THE OBJECTIVE
Antonio Orejudo

Pan y circo

Lo único que lamento es que el Gobierno no sea igual de eficaz y generoso con el resto de inmigrantes que han iniciado los mismos trámites que Diego Costa, pero que no juegan al fútbol en Primera División.

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Pan y circo

Lo único que lamento es que el Gobierno no sea igual de eficaz y generoso con el resto de inmigrantes que han iniciado los mismos trámites que Diego Costa, pero que no juegan al fútbol en Primera División.

Cuánto me alegra que Diego Costa, el inmigrante brasileño que trabaja de delantero centro en el equipo de fútbol Atlético de Madrid, haya conseguido tan rápido la nacionalidad española. En realidad no sé si la tiene ya, porque antes de que el Ministerio del Interior iniciara el procedimiento, Diego Costa tenía que firmar un papel declarando que prefería jugar con la selección española y no con la brasileña, como le correspondía. Puesto que, según nos informa este periódico, el trámite ya se ha producido, no creo que pase mucho tiempo hasta que le arreglen los papeles.

Como digo, me alegro por él. Y además me encantará verlo jugar en nuestra selección, y disfrutaré con los goles que seguro que marca en el campeonato mundial de este verano. Lo único que lamento es que el Gobierno no sea igual de eficaz y generoso con el resto de inmigrantes que han iniciado los mismos trámites que Diego Costa, pero que no juegan al fútbol en Primera División.

¿Cuántos hinchas de la selección española considerarán que en el caso Costa el Gobierno está siendo demasiado permisivo con la inmigración? De los que sostienen que el poco trabajo que hay en España debería repartirse primero entre los españoles, ¿cuántos hay que se alegran por este proceso de nacionalización exprés?

No sé si Diego Costa le está quitando el puesto a un joven delantero de la cantera, y no sé tampoco a quién convocaría Vicente del Bosque en el caso de que Costa hubiera preferido jugar con Brasil. Lo único que sé es lo que sabemos todos: que si en el mundo del fútbol se aplicaran las leyes fiscales y la política de inmigración con la misma dureza que en otros ámbitos, las revueltas sociales que el paro y los recortes no han logrado provocar ya estarían aquí.

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