Yolanda no supo, los periodistas sí
«Errejón ha sido la última puntilla. La cuestión es salvarse, ¿pero cómo hacerlo si todos—supongo que hasta Sánchez— ven en Sumar a un fiambre?»
La cuestión es salvarse. Convertido Íñigo Errejón en un cadáver político, todo radica ya en no quemarse en el fuego que está arrasando el poco crédito que le quedaba a Sumar, aunque también llegue la lumbre que todo lo calcina a Más Madrid y a lo lejos hasta en Podemos. El imberbe de la izquierda capitalina, Errejón, caído en desgracia ante las múltiples denuncias anónimas—al menos ya dos con nombres y apellidos— de acoso sexual, violencia machista. Lo sabe España entera, conoce ahora la adicción al sexo y a las sustancias que padeció, su tratamiento psicológico, y esos actos que veremos judicialmente hasta donde llegan.
Lo sabían también unos cuantos periodistas—los y las—que han llegado a expresar, ufanos, el mucho tiempo que llevaban teniendo esa información… ¿Pero qué periodista tiene sospechas de que una de las principales figuras de la izquierda tiene comportamientos sexuales intolerables y no lo investiga, lo corrobora y lo publica? Ah, sí, los pseudoperiodistas, por seguir en la jerga gubernamental. Comunicadores que mantuvieron su secreto entre ellos, protegidos al calor de la hermandad del oficio, alertados de lo que Íñigo podría llegar a hacer. Es más, periodistas, que dejan caer como el que no quiere la cosa, que convendría que otros partidos no se envalentonaran mucho con el asunto Errejón. Guiño, codazo, patada.
Horas después de que el portavoz dimitiera con ese comunicado escrito en errejones, resulta que hay quien asegura, sin vergüenza alguna, que en los círculos mediáticos y políticos esto que ha estallado era algo totalmente conocido y un tema de conversación asiduamente. Es la nueva modalidad del periodismo patrio: lo sabíamos todo, pero no contábamos nada. Estos deben ser los que le acusan ahora a los antiguos gerifaltes del oficio que se callaran ante lo que hacía y deshacía el por entonces rey Juan Carlos. Hombre, al menos ellos pueden argumentar que era por la estabilidad de la democracia o cualquier otra excusa, pero vosotros, ¿la continuidad del Estado español dependía de si os callabais que Errejón tenía serios problemas? «Qué mal está la profesión, que lo sabía y no decía nada, no como yo, que lo sabía y tampoco decía nada».
Si nuestros queridos compañeros de profesión, los de los círculos mediáticos y políticos que de tantas vueltas se acaban confundiendo, si ellos—una parte al menos—tenían constancia de los problemas de adicción del señor Errejón, cuando no de los comportamientos inadecuados, de las actitudes impropias de Errejón para con las mujeres, ¿Qué no sabían dentro de Sumar, Más Madrid o Podemos? El portavoz del partido más feminista de España y de parte del hemisferio norte resulta ser un tipo con problemas de adicción que además trata a las mujeres como objetos, y no dimite nadie. Espera, han expulsado a una de la última fila para aparentar que está todo controlado, ahora sí que sí ¿Pero qué broma es esta? Saben bien que su credibilidad está bajo mínimos, sepultada por una situación que exige dimisiones y salidas lo más honrosas posibles.
«¿Nunca le entró curiosidad a Yolanda Díaz por saber más de a quién luego metería en las listas electorales y nombraría portavoz?»
Ha habido un error, pero digan claramente quién lo cometió. Han fallado los protocolos, se ve a las claras que sí, pero ¿Cuáles eran esos protocolos en los que ni ellos mismos confiaban y por ende no tenían implantados? Y de quién fue la responsabilidad de no activarlos. Se supo en el verano de 2023 del hilo de X en la que una joven, de manera anónima, acusaba a Errejón de haberla tocado sin su consentimiento en un festival de música en Castellón, ¿Quién decidió no hablar directamente con esa chica? ¿No pedirle explicaciones—de verdad— al propio Errejón? Cerrada la no investigación en el partido, ¿nunca le entró curiosidad a Yolanda Díaz por saber más de a quién luego metería en las listas electorales y nombraría portavoz? ¿Ella no anda en esos círculos mediáticos y políticos donde se saben tantas cosas oficiosamente?
La cuestión es salvarse. Salvar a Yolanda, salvar a ese artefacto llamado Sumar, salvar al partido de la coalición. Pero el boquete es tremendo, las dudas de un posible encubrimiento de uno u otro miembro de la organización con Errejón son grandes y en según qué casos razonables, y la ilusión con esta nueva suma de izquierdas hace tiempo que se evaporó. Errejón ha sido la última puntilla. La cuestión es salvarse, ¿pero cómo hacerlo si todos—supongo que hasta Sánchez— ven en Sumar a un fiambre?