Efectivamente, señor presidente
«Escrivá podría haber llegado por méritos propios a ese cargo, pero es consciente de que lo ha conseguido por su docilidad»
Es un ejemplo menor, una anécdota de chiste. Sin embargo, ilustra un ecosistema. La historia pasó muy desapercibida. A finales de 2023, Pedro Sánchez eliminó el Alto Comisionado para la Pobreza Infantil y movió a su responsable, Ernesto Gasco, que había estado en el cargo desde 2020, a otra institución con claro perfil de justicia social: el Hipódromo de la Zarzuela. Tras ser nombrado presidente, con un sueldo de 130.000 euros al año, Gasco dijo a la prensa: «Esto es claramente un reto para mí. Voy a intentar darle un carácter social y abierto».
El Hipódromo de la Zarzuela pertenece a la SEPI (Loterías tiene un pequeño porcentaje también) y su negocio es claramente deficitario. Pero dado su carácter sistémico, estructural y de servicio público, es imprescindible que permanezca en manos estatales. En primer lugar, porque es un lugar estupendo para colocar a afines. Gasco es uno de esos cargos públicos que te dirige lo que le pongas delante. El Estado tiene muchos chiringuitos. Y fuera de él hace mucho frío. Que no se diga que, al menos con los suyos, el PSOE no está intentando resolver el problema del paro. En segundo lugar, privatizar el Hipódromo dejaría a miles (me atrevería incluso a decir millones) de niños pobres sin un lugar de esparcimiento. Un gobierno progresista no puede mirar hacia otro lado en un asunto tan serio.
Hay innumerables casos de nepotismo en el sanchismo. Aunque el clientelismo es una lacra transversal, Sánchez la ha perfeccionado y ampliado. Ha sentado precedentes al nombrar a su ministra fiscal general, a otra ministra magistrada del Tribunal Constitucional, a un militante del partido director del CIS y a otra directora de RTVE. Esta semana, la prensa se ha centrado en el nombramiento de José Luis Escrivá como gobernador del Banco de España. Escrivá tuvo dos carteras ministeriales en este ejecutivo hasta esta semana: fue ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones y luego ministro para la Transformación Digital y de la Función Pública de España. Todos sus predecesores en el Banco de España tenían un perfil estrictamente técnico, sin pasado político.
Escrivá podría haber sido un buen candidato antes de su paso por la política. Demostró al dirigir la Airef (la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal) independencia y afán reformista. Los cuatro liberales que había en España por entonces defendían con orgullo la función de una institución que se atrevía a rebajar y cuestionar la propaganda fiscal de los gobiernos. Como ha escrito Victoria Carvajal en este medio, «Escrivá representó junto a Nadia Calviño la esperanza de que su ortodoxia y su perfil moderado y más técnico ejerciera de muro de contención a las políticas populistas procedentes de los socios de la extrema izquierda del Gobierno. Pronto se demostró que no iba a ser así». Como ministro, Escrivá no tardó en perder su perfil técnico y se convirtió en un peón más del sanchismo. Defendió, por ejemplo (criticando abiertamente los matices técnicos que ponía el Banco de España, institución que ahora va a dirigir) una reforma de las pensiones insostenible que era puro populismo fiscal y contabilidad fantasiosa.
Un perfecto ejemplo de su sumisión al poder fue la falsa entrevista en formato pseudotelevisivo que le hizo el presidente Pedro Sánchez en la campaña de las elecciones del año pasado. En primer lugar, fue un acto electoral del partido a pesar de que él no era militante. Pero exigirle al sanchismo que distinga entre gobierno, partido y Estado es una coquetería caprichosa y naíf a estas alturas.
«Escrivá podría haber sido un buen candidato antes de su paso por la política. Demostró al dirigir la Airef (la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal) independencia y afán reformista»
En un plató con público cautivo (es decir, otros miembros del gobierno y del partido), el presidente fue preguntando a varios ministros varias cuestiones de sus carteras. “Entonces, José Luis”, le preguntó Sánchez al ministro, «para que nos entiendan los que nos están siguiendo por streaming y los compañeros y compañeras que están aquí en Ferraz, ¿ahora lo que necesitamos es culminar el trabajo llenando la hucha de las pensiones no?». «Efectivamente», respondió Escrivá. Como escribió el periodista Carlos Segovia en su momento, Escrivá «defendía en su etapa como presidente de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) en 2016 que no tenía importancia el Fondo de Reserva, porque lo importante era cómo cubría el Estado el agujero». La entrevista terminó con una pregunta de Sánchez sobre la gestión del gobierno durante la pandemia. «El resultado es espectacular, ¿no?». «Efectivamente», replicó Escrivá. Yes, prime minister.
Uno puede otorgarle a Escrivá el beneficio de la duda. Quizá una vez sentado en su nuevo sillón considere que es importante ser independiente del gobierno. La institución lo merece. Lo más probable, sin embargo, es que se limite a repetir «efectivamente» como cuando fue ministro. Podría haber llegado por méritos propios a ese cargo, pero es consciente de que lo ha conseguido por su docilidad.