Sánchez vs. Vox
«Con frecuencia uno tiene la sensación de que Sánchez y Vox persiguen el mismo fin: impedir que el PP gane y comience una nueva etapa política en España»
El líder de Vox, Santiago Abascal. | Europa Press
El domingo 19 de mayo se celebró en la plaza de toros de Vistalegre, sita en el barrio madrileño de Carabanchel, un mitin organizado por Vox al que acudieron numerosos líderes internacionales considerados por sus adversarios políticos como de «extrema derecha». Todos ellos fueron fervorosamente aplaudidos durante y al final de sus intervenciones. Sin embargo, las diferencias entre ellos no dejan de ser notables. Por ejemplo, allí estaban juntos los políticos polacos enemigos de Putin y los húngaros amigos de Rusia. Allí se reunieron defensores de intereses contrapuestos que en el futuro pueden enfrentarse entre sí.
Como ha escrito con mucha razón Rafa Latorre en El Mundo:
«No creo que los autoproclamados defensores del campo español ignoren lo que prescribe para los agricultores españoles el proteccionismo de Le Pen. La distribución de la riqueza de Gallardo le parecerá una receta bolchevique a Javier Milei. Por otro lado, los libertarios como este último de la tradición de Rothbard, mantienen una larga discusión sobre las restricciones a la inmigración que Meloni parece tener resuelta. Y qué hay de ese sindicato nacional de Vox, vanguardia del corporativismo. No parece que el cartel de Vistalegre tenga una sola propuesta común de futuro para los ciudadanos europeos».
Mas, sea como sea, de lo dicho en aquel mitin lo único que trajo consecuencias fueron las palabras que el presidente de la República Argentina le dedicó a la esposa de Pedro Sánchez. El presidente argentino no habló en una reunión de empresarios sino en una reunión de radicales. Como ha recordado Ignacio Varela en El Confidencial, «Pablo Pombo ha explicado cabalmente cómo la bronca escenificada desde hace meses entre Milei y Sánchez responde a un guion construido sobre el sobreentendido de que el choque conviene a ambos en sus respectivos espacios domésticos. La injerencia grosera de Sánchez en la política argentina, haciendo campaña por Massa en su discurso de investidura, pronunciado tres días antes de las elecciones argentinas; el desplante del Gobierno español en la toma de posesión de Milei, dejando al Rey con la única compañía de un secretario de Estado; la provocación intempestiva pero calculada de nuestro ministro de Transportes, calificando de drogadicto a un jefe de Estado extranjero; el número circense de Milei en Madrid y el aspaviento histérico de nuestro oficialismo. Todo ello converge para que lo de Vista Alegre sea el primer mitin conjunto Vox-PSOE de la campaña de las elecciones europeas. No será el último».
«Una etapa que debería iniciarse derogando una serie de leyes nacidas al impulso de movimientos identitarios»
Y es que con harta frecuencia uno tiene la sensación de que Sánchez y Vox persiguen el mismo fin: impedir que el PP gane. Y sin embargo, se mire desde donde se mire, la única forma de que Sánchez salga de La Moncloa es que allí se asiente Núñez Feijóo. Es decir, que en unas elecciones generales el PP alcance los 176 diputados y comience una nueva etapa política en España. Una etapa que debería iniciarse derogando una serie de leyes nacidas al impulso de movimientos identitarios, como lo es hoy el nuevo feminismo o el ecologismo desbocado, que está en contra de los embalses y la energía nuclear mientras defiende los automóviles eléctricos, caros e ineficientes.
Derogaciones, en fin, que nos permitan ser a todos iguales ante la justicia, sin importar el sexo de cada ciudadano; leyes que no permitan cambiarse de sexo a los 12 años de edad; leyes razonables y políticas que intenten sacarnos de la situación demográfica y laboral en la que nos encontramos, y también nuevas políticas pro juveniles y a favor de la fecundidad de las españolas.
