
Lecciones desde el Líbano
El Líbano, ese pedacito de Oriente Medio con dos importantes puertos, Trípoli y Beirut, recibe inversiones de todos ellos.

El Líbano, ese pedacito de Oriente Medio con dos importantes puertos, Trípoli y Beirut, recibe inversiones de todos ellos.

El creciente multipartidismo ha inaugurado en la política española una nueva etapa de futuro incierto.

En su afán por llamar la atención y ocupar el mapa perceptivo de los votantes, nuestros políticos ya no saben qué inventar. O mejor dicho: han perdido todo pudor a la hora de inventar.

Cumplir 10 años de algo siempre debe ser causa de celebración. En el caso de Whatsapp debería ser lo mismo. Pero, quizás por mi natural inclinación hacia la distopía, mi muy venezolana aversión al paraíso en la tierra, dudo si es correcto hacerlo. Y en ese dilema llevo toda la noche, tratando de encontrar el pie correcto para entrarle a este artículo.

Whatsapp nació en 2009 como sustituto sencillo y práctico de los SMS y como un paraíso de confesiones y confidencias para gente tímida. Uno de los puntos de inflexión de esta aplicación llegó en agosto de 2013 cuando se incorporaron notas de audios.

24 de febrero de 2016. Hace tres años, Sánchez y Rivera escenificaban la firma del acuerdo de investidura del líder socialista. El lugar, la Sala Constitucional del Congreso de los Diputados. El políptico de los ‘Padres de la Constitución’, su principal testigo. Pictórica jornada con sabores de Transición.

Sé muy bien que los Mercader ya no me dejarán en paz. He dedicado tanto tiempo a entrometerme en sus vidas, que Ramón, el asesino de Trotsky, y Caridad, su madre, ya son como de mi familia. Me alegro mucho cuando descubro alguna noticia relacionada con ellos y me parece que se han olvidado de mí cuando dejan de darme señales de vida durante unos meses.

Lo que hizo Angélica Liddell encima del escenario de los Teatros del Canal durante tres noches no tiene nombre. No se puede decir.

Pedro Sánchez siempre ha sido un significante vacío. Cuando consiguió sacar adelante la moción de censura, una buena parte de la socialdemocracia llenó ese vacío con lo que quería ver, proyectó sus deseos en él y lo construyó a su gusto: ya no era el político vacío y ambiguo de antaño, sino un estadista que nos sacaba de los años oscuros del rajoyismo y un socialdemócrata moderno que combinaba el rigor con la justicia social.