THE OBJECTIVE
José Antonio Montano

Caricaturas de caricaturas

«Sánchez y Milei, blindadas caricaturas de sí mismos, que no necesitan ni imitadores, suscitan una espiral inane en la que ya no hay humor, sino náusea»

Opinión
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Caricaturas de caricaturas

Ilustración de Alejandra Svriz.

Reconozco que anímicamente me lo monté fenomenal en la anterior crisis económica, la que empezó en 2008 y duró tantos años: me estuve refugiando de los problemas de España en los de Argentina, al lado de los cuales los de España parecían de chiste.

El quilombo argentino lo seguía por el programa de Jorge Lanata Periodismo para todos, que podía ver por internet al día siguiente de su emisión desde Buenos Aires. Junto a los monólogos de Lanata y los reportajes, por lo general sobre la corrupción del kirchnerismo a lo largo y ancho del país, estaban los sketches: el teatrillo de los políticos caricaturizados por actores. 

El elenco era fantástico. De la realidad solo conocía a la presidenta Cristina Kirchner y a su marido fallecido Néstor, que se presentaba a veces como el Nestornauta (una parodia de la historieta argentina El Eternauta). El resto eran caricaturas de políticos a los que yo no había visto jamás: Massa, Timerman, Aníbal Fernández, Amado Boudou, el futuro presidente (y luego expresidente) Macri… Semana tras semana aparecían con sus numeritos y su personalidad definida, exhibiendo una incompetencia y una ridiculez ciertamente jocosas. Con el tiempo fui descubriendo a los políticos a los que imitaban, con un efecto fulminante: eran caricaturas de sus caricaturas. Hasta la propia Cristina, a la que como digo sí conocía de antes, quedaba impregnada de su doble.

Recuerdo que a la actriz, espectacularmente buena, se la jugaron con la filtración de una felación a su pareja que cortaba el hipo. No sé si perjudicó a su imagen: a mí me la agigantó. La siguiente vez que apareció como Cristina Kirchner casi me hago peronista. He sabido hace no mucho que la actriz, Fátima Flórez, ha tenido una relación sentimental con Milei, lo que me ha producido calambres intelectuales. ¡La falsa Kirchner –más verdadera que la verdadera (solo porque esta era más falsa que la falsa)– buscando la verdad del político de enfrente! ¡El político en el que la verdad y la falsedad se han fusionado en un único ente, Milei! El verdadero Milei es también el falso Milei: una caricatura que será siempre superior a todas sus caricaturas. ¡Milei, la caricatura lograda! 

«Nuestros políticos, ya también como los argentinos, compiten con sus caricaturas y les ganan en caricaturidad»

Al enfrentarse con él, Sánchez ha descendido a ser técnicamente otro personaje de Lanata, junto con su corte esperpéntica (¡lanatista!) de los Puente, Albares, Montero y Bolaños. En España tuvimos en su día moñegotes, pero los originales (exceptuando algún que otro nacionalista) tuvieron la deferencia para con sus caricaturas de no superarlas. Esto ya no es así. Nuestros políticos, ya también como los argentinos, compiten con sus caricaturas y les ganan en caricaturidad. El tobogán por el que descienden los conduce a las sentinas de la irrisión.

Los analistas hablan del beneficio mutuo que se prestan los presidentes Sánchez y Milei, a costa de sus países, sometidos ambos a sus procesos degradantes. Yo aquí ni he pensado a quién beneficia ni a quién perjudica, aborrecido del espectáculo. Estas caricaturas de caricaturas (Sánchez y Milei blindadas caricaturas de sí mismos, que no necesitan ni imitadores) suscitan una espiral inane en la que ya no hay humor, sino náusea. He aquí otra modalidad del fango: la de la ciénaga de las caretas puras. El infierno son los otros porque son como los otros.

Han pasado poco más de diez años de mi truco anímico para sobrellevar la crisis, y ya no vale. España se ha convertido en un país de broma. De broma sin gracia. Ya no puedo refugiarme de los problemas de España en los de Argentina, porque los de España son una caricatura de los de Argentina.

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