Sánchez sin pactos escritos, como antes se hacía entre caballeros: con un apretón de manos. Pero el PNV no, el 10 de noviembre pasado suscribió un detallado pacto por escrito con el PSOE. ¡Y vaya pacto! ¡Cuánto cedió el PSOE al suscribirlo! Desde luego, se avino a todo, a lo posible, que fue poco, y a lo imposible, que fue mucho. Pueden leerlo fácilmente en Google: Acuerdo PSOE – EAJ-PNV. Diez páginas suscritas en Madrid por Pedro Sánchez y Andoni Ortúzar. Vale la pena. Pero no hay espacio para comentarlo in extenso. Sólo un breve apunte sobre una cuestión concreta, impropia de un Estado moderno, bien sea centralista, bien sea federal. Se trata del antiguamente denominado pase foral. 

En efecto, utilizando ese misterioso pozo sin fondo que son los «derechos históricos», en el punto 1.4.1 el Gobierno [de España] se compromete a que «todos los proyectos de ley que afecten a las competencias de la CAV [Comunidad Autónoma Vasca] contarán, en su caso, con una cláusula foral que se acordará previamente con EAJ-PNV».  Y para más inri, en el punto 1. 4. f) se establece que si el Gobierno utiliza la fórmula del decreto-ley [y sólo puede hacerlo en casos de extraordinaria y urgente necesidad], «con antelación a su aprobación, su contenido deberá ser conocido  y en su caso pactado con el EAJ-PNV». 

El disparate es colosal por muchas razones y casi sobran comentarios. Pero permitan que formule sólo alguno acotaciones en forma de interrogantes. ¿Las leyes estatales que afecten a las competencias del País Vasco deberán ser previamente pactadas con el PNV, ni siquiera con el Gobierno vasco sino con el PNV? ¿Cómo puede introducirse esta cláusula, fruto del pacto entre dos partidos, en un procedimiento legislativo que en sus líneas generales está regulado en la Constitución  y se detalla en los reglamentos de las cámaras, el Congreso y el Senado? ¿No significa que ello discrimina a los demás grupos políticos? Y, para terminar, ¿la urgencia, nota característica de los decretos-ley, dejará de serlo debido a un pacto entre dos partidos?  

«El pacto tiene otros puntos, no  sólo gravemente inconstitucionales, sino que cambian la naturaleza de nuestro Estado»

¡En qué cabeza cabe todo ello! ¡Quién es el jurista, o grupo de juristas, responsable de tal desaguisado! Es más, ¿algún jurista ha intervenido en tamaños disparates? El pacto tiene otros muchos puntos, no sólo gravemente inconstitucionales, sino que cambian la naturaleza de nuestro Estado, desbordan su carácter autonómico y exceden de su mismo carácter federal. 

En definitiva, este acuerdo destruye el Estado mismo y sitúa al País Vasco unido por lazos confederales con España, como si fuera un Estado soberano. Todo esto tendrá que aceptarlo Sánchez al sostener de la forma que sea un formar gobierno con el PNV: ha firmado un compromiso y, aunque él no suele cumplirlos, le forzarán a ello el PNV y, si este cede, EH-Bildu. En caso de incumplimiento, le negarán su apoyo en el Congreso de los Diputados, el apoyo que necesita de forma imprescindible

Pedro Sánchez está arriesgándose en muchos frentes. Este es sólo uno de ellos. Se ha metido en un laberinto y no encuentra la salida. Los equilibristas de la política, igual que los del circo, de vez en cuando tropiezan y caen. Me temo que esta caída está cercana. Pronto le abandonarán hasta los suyos. 

10 comentarios
  1. Mehmet_II

    Cuando quieras hablar, Carreras, de la importancia para tí desaforada de las mayorías, es decir, de la aritmética frente a la política, hazlo por ejemplo con referencia a todos esos gobiernos derecha/ultraderecha, o sea PP/Vox (Extremadura, Murcia, Aragón, etc.) donde esas mayorías lo primero que hacen es tumbar leyes de Memoria Histórica para volver al relato franquista y al “olvido” de la violencia criminal de los suyos. Por otra parte, sobre que la Comunidad Autónoma Vasca pueda estar llegando a algún tipo de status confederal con el Estado no sé dónde lo ves tú. En este momento no existe ni por asomo eso. Con una dependencia de los vascos de los mismos tribunales (Audiencia Nacional, Tribunal Supremo, etc.) que los españoles ya me dirás tú. O la presencia de la GC, de las FSE, etc. dentro de nuestras fronteras. Todo eso desaparecería dentro de un verdadero status confederal. Lo mismo sobre cuestiones de regulación sobre el status de las lenguas cooficiales (euskara, castellano). Ese tema, por ejemplo, quedaría en manos exclusivamente vascas. Así que, Carreras, menos bulos.

  2. 23xtc

    Y ahora González y Guerra dicen que la culpa no es suya que la culpa es de los «nacionalistas que no cumplen las reglas constitucionales»..

    1976, ellos en su primer congreso del PSOE en España ¡, partido no legal aún que Suárez permitió celebrar , aprobaron crear «los pueblos de España».

    González y Guerra lo cumplieron en 1978, crearon legalmente a través de los representantes del PSOE entre los redactores de la Constitución.

    Eso si Juan Carlos no sabía nada de nada. Se entero hace poco como su hijo.

  3. 23xtc

    el preámbulo de la Constitución de 1978 se reconoce y ampara suicidamente el tribalismo regional: “Proteger a todos los españoles y pueblos de España en el ejercicio de los derechos humanos, sus culturas y tradiciones, lenguas e instituciones”. Se renuncia, a una nación de españoles introduciendo “los pueblos” (nada más impreciso) y sus derechos. ¿Qué pueblos? ¿Qué derechos que no estuvieran amparados y comprendidos en ese “a todos los españoles”. A qué viene esa diferenciación sino a la condición de representantes de algunos de los llamados “padres de la Constitución», como sería lógico e igualitario tratándose de la Constitución de España, es decir de la Constitución de la nación y el país de los ciudadanos españoles: los únicos ciudadanos que existen en España. Esta singularidad y esta categoría es la que debería haber dejado establecida de manera incuestionable la Constitución española. No lo hicieron, estaba Peces-Barba, su PSOE estaba a favor de los «pueblos de España». González y Guerra.

    La mesa desespañolizadora de España. Autonomías son el cáncer de la democracia española.

    No se preocupen Francesc de Carreras y Guillermo del Valle ESTÁN para que España le vaya bien.

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