Según me informa el traductor simultáneo de Google Chrome, 川谷 絵音 significa Kawatani Enon. Es el nombre del cerebro detrás de Indigo la End y ゲスの極み乙女 (Gesu No Kiwami Otome, o ‘Niña en la apoteosis de la grosería’), dos de los más grandes descubrimientos musicales de mi vida. Y la razón por la que este cínico exiliado, mal acostumbrado al tosco sonido del clavecín y la taciturnidad del jazz, ha vuelto a cantar caminando por la calle, tocando esa batería invisible que no percutía desde los quince años. Todo gracias a estar a las dos de la mañana explorando entre canales de Youtube de japoneses, haciendo voyeurismo con mi traductor de Chrome.