Bulo-rías del fango-fandango
«Ni un ataque sin su réplica a la política del bulo y el fango. Y siempre medida: si el ataque fue brutal, la respuesta también deberá serlo»
Demos gracias a los ministros Urtasun y Puente. Los dos han marcado, con extraordinaria precisión, el objetivo, la estrategia y la respuesta de la ‘decisión’ de Pedro Sánchez tras sus cinco días de publicitado retiro espiritual consigo mismo: se trata de desplegar con la máxima potencia su política del bulo y el fango. Gracias a Ernest Urtasun y a Óscar Puente conocemos la plasmación práctica de la novísima forma de hacer política que ha decretado su jefe. Y gracias a la impericia de ambos, sabemos también cuáles son dos de los tres ingredientes de la respuesta más eficaz al bulo y el fango decretados. Son imprescindibles ambos, pero conviene que estén aderezados con el tercer ingrediente.
Debemos el primero al ministro de Cultura. Urtasun suprimió el Premio Nacional de Tauromaquia, creado por Zapatero en 2011 para reconocer a los toros como una disciplina artística. El bulo de Urtasun es barato: los toros no son cultura, sino incultura, y –por tanto- nos los cargamos.
Su bulo es una opinión muy suya que, ay, choca con la ley vigente en España que, como Gobierno, el ministro podía haber instado a cambiar. Una ley que dice, por ejemplo, que «la tauromaquia forma parte del patrimonio cultural digno de protección en todo el territorio nacional», y que «los poderes públicos garantizarán la conservación de la tauromaquia y promoverán su enriquecimiento, de acuerdo con lo previsto en el artículo 46 de la Constitución«. Bobadas de leguleyo, con el añadido de mentar la pesadísima Constitución, cuando el objetivo de la innovadora política del bulo y el fango es dictaminar lo que es bueno y lo que es malo, y eso no se hace cambiando leyes (que es un engorro, lleva tiempo y exige mayorías) sino con la mera declaración que hacen ‘los buenos’, en este caso el ministro Urtasun.
Bueno es y será lo que en cada momento declaren ‘los buenos’. Esta es la estrategia que nos muestra Urtasun. Exige mucha flexibilidad, porque ‘los buenos’ a veces dejan de serlo y porque, mientras lo son, cambian frecuentemente de criterio. Jamás mienten, solo cambian de opinión.
El regalo que debemos a tan cultero ministro fue la apabullante respuesta que recibió: que tú quitas un premio nacional de tauromaquia, nosotros creamos por toda la geografía nacional más y mejores premios de tauromaquia. El primero en responder fue el socialista Emiliano García-Page: a los pocos minutos de la declaración de Urtasun anunció su premio de tauromaquia. Fueron muchos los presidentes autonómicos que informaron de iniciativas similares. Daremos más premios y serán mejores. Este es el primer, e imprescindible, ingrediente de la respuesta a la flamante política del bulo y el fango que enarbola el presidente Sánchez. Que tú niegas y prohíbes, nosotros damos y promovemos. Más y mejor, para que no haya dudas.
«No debe tomarse en serio lo que no es serio, y este Gobierno no lo es. Tomémoslo a cuchufleta, que es lo que objetivamente merece»
El segundo regalo correspondió al ministro Puente. Lo suyo llegó con más fango, claro, sin olvidar el bulo. En una reunión con sus partidarios y sin venir a cuento, el señor ministro acusó al presidente de Argentina de drogadicto. ¿Por qué? Pues porque le vino en gana y para dejar claro que el insulto no opera como tal cuando el destinatario, a los ojos de ‘los buenos’, es un ser despreciable por ser derechista. Javier Milei es de derechas, muy de derechas. Por tanto, es de ‘los malos’, y tan despreciable que puede ser insultado sin que ningún descalificativo compute como insulto. Aún más, debería estar agradecido de que ‘los buenos’ bajen al lodazal para mencionarle.
El objetivo y la estrategia de la lozana política del bulo y el fango de Sánchez quedan retratadas a la perfección en el roznido de Puente. Es un ‘sí se puede’ de campeonato. Se puede todo contra los que ‘los buenos’ decidimos que son ‘los malos’. No hay que olvidar que el presidente Sánchez sigue sin haber felicitado a Milei por su victoria en las urnas. Y, si no ha sido felicitado por el líder, será que Milei no ha ganado, o que no merecía ganar… ya puestos… por la «ingesta de sustancias», según la descripción del acreditadamente abstemio ministro Puente.
Pero lo importante es la respuesta. Y con el exabrupto de Puente contra Milei, hemos podido ver el segundo ingrediente imprescindible de la necesaria respuesta a la política del bulo y el fango decretada por Sánchez. Al ministro le respondió el presidente argentino con un comunicado brutal. Tras «repudiar» las «calumnias e injurias» de Puente, Milei pasa al ataque:
«El Gobierno de Pedro Sánchez tiene problemas más importantes de los que ocuparse, como las acusaciones de corrupción que caen sobre su esposa, asunto que lo llevó incluso a evaluar su renuncia. Por el bien del Reino de España, esperamos que la justicia actúe con celeridad para esclarecer semejante escándalo de corrupción que afecta directamente la estabilidad de su nación y, por consiguiente, las relaciones con nuestro país».
Y este es el segundo ingrediente de la respuesta a la política del bulo y el fango. Ni un ataque sin su réplica. Siempre medida: si el ataque fue brutal, la respuesta también deberá serlo. Si es moderada, pues ponderada. Eso sí, toda réplica debe llevar la verdad por delante y estar apoyada en datos contrastados, para que nadie pueda decir que el bulo y el fango son contagiosos.
Ya sólo falta el tercer ingrediente de la respuesta, que es el mejor nos define. No debe tomarse en serio lo que no es serio, y este Gobierno no lo es. Tomémoslo a cuchufleta, que es lo que objetivamente merece. La payasada de la carta pedril a la ciudadanía, de los cinco días de retiro espiritual con su mismidad, de ese hombre profundamente enamorado de sí mismo que utiliza a todos, desde su mujer hasta el rey, para darse pisto, merece un potente concurso de chirigotas. Qué digo uno, tantos concursos como verbenas se celebrarán este verano por todos los pueblos de España. Con sus bulos bailaremos bulo-rías. Con su fango, palmearemos fandango. Habrá zumba y guasa para burlar la bufonada que nos ha tocado en suerte como pésimo Gobierno.
Que no pare la fiesta. Que resuenen las bulo-rías y el fango-fandango en cada verbena. Eso sí, con sumo cuidado en la redacción de las letras que han vuelto los tiempos de la censura. Hoy no es franquista, sino pedrista. Pero si hubo cánticos de burla al Generalísimo, ¿cómo no va a haberlos al Presidentísimo?