La confesión de Aldama y el caso PSOE: pongamos los puntos sobre las íes
Esta historia la han destapado periodistas. Periodistas valientes trabajando a la vieja usanza. Que nadie les robe el mérito, por favor.
La excitación general provocada por la confesión del empresario Víctor de Aldama en sede judicial ha llevado a algunos a tergiversar los hechos que nos han traído hasta aquí. Ante un acontecimiento tan poco frecuente como que alguien tire de la manta en España, todo el mundo se ha visto obligado esta semana a opinar sobre el tema y, como es lógico, la ignorancia ha jugado malas pasadas. También la cleptomanía, que ha obrado el milagro de que al escándalo le salgan de repente multitud de padres.
El equipo de palmeros al servicio de La Moncloa ha optado por una curiosa doble técnica. Primero, tratar de esquivar el asunto Aldama aprovechando la absurda polémica Broncano-Motos (¿de verdad que vamos a tener que hacer una noticia todas las veces que las editoriales, las discográficas o las distribuidoras de cine nos fastidian por darle prioridad a un medio/programa/periodista con más audiencia? ¿estamos locos?). Y en segundo lugar, minusvalorar la comparecencia del comisionista ante el juez con el argumento de que se trata de simples acusaciones carentes de pruebas.
Ese argumento de la falta de pruebas es completamente tramposo porque ya hay sobrada documentación del 80% de las cuestiones a las que Aldama se ha referido en su declaración, gracias al trabajo realizado por la prensa durante cuatro años y por la Guardia Civil los últimos dos. Pero lo más enojoso, al menos para quien esto firma, es la enorme confusión respecto a la paternidad de las informaciones periodísticas que se encuentran en el origen de este asunto.
Cuatro escándalos
El ‘affaire Aldama’ encierra en realidad cuatro grandes escándalos: Delcygate, el ‘caso Koldo/mascarillas/Soluciones de gestión’, el asunto Globalia y la trama de los hidrocarburos. Pues bien, como director de todos los periodistas que los han destapado, me veo en la obligación de reivindicar su trabajo. No es la primera ocasión que lo hago y seguiré insistiendo todas las veces que sea necesario porque no hay derecho a que algunos traten de apropiarse un mérito que no les corresponde. Ya que nos hemos comido cinco años de campañas infames y querellas de todo tipo, al menos que quede claro el asunto de una vez por todas.
Todo empezó el 23 de enero de 2020. Ese día, concretamente a las 18.29 horas, el periódico que entonces dirigía, ‘Vozpópuli’, abrió su portada con el siguiente titular: «Ábalos se reúne de madrugada y dentro de un avión con la vicepresidenta de Venezuela». Era el inicio de lo que hoy se conoce como Delcygate, y que había sucedido tres días antes, el 20 de enero. Como cuento en mi libro ‘Conexión Caracas-Moncloa’ (Ediciones B, febrero de 2022), aquella información pudo salir a la luz gracias a un impresionante trabajo coral y, especialmente, de tres periodistas: Antonio Rodríguez, Alejandro Requeijo y Gabriel Sanz. Y los días siguientes llegaron otras importantes exclusivas sobre el asunto, como la de sacar a la luz al famoso Koldo García o la publicada el 14 de febrero: «La embajada venezolana se llevó 40 maletas del avión de Delcy Rodríguez». Nosotros, por cierto, jamás dijimos qué había dentro de las maletas, sencillamente porque nunca estuvimos seguros.
Unas semanas más tarde, ya en plena pandemia, publicamos en el mismo periódico lo que entonces decidimos llamar ‘caso Soluciones de gestión‘. El 14 de abril de 2020 nuestro titular de apertura fue este: «El Ministerio de Transportes compra ocho millones de mascarillas a una empresa sin experiencia en material sanitario». Se trataba del primer contrato adjudicado a la trama (21 de marzo). Y era el comienzo de un enorme serial fundamentalmente firmado por Alberto Sanz, Antonio Rodríguez y Gonzalo Araluce en el que desde el primer momento se puso el foco en una empresa de Zaragoza que a todas luces era una tapadera para desviar dinero público.
El mérito de esos dos escándalos debe ser atribuido a sus legítimos descubridores porque bastante mal lo pasamos en su momento cuando nadie nos hacía ni puñetero caso. Ahora es muy fácil asegurar «yo ya lo dije». Es el caso del eurodiputado Alvise Pérez, que lleva años viviendo de las exclusivas de media profesión y que no tiene ningún derecho a apuntarse nuestro trabajo. No niego que alguna vez ese activista haya podido desvelar algún detalle colateral sobre la corrupción que rebosa el Gobierno, especialmente en forma de audios en bruto sin contextualizar, pero reto a sus miles de seguidores a que traten de buscar en sus canales una prueba de que publicó el ‘Delcygate’ o el ‘caso Koldo’ antes que nosotros. No la hay.
Y luego está el caso de Ramiro Grau, un venerable jubilado al que han paseado por radios y televisiones durante todos estos años cuando en realidad él no desveló nada: simplemente se trata de un lector inquieto que decidió hacerse eco de nuestras informaciones. Primero mandó cartas a algunas instituciones del Estado alertando de lo ya publicado y luego escribió varios libros en los que, como se puede comprobar fácilmente, se basa en nuestros recortes de prensa. Yo mismo le di cancha tanto en ‘Vozpópuli’ como luego en THE OBJECTIVE porque era de los pocos que apreciaron nuestro trabajo: en su caso citándonos siempre; no como Pérez, que nunca lo hace.
El tercer escándalo que tiene que ver con Aldama es el caso Globalia o Air Europa. Y la primera noticia que se publicó en la prensa española sobre su vinculación con la trama fue en THE OBJECTIVE el 27 de febrero de 2024. Ese día abrimos el periódico con este titular: «La trama de Koldo hizo negocios para Air Europa en presencia de Ábalos«. Firmada por Fran Serrato, Alberto Sierra y Ketty Garat, iba ilustrada con una fotografía en la que aparecían juntos Ábalos, Koldo y Aldama. Al día siguiente, algunos periódicos de la competencia empezaron a publicar también informaciones relevantes, pero nadie encontrará nada con anterioridad a esa fecha desvelando que el grupo empresarial de la familia Hidalgo usaba a Aldama para obtener prebendas del Gobierno.
El cuarto asunto es la trama de los hidrocarburos, desvelada a partir de una intervención policial del 7 de octubre de 2024 que acabó llevando a prisión a Aldama. THE OBJECTIVE publicó los días siguientes un serial de las periodistas Ketty Garat y Teresa Gómez en el que sobresalían dos informaciones: «La trama premió a Ábalos con un chalé tras un favor de Industria» (9 de octubre) y Un socio de Aldama confiesa: «Llevamos 90.000 euros en bolsas a la sede del PSOE» (10 de octubre). La primera noticia hace referencia al famoso chalé de Cádiz, y se aportan hasta los emails en los que Koldo y Ábalos van eligiendo la casa de entre varios anuncios del portal Idealista. Y la segunda tiene que ver con la confesión a cámara de un socio de Aldama que asegura que la trama pagó 600.000 euros a políticos del PSOE y que él en concreto llevó 90.000 a la sede de Ferraz. Lo del chalé fue posteriormente acreditado por la UCO en un demoledor informe y lo de los pagos en metálico ha sido avalado por Aldama esta misma semana detallando cantidades incluso mayores.
Aparte de esos cuatro asuntos capitales, el empresario también ha hablado en sede judicial de estos otros temas:
- Jésica. Amante de Ábalos durante unos años a la que la trama le pagaba un piso en la Plaza de España y de cuya existencia supimos gracias a las informaciones de Ketty Garat en THE OBJECTIVE. Estaba enchufada en una empresa pública y era acompañante de pago en algunos viajes oficiales.
- Wakalua. Es la filial creada por Air Europa para estrechar vínculos con la esposa del presidente del Gobierno, Begoña Gómez. Y fue THE OBJECTIVE quien sacó a la luz su existencia el 1 de marzo de 2024: Air Europa montó una filial para estrechar lazos con la mujer de Pedro Sánchez.
- Cena Delcy-Sánchez. El comisionista ha asegurado que la vicepresidenta venezolana tenía previsto cenar con Pedro Sánchez en Madrid durante su visita de 2020, información destapada en exclusiva por THE OBJECTIVE el 15 de octubre pasado: Aldama preparó una cita con Sánchez con motivo del viaje de Delcy a Madrid.
- Carta de invitación de Ábalos. Aldama argumentó que la visita de Delcy estaba perfectamente organizada por el Gobierno, entre otras cosas porque fue Ábalos quien la invitó mediante una carta. Esa misiva fue aportada por la Guardia Civil hace unas semanas, pero THE OBJECTIVE desveló su existencia el 15 de marzo: Ábalos invitó a Delcy Rodríguez a visitar España.
- Vinculación con la Policía Nacional. Aldama ha presumido de contactos policiales dentro y fuera de España, medio Gobierno se lo ha tomado a guasa, pero la realidad es que gracias a THE OBJECTIVE supimos el 10 de marzo que había sido confidente de la Policía e incluso el 21 de octubre llegamos a publicar un documento oficial que así lo demostraba.
Y además de estos asuntos conviene recordar otros muchos sobre este caso en los que THE OBJECTIVE ha hecho grandes aportaciones y a los que Aldama aún no se ha referido:
- El tiroteo de su coche una semana antes de su detención, con fotos incluidas.
- La existencia de Andrea y Claudia (Miss Asturias 2017), otras dos amigas de Ábalos también mimadas y colocadas en empresas públicas.
- La vida disoluta del ministro, publicada por vez primera en THE OBJECTIVE gracias a un serial de Ketty Garat.
- De aquel serial también destacan los once países visitados por Koldo y Ábalos tras dejar ambos el Gobierno, entre ellos Dominicana y Guinea, y en presencia de extraños empresarios.
- Los numerosos vuelos en Falcon a la República Dominicana… y sin justificación de ningún tipo. Escándalo desvelado por primera vez el 3 de mayo de 2023 gracias a Enrique Morales.
Y como colofón les recuerdo un asunto que también destapamos en nuestro anterior periódico, firmado por Beatriz Triguero y Joaquín Hernández, y que tiene que ver con el rescate de la aerolínea Plus Ultra, una empresa vinculada con el chavismo a la que el Gobierno regaló 53 millones de euros el 9 de marzo de 2021 con el argumento de que era estratégica para nuestra economía. Algún día conoceremos toda la verdad.
En resumen, que no se dejen engañar. Esta historia la han destapado periodistas. Periodistas valientes trabajando a la vieja usanza. Periodistas a los que yo he tenido el privilegio de dirigir y a los que se les ha reconocido muy poco su trabajo. Que nadie les robe el mérito, por favor. Seguimos.