Los retos de la Unión Europea
«Con un sesgo marcadamente ideológico, la implementación de la Agenda 2030 en materia medioambiental está penalizando la estructura productiva europea»
Las comunidades europeas se crearon como un proyecto político con mimbres económicos, se trataba de evitar una nueva contienda entre los países europeos y acercar rápidamente a Alemania a sus antiguos enemigos. Según Keynes en la obra: Consecuencias Económicas de la Paz, las sanciones y restituciones económicas que se impusieron a Alemania en el tratado de Versalles al finalizar la primera Guerra Mundial, hacía presagiar una nueva guerra, como así sucedió.
Para evitar un nuevo conflicto se crearon, La Comunidad Económica del Carbón y del Acero, La Comunidad Económica Europea y el EURATON. Se estableció que Alemania fuese el financiador neto del proceso y que el mercado único favoreciera también a su economía.
El éxito de este proceso se ha confirmado a lo largo del tiempo, Alemania mediante su reunificación integró a los Lander del Este; asimismo se han incorporado la mayoría de los países europeos, incluidos los del antiguo bloque comunista, y afortunadamente no ha habido nuevos conflictos armados; aunque la actual guerra de Ucrania, se está produciendo a nuestro lado.
«Uno de los grandes problemas actuales de la UE es que la mayoría de los países miembros no han llevado a cabo las reformas estructurales necesarias para mejorar la productividad y poder aprovechar las ventajas de la globalización»
La integración no ha sido un proceso fácil, la profundización del proyecto europeo como la creación del Euro, la ampliación a otros países y los mecanismos de financiación del Presupuesto Comunitario, han generado gran cantidad de problemas.
Asimismo, El Reino Unido no se incorporó a la Unión Monetaria y, la ampliación a los países del Este ha provocado una realidad muy heterogénea en cuanto a renta per cápita y estructura productiva. Alemania después de más de cincuenta años de ser el mayor financiador del Presupuesto Comunitario que se destinaba fundamentalmente a la Política Agraria Común y a los Fondos Estructurales, rebajo su aportación neta por tener que asumir los altos costes de la Reunificación con la Alemania del Este. El Reino Unido, que se incorporó en la primera ampliación de Las Comunidades en 1973, siempre generó problemas y obligó a establecer un cheque verde, como restitución de los fondos, que aportaba a la PAC.
Los problemas estructurales y las ideologías populistas llevaron finalmente al Reino Unido al Brexit, lo que significó la salida por vez primera de un país de la UE, y además de los más importantes. Es obvio que, a corto, medio y largo plazo, los costes para Gran Bretaña están siendo muy altos y también para los países que nos quedamos en la UE, de hecho, una gran parte de los británicos se cuestionan el proceso.
Uno de los grandes problemas actuales de la UE es que la mayoría de los países miembros no han llevado a cabo las reformas estructurales necesarias para mejorar la productividad y poder aprovechar las ventajas de la globalización. Los miembros de la Unión Europea no reaccionaron conjunta y adecuadamente ante la crisis financiera que comenzó en el 2008, si bien si lo han hecho ante la crisis del covid, sobre todo con la dotación del Fondo Europeo de Recuperación, del que Italia y España son los grandes beneficiados. Por desgracia, nuestro país no los está utilizando adecuadamente para poder mejorar la competitividad del tejido productivo.
La realidad en estos momentos es que en la Zona Euro la presión fiscal es muy alta y su potencial de crecimiento y su capacidad de generación de empleo es muy inferior al de EEUU. El pasado año la UEM se estancó mientras el crecimiento de los Estados Unidos fue del 2,5% y para este año se prevé que triplique el crecimiento europeo.
Es necesario replantearse el futuro de la Unión Europea si queremos evitar el riesgo de mayores problemas. Se deben acometer las reformas estructurales necesarias para incrementar la productividad a pesar de los costes políticos nacionales que a corto plazo podrían generar. El nuevo presupuesto de La Unión debe impulsar la investigación y la formación para el empleo y reducir las partidas dedicadas a las políticas tradicionales.
Un asunto de especial preocupación es la implementación de la Agenda 2030 en materia medioambiental. Con un sesgo marcadamente ideológico, se está penalizando la estructura productiva europea, incidiendo negativamente en la calidad de vida de los ciudadanos y nos está restando libertad individual.
En efecto, las limitaciones y prohibiciones que establece han lastrado las producciones agrarias más eficientes y están reduciendo la competitividad del sector industrial, además del sector del transporte.
De este «tiro en el pie» que se ha dado Europa, se están aprovechando fundamentalmente, los países en desarrollo tal como Marruecos en la producción y exportación de productos agrícolas, y Estados Unidos y China en la comercialización de productos industriales en los mercados mundiales. Estas circunstancias han llevado a Alemania a la recesión el pasado año. El motor tradicional de crecimiento de este país ha sido la exportación de productos industriales de alto valor; hoy en manos de empresas chinas y americanas.
Resulta sorprendente que se establezca un periodo máximo en 2035, para poder fabricar automóviles con motor de combustión, máxime si se tiene en cuenta que el vehículo eléctrico no es la alternativa definitiva; lo que penaliza a los países productores de automóviles, sobre todo a Alemania que es el primer país europeo en fabricación de vehículos y a España que es el segundo.
La transición energética también está siendo excesivamente rápida e inadecuada en Europa en comparación con la que están realizando otros países con los que competimos. Afortunadamente, se han comprendido las ventajas medioambientales y económicas que ofrece la energía nuclear, sin embargo, el Gobierno Español mantiene el objetivo de cerrar todas nuestras centrales, no alargando su vida útil, en contra de lo que ha realizado otros países como Francia.
Además, es imprescindible una política de inmigración única, racional, viable y aceptada por todos los países miembros.
Europa, afectada por un problema de envejecimiento y escasa natalidad, hace tiempo que ha dejado de ser uno de los motores económicos del mundo en términos de crecimiento.
Hay que reforzar la Unión Monetaria a través de un auténtico espacio económico y financiero, es necesario consolidar un Mercado Único de cerca de 450 millones de habitantes, con una regulación uniforme y un mayor rigor en las Políticas Fiscales. La calidad de vida futura de los ciudadanos que pertenecemos al proceso de integración europeo dependerá del impulso de la UE para mejorar su capacidad de crecimiento, de generación de empleo y bienestar.
El resultado de las próximas elecciones al Parlamento Europeo puede ser determinante para recuperar la senda adecuada.