¿Qué pensabais que iba a pasar?
«Alemania es la víctima más evidente de la política suicida europea del buenísimo occidental que ha ignorado los pilares del crecimiento económico»
Alemania se resiente. Su economía se ha frenado y la evolución de su Producto Interior Bruto (PIB) denota que la llamada «locomotora» de Europa no crece absolutamente nada desde el año 2017. La locomotora hace mucho que no tira del tren y las causas hay que buscarlas en una serie de nefastas decisiones que han colocado al país germano en una situación de vulnerabilidad absolutamente palpable. Esta situación es evidente desde hace ya varios años, por mucho que hayan tratado de desviar la atención mediante la manufactura de relatos que ya engañan a muy pocos.
Alemania ha echado el freno porque su producción industrial está en caída libre. Desde el año 2017 se ha desplomado 15 puntos, que se convierten en 20 puntos si hubieran seguido la misma tendencia que traían desde principios de los años 90. Son la víctima más evidente de la política suicida europea. Son la víctima paradigmática del buenísimo occidental y de haber ignorado, sistemáticamente, cuáles son los pilares del progreso y el crecimiento económico. Pierdo ya la cuenta del número de veces que, desde esta tribuna, hemos puesto el foco precisamente en eso. En el hecho de creer que, si se dinamitan los pilares del bienestar, no va a suceder nada.
El crecimiento se asienta sobre instituciones que respetan la libertad, la propiedad privada y los contratos. Pero se asienta también en el consumo de energía abundante, fiable y barata. Desde Europa llevamos años torpedeando todas y cada una de esas condiciones ‘sine qua non’ el crecimiento es imposible. El insufrible grado de intervencionismo económico europeo se ha unido a un aumento en la dependencia energética exterior. Nos hemos convertido, por decisión propia, en rehenes de regímenes sátrapas, para los que el chantaje es el modus operandi habitual. Lo vamos a pagar caro. Alemania ya lo está pagando.
Allá por el año 2010, contaban con un 25% de electricidad procedente de sus centrales nucleares. En una decisión de puro cálculo político, la canciller Merkel decidió establecer un calendario de cierre nuclear y lanzarse a la instalación masiva de energías renovables. ¿El resultado? Más de 500.000 millones de euros invertidos para terminar teniendo una de las electricidades más caras de Europa, ser el país que más emisiones tiene de toda la Unión Europa y contar con un sistema eléctrico absolutamente vulnerable y dependiente de las importaciones de sus vecinos. Especialmente, de la electricidad nuclear producida en Francia.
«Europa ha perdido el tren de la innovación, mientras que sigue jugando a ser los líderes de un cotarro en el que ya no pintamos nada»
Este sinsentido lo ha puesto de manifiesto hace solo unos días el CEO de la gran eléctrica alemana RWE, Markus Krebber. En una publicación en redes sociales, explicaba cómo Alemania tiene un problema muy serio de suministro eléctrico. Les falta potencia firme en el sistema, potencia necesaria para asegurar el suministro de electricidad cuando las renovables flaquean. Justo esa potencia que tenían con su 25% de energía nuclear y decidieron tirar por el desagüe porque se creyeron sus propias mentiras. Ni planeándolo se hubieran equivocado de manera tan flagrante.
Los altos precios energéticos están poniendo en jaque a toda la industria europea, a la alemana en particular. Las malas decisiones estratégicas están dando la puntilla final a un continente en horas bajas, cuyo papel en el contexto geopolítico internacional dista mucho de ser el que nosotros desearíamos. Hemos perdido el tren de la innovación y seguimos jugando a ser los líderes de un cotarro en el que ya no pintamos nada.
La guerra abierta contra los motores diésel y gasolina ha puesto a la industria automovilística europea al borde del abismo. Empresas de componentes como ZF o Bosch anuncian miles de despidos, fabricantes como Volkswagen, Audi o Ford anuncian también los despidos por miles. La compañía Northvolt, esperanza europea para la fabricación de baterías, anunció su quiebra hace apenas unos días. En total, hay sobre la mesa expedientes de procedimientos para despidos colectivos que superan las 125.000 personas. A las ya mencionadas, se unen también gigantes como Thyssenkrupp, Siemens, Airbus, Continental, Michelin, Vauxhall o Dyson.
¿Qué creíais que iba a pasar? ¿Qué pensabais, que íbamos a iniciar una persecución contra los coches y no iba a suceder nada? ¿Pensabais que íbamos a demonizar los combustibles fósiles y no iba a pasar nada? ¿Pensabais que íbamos a encarecer los precios de la energía y no iba a pasar nada? ¿Pensabais que íbamos a disparar los precios de la electricidad y no lo íbamos a notar? ¿Pensabais que íbamos a aumentar la dependencia del gas ruso y no iba a pasar nada? ¿Pensabais que Alemania iba a cerrar sus centrales nucleares y no les iba a pasar nada? ¿Pensáis que vamos a cerrar las nuestras en España y tampoco nos va a pasar nada?.
En serio, decidme, ¿qué pensabais que iba a pasar?.