The Objective
Francesc de Carreras

¿Estamos a tiempo de rectificar?

«Europa y EEUU se equivocaron en los años noventa tras la disolución de la Unión Soviética. Desaprovecharon una magnífica ocasión de tener peso en el mundo»

Opinión
¿Estamos a tiempo de rectificar?

Friedrich Merz. | Frederic Kern (Zuma Press)

En el último mes, dos importantes acontecimientos políticos han dejado una huella profunda en la política europea: el impactante comienzo de la presidencia de Trump y las elecciones alemanas del pasado domingo. Ambas se han dado en relación a una piedra de toque decisiva: la guerra de Ucrania. Veamos la situación desde algunas perspectivas para así intentar extraer consecuencias.

En primer lugar, destacar que no ha habido sorpresa alguna, todo estaba previsto. Por un lado, Trump ha cumplido con lo que había dicho sobre Ucrania: hay que terminar la guerra cuanto antes y tomaré iniciativas que lo solucionarán rápidamente. Por otro lado, los resultados de las elecciones alemanas han coincidido con lo que preveían los sondeos: el democristiano Friedrich Merz será el nuevo canciller aunque necesitará el apoyo parlamentario de uno o dos partidos y escogerá entre los situados en la centralidad política, no en los extremos. 

En segundo lugar, como era previsible, la Unión Europea ha quedado descolocada en esa nueva situación, está pagando los errores políticos cometidos y no parece que por ahora quiera enmendarlos. ¿Cuál es el primero de estos errores? Defender militarmente a Ucrania sin ejército propio, sólo con sanciones inútiles o con ayudas económicas que nunca se sabía si se hacían efectivas. En definitiva, una defensa de boquilla, de bla, bla, bla. La sensación que ha dado Europa es la de un poder desarmado, esa es además su realidad.

Trump, en cambio, ha cumplido con lo prometido. Sin utilizar estos términos, ha hecho lo que dijo Suárez en los inicios de la Transición: «puedo prometer y prometo», en este caso poner fin a la guerra. Habló con Zelenski y pactaron rápidamente. Tres años de desastres, muertes, destrozos y miseria resueltos en poco más de una hora y por teléfono. Una lección. Los dirigentes europeos exhibiendo sus valores morales pero sin armas y haciendo el ridículo. Ojalá aprendan y rectifiquen. Hasta ahora, Zelenski parece estar actuando de forma más inteligente y realista que todos ellos juntos. 

En tercer lugar, las elecciones alemanas, aunque su resultado estuviera previsto, han constituido una auténtica revolución. Al pusilánime Scholz le sucederá un Merz, con experiencia política pero también económica y empresarial, que puede liderar un bloque social en el que se reconozcan muchos alemanes que en estas elecciones no le han votado.

Desde luego no lo tiene fácil. La guerra de Ucrania, con el grave perjuicio causado por el cese en el suministro de la energía barata –petróleo y gas- que provenía de Rusia, es la consecuencia negativa más visible de esta lamentable guerra. En buena parte, de ahí viene el estancamiento de su economía que se refleja en la recesión técnica del último año y pico. 

«Scholz ha sido un paréntesis, Merz no puede serlo, debe ser el líder de un nuevo ciclo político y económico y ahí Europa necesita un ineludible acuerdo con Rusia»

Pero la que fue hasta hace poco la locomotora de Europa tenía otros flancos débiles que antes habían sido sus grandes fortalezas: la crisis de la industria del automóvil en primer lugar y el decrecimiento de los bienes exportables al resto de Europa y a todo el mundo. Los conocimientos económicos de Merz seguramente le servirán para no cometer los errores que ya provenían de la época de Ángela Merkel.

Pero, además, deberá enfrentarse al principal problema político de Alemania y de Europa: la inmigración, obviamente necesaria, inevitable y beneficiosa desde muchos puntos de vista, pero con inconvenientes políticos de todos conocidos, especialmente la inmigración musulmana que puede pasar a ocupar el papel de los judíos en los años treinta del siglo pasado y que es el principal motivo del auge de los partidos nacionalistas y antieuropeístas, los llamados partidos de extrema derecha

A la vez que se van solucionando estos problemas, la UE deberá afrontar quizás lo más complicado, incluso desde el punto de vista económico: una auténtica política de Defensa militar y de seguridad interior y la no dependencia exclusiva de la OTAN, es decir, de EEUU. Ello presupone un esfuerzo financiero que sea compatible con el mantenimiento de las estructuras del Estado de bienestar y, por tanto, requiere sacrificios económicos que sean equitativos entre los ciudadanos. 

Nada de todo ello es fácil, ni mucho menos, por eso hablamos de problemas. Pero no son sólo importantes sino también urgentes: o se empiezan a plantear ahora, estimulados por las prisas de Trump, o no se resolverán nunca. 

Se ha dicho muchas veces que en las elecciones norteamericanas deberían votar también los europeos, y los occidentales en general, ya que las decisiones de Washington repercuten en todos nosotros. Pues bien, algo parecido sucede dentro de la esfera europea con las elecciones alemanas. Scholz ha sido un paréntesis, Merz no puede serlo, debe ser el líder de un nuevo ciclo político y económico y ahí Europa necesita un ineludible acuerdo con Rusia. Este es otro tema, ciertamente peliagudo, que dejamos para otro día. 

Solo dejar apuntado que Europa -y EEUU- se equivocaron en los años noventa tras la disolución de la Unión Soviética. Desaprovecharon una magnífica ocasión de ampliar su espacio, beneficiarse económicamente y tener peso en el mundo. No sé si se está a tiempo de rectificar, ni siquiera si se intentará. Pero me parecería fundamental hacerlo

Una Europa desde el Atlántico a los Urales, como pedía en sus tiempos el general De Gaulle. Esto es lo que se necesita. Pedirlo entonces era propio de un visionario, ahora es realista y también lo era en 1991: casi cuarenta años perdidos. No se aprovechó aquella ocasión, ¿estamos a tiempo de rectificar? Hay que intentarlo.

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