Pedro Sánchez, el burlador burlado
«Cuando accedió al poder, España era el quinto mejor país del mundo para ser mujer, según la Universidad de Georgetown, y ahora estamos en el puesto 27»
Ilustración de Alejandra Svriz
Aunque el crispado panorama político no está para muchas alegrías, se ha producido estos días un suceso realmente divertido de puro ridículo. Los cheerleaders del presidente se lanzaron en tromba a celebrar que iba a recibir el galardón He for She de la mano de una famosa actriz, capitaneados por el inefable Óscar Puente que escribió en X: «Dios mío. Esto no se [sic] si lo va a superar Feijóo [sic]. Anne Hathaway entregará un premio a Pedro Sánchez la próxima semana en Nueva York». Que alguien cuya gestión ha sumido a los sufridos usuarios de Renfe en una tortura constante tenga tiempo libre para estar en las redes sociales ya sería motivo de dimisión, pero es que, además, no hay derecho a que se nos abochorne a todos los españoles con un ministro que suelta semejantes sandeces y que comete dos faltas de ortografía en 11 palabras.
Que personas que hace mucho tiempo que dejaron atrás la adolescencia se comporten de esta manera y que, para colmo, ostenten importantes cargos públicos ya es de por sí bastante patético, pero es, encima, ese supuesto premio nos costó a todos los españoles 2,5 millones de euros y, al final, ni tan siquiera tuvo su codiciada foto con Anne Hathaway, sino con una desconocida diplomática que pasaba por allí y le puso un pin en la solapa. Es decir, que timaron a Pedro Sánchez, el trilero mayor del reino, porque después de trincar la pasta, la famosa actriz dio una excusa trillada para no aparecer por el acto, quizá porque vio que al discurso que soltó Sánchez sobre su obsesión con los bulos –él, que no dice la verdad ni en el médico- no fue no ya ningún mandatario, sino nada de público y tuvieron que retrasarlo para ir a buscar a unas cuantas personas para que hicieran bulto. Y, claro, se desataron las burlas en las redes sociales. Ya que nos esquilman para alimentar el desmedido ego de Sánchez, por lo menos que sirva para echarnos unas risas.
Más allá de la anécdota en sí, el trasfondo es bastante grave. Y es que, ni aunque le hubiera entregado el pin –que ya me dirán, vaya premio roñoso- Hathaway, ¿qué nos aporta a nosotros como país? Para empezar, es bastante preocupante el culto a la figura del presidente, capaz de pagar de nuestros bolsillos una cuenta de X llamada «Mr. Handsome» que sirve para alabar lo guapo que es. A mí, personalmente, no me lo resulta, pero no importa, porque dudo que tengan ninguna relevancia las apreciaciones estéticas particulares con respecto a nuestros políticos.
Una vez coincidí en persona con Irene Montero y me pareció bellísima, pero eso no quita que su gestión haya sido un auténtico desastre para las mujeres, porque por culpa de sus dos leyes estrellas tenemos a más violadores por las calles y a mujeres víctimas de la violencia de género desprotegidas. A todo esto, se supone que estas pifias son las que han propiciado que premien a Pedro Sánchez por sus políticas feministas –como se lamentaba, con toda razón, la añorada por todos los columnistas Ángela Rodríguez Pam-, lo cual nos lleva a plantearnos la legitimidad de la entidad que le ha entregado el galardón.
El premio He for she parte de un movimiento con ese mismo nombre impulsado por UN Women, una entidad de Naciones Unidas para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de las Mujeres que pretende involucrar a los hombres en la lucha para la eliminación de la violencia y la desigualdad de género. ¿Y qué ha hecho Pedro Sánchez al respecto? Vayamos a los datos. Cuando él accedió al poder, España era el quinto mejor país del mundo para ser mujer, según el prestigioso ránking de la Universidad de Georgetown y tras sus seis años de Gobierno, ahora estamos en el puesto 27. Esta notable bajada está relacionada, sobre todo, con la percepción de inseguridad que tenemos las mujeres, percepción basada en el aumento real de los delitos contra la libertad sexual: entre 2019 y 2023 las agresiones subieron un 55% y cada dos horas se produce una violación en nuestro país. También ha aumentado la violencia de género, en concreto, un 10% en 2023.
«Se ha conseguido neutralizar el verdadero feminismo porque el término se ha usado como ariete contra los adversarios políticos»
Entonces la pregunta es, ¿por qué han premiado exactamente a Pedro Sánchez? ¿Cuáles han sido las políticas beneficiosas de él para nosotras? Claro, que también cabe la posibilidad de que a la UN Women le importen más los 2,5 millones de euros de gente necesitada de casito que las mujeres. Lo digo porque si hay un asunto de verdad sangrante en la actualidad es el estado de anulación al que someten los talibanes a las afganas y ahí tendrían que estar centrados todos sus esfuerzos si su objetivo fuera luchar por la igualdad, pero la realidad es que no solo no están haciendo nada por el tema –más allá de un triste tuit de compromiso en todo 2024-, sino que se dedican a hacer proselitismo del hiyab.
En los últimos años, se ha conseguido neutralizar el verdadero feminismo porque el término se ha usado como ariete contra los adversarios políticos y como forma de blanqueamiento para partidos, empresas y grandes corporaciones: se autodenominan feministas, sacan el lacito lila el 8-M y no hay ningún compromiso real para mejorar la situación de las mujeres. Y, por supuesto, miran hacia otro lado o, peor aún, celebran como «diversidad cultural» aberraciones como tapar de pies a cabeza a niñas o mujeres o introducir pañuelos en las vaginas de chicas para comprobar su virginidad.
Pedro Sánchez, con sus perfiles de X para llamarlo guapo, su corte de pelotas al más puro estilo norcoreano y sus premios de amor de compra y venta, empieza a parecerse a ese emperador al que unos rufianes le aseguraban que le estaban confeccionando un traje con ricas telas preciosas e hicieron que acabara desfilando desnudo. Ahora solo falta que alguien alce la voz para decírselo a ver si se entera.
