Argentina: un tratamiento doloroso pero eficaz
«La economía argentina permanece en la UCI, pero las medidas adecuadas de política económica la pueden llevar a ‘planta’ en los próximos meses»
Con motivo de la toma de posesión del presidente de Argentina, Javier Milei, en diciembre del pasado año, publiqué en este mismo periódico un artículo titulado: «Argentina puede resucitar», que concluía afirmando que «el proceso será largo, complejo y se enfrentará a muchos obstáculos»; siete meses después se puede afirmar que la política económica implementada por el presidente Milei es la adecuada, que empieza a dar algunos frutos, pero que el camino será tortuoso sobre todo a lo largo del presente año 2024.
Hay que tener presente que la economía argentina, a finales del pasado año se encontraba en una situación agónica, y que por tanto el tratamiento de choque tiene que ser muy fuerte, intenso y mantenido en el tiempo.
«El Fondo Monetario Internacional estima que el PIB en la Argentina caerá un 3% en el año 2024 y la inflación se situará de media en el 150%»
Se trata de un país muy empobrecido con una renta per cápita de tan solo 13.162 €, menos de la mitad de la española, a pesar de que durante la primera mitad del SXX, antes del Gobierno del General Perón y de Evita, era de las naciones más ricas del mundo, que incluso acogió a muchos emigrantes españoles y que nos envió ayuda alimentaria a nuestro país en los años 40. Sin embargo, actualmente se sitúa en el puesto 66 del ranking mundial, constituido por 196 países. Esta grave situación es consecuencia fundamentalmente, de las políticas populistas implementadas durante muchas décadas.
Además, hay que tener presente que, según el Índice de Libertad Económica elaborado por la Fundación Hermitage, en 2023 Argentina obtuvo una calificación de tan solo 49,9 puntos, lo que significa una clasificación de economía «reprimida» inconsistente con los mecanismos adecuados y eficientes de una economía de mercado, lo que lo situaba en el puesto 145 de los 190 países analizados.
Asimismo, se trata de un país con una grave inseguridad jurídica, lo que ha incentivado enormemente la corrupción, la expropiación y, nacionalización de empresas extranjeras, como fue el caso Repsol YPF. En el ranking «Duing Business», el pasado año ocupaba el puesto 126 de 190 países y en el de «percepción de la corrupción» el puesto 94 de 180 países.
Sus desequilibrios macroeconómicos son muy elevados, destacando el proceso de casi hiperinflación que se registró al finalizar el pasado año 2023, con un crecimiento mensual del IPC superior al 25%, alimentado por la monetización del déficit público, lo que penalizaba profundamente el tipo de cambio; elevaba la prima de riesgo país por encima del 26%, la más alta de Iberoamérica tras Venezuela, y lastraba e incluso imposibilitada la emisión de nueva deuda. Y también destruía el volumen de reservas internacionales que al comenzar el año 2023 se situaba en los 45.000 millones de dólares y al finalizarlo tan solo era de 21.200$ tras el terrible último año de gobierno del Kirchnerismo. Asimismo, el déficit fiscal se situó en el -4,2% del PIB, la deuda pública paso de representar el 84,7% del PIB en 2022 al 154,5% del PIB y la economía se contrajo un -1,6% el pasado año.
La política económica de Milei se ha concretado en unas 300 medidas, tendentes fundamentalmente a mejorar la confianza en el país, a luchar contra sus desequilibrios macroeconómicos, y a tratar de introducir criterios de economía de mercado y de eficiencia en su sistema productivo.
Para frenar el creciente endeudamiento y luchar contra la inflación se ha aplicado una política fiscal restrictiva, consistente en reducir el número de empleados públicos, el gasto corriente y también se ha tenido lógicamente que disminuir la inversión pública a corto y medio plazo. El resultado de esta política ha sido el logro durante el primer cuatrimestre del 2024 de un superávit público del 0,2% del PIB, es decir una corrección de casi 5 puntos respecto al cierre del ejercicio anterior.
Esta política fiscal restrictiva, junto con la limitación del incremento real del dinero y la liberalización de una parte de los precios, ha permitido limitar la inflación al 4,3% Inter trimestral en el mes de mayo de este año; lo que ha incidido muy positivamente en la refinanciación internacional de la deuda, en la caída de la prima de riesgo al 14,2%, y a un incremento de las reservas exteriores de 12.000 millones de euros en solo seis meses.
Hay que resaltar para que pudiese servir de ejemplo a nuestro Gobierno, que la derogación de la Ley de alquileres y la liberalización de estos ha incrementado un 184% la oferta de viviendas destinadas a este fin y se han reducido el precio de los alquileres en términos reales, un 20% en Buenos Aires.
Lógicamente, las políticas monetarias y fiscales restrictivas a corto plazo están incidiendo negativamente en el consumo y la inversión con lo que el PIB se está contrayendo significativamente; la inversión pública cayó un 37% interanual en abril y la producción industrial ha bajado en -16,6% en los cuatro primeros meses del año, con un índice de actividad económica que se ha reducido un -8,4% en abril.
El Fondo Monetario Internacional estima que el PIB en la Argentina caerá un 3% en el año 2024 y la inflación se situará de media en el 150%.
Sin embargo, confía en el éxito de la política económica quirúrgica de Milei, y prevé un crecimiento del PIB del 5% en 2025, con una gran reducción del IPC hasta situarse en el 45% de media.
La economía argentina permanece en la UCI, pero las medidas adecuadas de política económica la pueden llevar a «planta» en los próximos meses, y se estima que se le puede dar el alta entre los años 2025 y 2026, si se mantiene el tratamiento adecuado y ortodoxo por parte de Dr. Milei.