La mordaza de Bildu
«Sánchez ha entregado al entramado político del universo etarra la redefinición de las fuerzas del orden a través de la reforma de la ley de seguridad ciudadana»
Están consternados por el uso de pelotas de goma, pero no de Goma-2. Así es Bildu, y así es este Gobierno. Sánchez ha entregado al entramado político del universo etarra la redefinición de las fuerzas del orden a través de la reforma de la ley de seguridad ciudadana. Con esto habrán dado cemento legal a la construcción del relato sobre la «Transición fallida» que inició Bildu con su protagonismo en la Ley de Memoria Democrática de 2022.
En ese engendro legislativo se asegura que el franquismo se prolongó hasta 1983, coincidiendo así con el discurso político marginal de aquella época que decía que la democracia de 1978 era una continuación de la dictadura de Franco. Esta idea comenzó siendo la propia de un grupo asesino y de su brazo político, pasó después al mundo académico, mediático y cultural, y ahora pretende ser la dominante. El relato se fundamenta en que los etarras fueron en realidad luchadores antifranquistas y, por tanto, protagonistas del movimiento social que se opuso al régimen dictatorial.
Al tiempo, este cuento supone que el rey Juan Carlos y los políticos que hicieron la Transición constituyeron una farsa que hurtó al pueblo y a los movimientos sociales la ruptura, el ajuste de cuentas, y que de ahí proceden los males de «este país» que ellos vienen a solucionar. En realidad, como me contó Rosa Díez en las jornadas Verdades que cuentan, de la Fundación NEOS y la Universidad CEU San Pablo, los bilduetarras hacen lo que el PSOE sanchista quisiera hacer pero no se atreve. Ambos partidos se han repartido los papeles con un único objetivo: demoler el presente para crear una situación política en la que gobiernen a placer sin alternativa ni control.
Bajo el envoltorio de una mayor libertad de expresión y de manifestación, lo que hay es una reconfiguración del papel de las fuerzas del orden, una corrección a lo que hicieron la Policía y la Guardia Civil durante décadas, que solo fue la represión legal del mundo etarra. Esas izquierdas verán en la reforma de la ley de seguridad ciudadana la certificación de que tenían razón, de que esos agentes del orden eran «fascistas» y «herederos del franquismo» que combatían contra demócratas que solo querían expresarse.
Nos encontramos una vez más con la sustitución de la verdad histórica por el relato para justificar un discurso político. Estas izquierdas que nos gobiernan pretenden a través de la ley la reivindicación de supuestos colectivos «oprimidos» que, en su opinión, fueron perseguidos y represaliados «injustamente».
«Buscan que nos sintamos estafados por la Transición y por el espíritu de conciliación que engendró la Constitución de 1978»
Su intención es revisitar el pasado para decirnos que estábamos equivocados, que donde veíamos asesinos que disparaban en la nuca o ponían bombas indiscriminadas había luchadores antifranquistas por la democracia y la libertad. Quieren que en lugar de ver policías que cumplían órdenes nacidas de normas legitimadas por la soberanía nacional, veamos a peones del franquismo. Desean que consideremos que Herri Batasuna y sus secuelas políticas tenían razón cuando prometían cumplir la Constitución por «imperativo legal», al tiempo que mostraban su deseo de destruir el marco de convivencia. Buscan que nos sintamos estafados por la Transición y por el espíritu de conciliación que engendró la Constitución de 1978, por mucha reforma que este texto necesite.
La situación es grave porque al mismo tiempo que se produce la demolición de la democracia con el desprecio a la separación de poderes, al Estado de derecho, al imperio de la ley, al parlamentarismo, al pluralismo real y a la prensa libre, se está generando un discurso histórico suicida. Ese relato es que la España democrática estuvo mal desde el primer día, dirigida por políticos despreciables incluido el Rey, y que ellos, los delincuentes, los rupturistas, los del ajuste de cuentas, los que piden una guillotina en la Puerta del Sol, siempre han tenido razón y que por eso ahora toman el mando.
Ese mando no es solo para gobernar, es para constituir este país por la puerta de atrás. A los demás, a los que todavía pensamos que España debe seguir siendo una democracia, con todos sus defectos constitucionales reformables, y que valoramos la Transición y su espíritu conciliador, nos querrán poner una mordaza. La de Bildu.